THE OBJECTIVE
José María Albert de Paco

Diga 133, por cuatriplicado

«Hasta cuatro veces la voz megáfona de pantocrátor, reverberación del eco divino de los locutores que en TV3 retransmitieron el procés, nos hicieron oír 133»

Opinión
3 comentarios
Diga 133, por cuatriplicado

Ilustración de Salvador Illa. | Alejandra Svriz

La ridícula gravedad que rezumó la investidura de Salvador Illa, las ínfulas de coronación medieval de la ceremonia; el aura de elegido, más que de electo, que pretende proyectar el personaje, y esa cordialidad de mano flácida y risa de conejo que parecía imperar en los corrillos, me retrotrajeron al pujolismo más rigorista. Incluso el padrinazgo in corpore del Viejo, al que vimos departiendo animadamente con la vicepresidenta Montero (en la que probablemente haya sido su última conversación en lengua impropia), y la insistencia de los tertulianos en abrochar la postal con el presuntuoso «sobrio», tanto más falso cuanto más reiterativo, apuntalaban la renaixença del oasis.

El ya presidente de la Generalitat, de hecho, había hecho suyo en el discurso de toma de posesión la fantasmagoría del cent trenta-tresè president… , conforme al listado que se sacó de la manga un comité de expertos capitaneado por el historiador Josep Maria Solé i Sabaté, a quien Jordi Pujol, obsesionado con la idea de revestir la Generalitat de pedigrí milenarista (recuerde el lector la campaña institucional «Catalunya 1.000 anys», que tanto alegró la vida de la prensa), encargó la «investigación», auspiciada por Enciclopèdia Catalana. Aquella concienzuda labor al servicio de la mitología añadió once presidentes a la nómina oficiosa, que ya en 1980 había convertido a Pujol en el 115º presidente de Cataluña. Entre los medios que traficaron con dicha mercancía, por cierto, no faltó El País. Firmaba la noticia el psicópata en ciernes Alfons Quintà, ya entonces dado al menudeo:

«En el plano formal, la noticia del día fue la toma de posesión de Pujol como 115º presidente de la Generalidad. Pero en el orden de la trascendencia de la política real, destaca la profundización de la maniobra conjunta de socialistas y Tarradellas para socavar el escaso poder del presidente Pujol. Tarradellas ha dejado la Generalidad «atada y bien atada», en el sentido de que, por un lado, deja colocados en ella a sus amigos y confidentes, y por otro, ha excitado la confrontación entre socialistas y Pujol».

La historiografía recreativa de Solé apuntaló el delirio pujolista; sobre todo, para que «en el orden de la trascendencia», lo trascendente fuera el orden y la «política real» fuera lo más semejante a un romancero. Tal es la mística ultramontana que ha abrazado Illa, a modo de frontispicio de una legislatura que promete ser tan siniestra como su gesticulación pandémica, y en la que, en nombre de la paz social, todo aquel que cuestione el corpus, empezando por la sumisión a la cronología paleozoica, será tildado no ya de anticatalán, sino, dado Sánchez, también de antiespañol.

«Señoras y señores, bienvenidos y bienvenidas al Palacio de la Generalidad, sede del Gobierno de Cataluña. Dará comienzo el acto de toma de posesión del cent trenta-tresè president de la Generalidad de Cataluña.» Hasta cuatro veces la voz megáfona de pantocrátor, reverberación del eco divino de los locutores que en TV3 retransmitieron el procés, nos hicieron oír 133.

Ahora bien, ni Rull, el delincuente indultado que escenificó cómo serían los lunes en una Cataluña independiente, ni Illa, que se atrevió a proclamar que gobernaría «para todos», remedando al Artur Mas que se ufanó de tolerar que Albert Rivera hablara en catalán; ni Rull ni Illa, decía, tuvieron arrestos para incrustar ese ‘133’ en la resolución del pleno del Parlamento y la promesa oficial del cargo, no fuera a ser que un antiespañol, yo mismo, lo impugnara ante la justicia; no fuera a ser, en fin, que se lastimaran, que prenguessin mal.

Ésta siempre fue tierra de cobardes y me alegró de que ambos, siquiera por omisión, lo dejaran claro.

Bola extra

El entierro del procés, esa pobretona unanimidad a la que se le ven todos los costurones. Como si el procés no estuviera muerto desde que Ciudadanos se convirtió en primera fuerza.

Segunda bola extra

El Confidencial, 29 de septiembre de 2020. El doctor y profesor en Derecho de la Universitat Pompeu Fabra, Pere Ripoll ha hallado a dos nuevos presidentes de la Generalitat durante la época medieval, por lo que Quim Torra sería el 133 ‘president’ y no el 131. […] Hasta ahora, la historiografía había considerado a estos dos regentes como «una especie de tecnócratas al frente de la institución», si bien Ripoll ha afirmado que su hallazgo permite afirmar que «lo más cercano a la presidencia actual que experimentó la Generalitat medieval y moderna fue el sistema de regencia de la institución». Los dos regentes ocuparían el 5º y 6º lugar en la lista de presidentes, por lo que la numeración actual debería desplazarse dos números y Torra pasaría a ser el 133 y no el 131 como se afirmaba hasta ahora.

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