Ganar el debate y perder las elecciones: Harris gana y Trump apuesta por los indecisos
«Harris superó las expectativas y consiguió reposicionarse como una candidata viable. Trump perdió el control en diversas ocasiones»
Debate entre Donald Trump y Kamala Harris. | Europa Press
El debate entre el expresidente Trump y la vicepresidenta Harris probablemente no cambiará las claves estratégicas previamente establecidas por los electores, los dos equipos electorales y los candidatos. Ya antes del debate, Trump había recuperado la iniciativa y una pequeña ventaja en los cálculos probabilísticos del colegio electoral.
El acontecimiento más importante de la noche fue que al terminar el debate, Taylor Swift anunció finalmente su intención de apoyar a Harris. Simultáneamente, el equipo de Harris solicitó públicamente al de Trump un segundo debate en octubre, en un cambio táctico algo inesperado, característico de los candidatos que no han conseguido aún sus objetivos estratégicos.
Los medios darán por ganadora indiscutible del debate a Harris esta semana. En las encuestas nacionales es posible que Harris mejore un par de puntos para este fin de semana. La próxima semana es igualmente probable que veamos una mejora apreciable a favor de Trump en los estados clave.
Harris puede haber ganado el debate en términos generales, según los medios, y según la opinión pública nacional. En términos estratégicos concretos, en función de las claves de persuasión electoral, es probable que Trump haya mejorado su posicionamiento con los votantes independientes y hasta ahora indecisos en Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, North Carolina, Georgia, Arizona, y Nevada, los estados competitivos que volverán a decidir el ganador, ya que la composición demográfica del electorado en estos estados es lo suficientemente distinta a la media nacional. No todos los votantes son iguales y cada sector demográfico, bien entendido, tiene sus propias claves, afinidades, y preferencias relativas.
«La cuestionable imparcialidad de los moderadores quedó en evidencia»
Harris superó las expectativas y consiguió reposicionarse como una candidata viable. Trump perdió el control en diversas ocasiones, dándole a sus detractores material suficiente para atacarle y declararle como el perdedor absoluto del debate. La cuestionable imparcialidad de los moderadores quedó en evidencia, tristemente. Una vez más, vemos como una de las grandes cadenas de televisión del país pierde los papeles y credibilidad con más de la mitad de la nación, el sesenta por ciento de la población que, en principio, está abierto a considerar la posibilidad de votar por Trump.
En privado, los estrategas de Harris saben que su actuación no fue mala, pero tampoco buena. Su comportamiento fue artificial, evasivo, repetitivo e impreciso. Y a pesar de ello, es sensato concluir que ganó el debate gracias al comportamiento errático de Trump, quien una vez más ignoró que el debate es una gran oportunidad de hablar con los electores, que no se puede desperdiciar discutiendo con los moderadores. En algunos momentos, su conducta fue similar a la del desastroso debate de hace cuatro años con Biden.
Antes del debate, la campaña de Trump afirmaba haber recuperado la ventaja en la carrera electoral, basándose principalmente en modelos probabilísticos experimentales que le otorgaban casi un 65% de probabilidades de ganar. En las encuestas, los muestreos nacionales sugieren una elección estable con una ventaja nominal para Harris. Como es bien sabido, en EEUU, una de las garantías democráticas estructurales para defender a la minoría de los abusos de poder, la mayoría es que lo que cuenta son los votos del colegio electoral, no los de la población. Las encuestas estatales mostraban ya cierta mejora para Trump, lo que le daba una ligera ventaja antes del debate en las estimaciones del colegio electoral.
En función de mejores expectativas en los estados competitivos clave (para Harris en Michigan y Wisconsin, y para Trump en Nevada, Arizona, Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania), los mercados de predicción también le daban a Trump una ligera ventaja. La encuesta del The New York Times/Siena del domingo pasado también daba ventaja a Trump por primera vez desde la expulsión de Biden. Esa misma encuesta ya contenía avisos para Harris sobre problemas potenciales de imagen y de propuestas.
Según ambas campañas, la evaluación de las propuestas de Harris se ha estabilizado, lo que hace más probable que el proceso electoral siga siendo competitivo después del debate de esta semana. A medida que nos acercamos a la recta final de la campaña, ambos equipos afinarán los mensajes y su orientación demográfica. Para los demócratas, los principales temas son la economía, el aborto y la atención médica. Para los republicanos, los principales temas son la inmigración/seguridad fronteriza, la economía, el crimen y la deuda/gasto. Los independientes están algo más alineados en temas con los republicanos en este ciclo. Las principales preocupaciones de los independientes son la economía, la inmigración/seguridad fronteriza y la falta de vivienda. Esta segmentación diferenciada explica el énfasis que Harris, Trump, y los moderadores intentaron imponer durante el debate.
«Los indecisos y leaners ahora favorecen a Trump»
Los indecisos y los que de momento solo se inclinan por uno u otro candidato (leaners) ahora favorecen a Trump. Y después de este debate, probablemente todavía más. Antes de que Biden se retirara, los indecisos favorecían a Biden. Desde entonces, favorecen a Trump. El número total de indecisos ha disminuido a medida que Harris recuperaba parte del terreno perdido por Biden. Harris obtiene mejores resultados en las encuestas nacionales y en los estados clave sin incluir leaners. Trump obtiene mejores resultados una vez que se asignan indecisos y leaners. El debate is probable que intensifique esta dinámica.
Trump y Harris llegaron al debate del 10 de septiembre empatados a nivel nacional. Harris lideraba en aborto y atención médica, y Trump en inmigración y economía. Los votantes independientes se parecen más al perfil del votante republicano por ahora. Los indecisos se inclinan por Trump, principalmente por esos temas. Si las elecciones fueran hoy, la mejor oportunidad de Harris para llegar a 270 en el colegio electoral es ganar Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Trump puede llegar a 270 con una victoria clara en el Cinturón del Sol y solo un estado del Cinturón del Óxido (Wisconsin o Michigan) o Pensilvania sin Nevada y Arizona.
«Es posible que Trump haya perdido el debate para poder ganar las elecciones en Pennsylvania, Georgia, North Carolina y Arizona»
Para mejorar sus posibilidades después del debate, Harris tiene que mejorar con los votantes para los que la economía y la inmigración son los temas más importantes, o mejorar con los independientes y los indecisos. Probablemente, mejorará solo con los muchos detractores de Trump. Trump tiene que aprovechar la ola de realineamiento en el Cinturón del Óxido (Rust Belt) para mejorar sus posibilidades, en particular entre los votantes blancos no universitarios y los votantes no blancos. Trump tiene que hacer más y mejor aquello que ya está haciendo, ya que no consiguió estabilizar su imagen con sus detractores durante el debate. Harris tiene que hacer algo nuevo para ampliar su atractivo.
Es probable que Harris tenga que moderarse en sus propuestas, intentar ocultarlas, como hasta ahora, o dinamizar la coalición bipartidista anti-Trump para recuperar terreno y poder ganar. Este fue claramente su objetivo estratégico fundamental durante el debate. Las divisiones internas dentro de la campaña de Harris sobre cómo proceder tendrán que resolverse después de haber ganado el debate para no perder las elecciones. De momento han decidido con éxito que atacar a Trump personalmente es la mejor opción. Por su parte, intencional o accidentalmente, es posible que Trump haya perdido el debate para poder ganar las elecciones en Pennsylvania, Georgia, North Carolina y Arizona.
