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Netanyahu, elogio del demonio

«El califato islámico busca destruir Israel y volver a la edad media musulmana, un horror parecido a la edad media cristiana»

Opinión
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Netanyahu, elogio del demonio

Alejandra Svriz

Qué fácil resulta demonizar a Netanyahu, con un paisaje de horror al fondo. Conviene escucharlo, o leerlo. Aquí va el texto de la histórica intervención de Netanyahu en la ONU, comentada en negritas.

Texto íntegro del discurso del Primer Ministro Benjamin Netanyahu ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 27 de septiembre de 2024, facilitado por la Oficina del Primer Ministro.

«Señor Presidente, señoras y señores, no tenía intención de venir aquí este año. Mi país está en guerra, luchando por su vida.

Captatio benevolentiae, sin duda. Zelenski, por ejemplo, está en las mismas y no se plantea dejar de acudir. De hecho no para de viajar. ¿Por qué Netanyahu no va de gira como él? Veremos por qué luego.

Pero después de escuchar las mentiras y calumnias vertidas contra mi país por muchos de los oradores en esta tribuna, decidí venir aquí y dejar las cosas claras. Decidí venir aquí para hablar en nombre de mi pueblo.

En nombre del gobierno, parte del pueblo pide su dimisión, pero demos por buena la metonimia.

Para hablar en nombre de mi país, para hablar en nombre de la verdad. Y esta es la verdad: Israel busca la paz. Israel anhela la paz. Israel ha hecho la paz y volverá a hacerla. Sin embargo, nos enfrentamos a enemigos salvajes que buscan nuestra aniquilación, y debemos defendernos de ellos.

Texto

Descripción generada automáticamente

Es cierto: Israel busca la paz, la ha hecho y la ha impuesto muchas veces, venciendo en guerras que no empezó.

Estos salvajes asesinos, nuestros enemigos, no sólo buscan destruirnos, sino que buscan destruir nuestra civilización común y devolvernos a todos a una era oscura de tiranía y terror.

Es verdad, eso busca el califato islámico: destruir Israel y volver a la edad media musulmana, un horror parecido a la edad media cristiana.

 Cuando hablé aquí el año pasado, dije que nos enfrentamos a la misma elección eterna que Moisés planteó al pueblo de Israel hace miles de años, cuando estábamos a punto de entrar en la Tierra Prometida. Moisés nos dijo que nuestras acciones determinarían si legábamos a las generaciones futuras una bendición o una maldición.

Uf, esto pertenece a una era oscura, también, y todavía más antigua. Moisés como fuente de derecho internacional no parece una buena idea.

Y esa es la elección a la que nos enfrentamos hoy: la maldición de la agresión incesante de Irán o la bendición de una reconciliación histórica entre árabes y judíos. En los días que siguieron a ese discurso, la bendición de la que hablaba se hizo más patente.

Irán es gran parte del problema, pero no sólo. La reconciliación es posible, se ha visto con algunos países e Israel, en especial Jordania y Egipto, antiguos enemigos mortales de Israel.

Un acuerdo de normalización entre Arabia Saudí e Israel parecía más cerca que nunca. Pero entonces llegó la maldición del 7 de octubre. Miles de terroristas de Hamás apoyados por Irán irrumpieron en Israel desde Gaza en camionetas y motocicletas, y cometieron atrocidades inimaginables. 

La participación de Irán, probable, queda por probar.

Asesinaron salvajemente a 1.200 personas. Violaron y mutilaron a mujeres. Decapitaron a hombres. Quemaron vivos a bebés. Quemaron vivas a familias enteras: bebés, niños, padres, abuelos, en escenas que recuerdan al Holocausto nazi.

La mayor matanza en Occidente en décadas, sin duda. Un pogromo descomunal. El Holocausto nazi fue otra cosa, un procedimiento administrativo con métodos industriales.

Hamás secuestró a 251 personas de docenas de países diferentes, arrastrándolas a las mazmorras de Gaza. Israel ha devuelto a casa a 154 de esos rehenes, 117 de los cuales regresaron con vida. Quiero asegurarles que no descansaremos hasta que los rehenes restantes vuelvan a casa también, y algunos de sus familiares están hoy aquí con nosotros. Les pido que se pongan en pie.

Con nosotros está Eli Shtivi, cuyo hijo Idan fue secuestrado en el festival de música Nova. Ese fue su crimen, un festival de música. Y estos monstruos asesinos se lo llevaron. Koby Samerano, cuyo hijo Jonathan fue asesinado, y su cadáver fue llevado a las mazmorras, a los túneles del terror de Gaza, un cadáver retenido como rehén.

Salem Alatrash, cuyo hermano Mohammad, un valiente soldado árabe israelí, fue asesinado. Su cuerpo también fue llevado a Gaza. Y también el cuerpo de la hija de Ifat Haiman, Inbar, brutalmente asesinada en ese mismo festival de música.

Con nosotros está Sharon Sharabi, cuyo hermano Yossi fue asesinado, y que reza por su hermano mayor Eli, que sigue secuestrado en Gaza. Y también está con nosotros Yizhar Lifshitz, del kibutz Nir Oz, un kibutz que fue arrasado por los terroristas.

Afortunadamente, logramos la liberación de su madre, Yocheved, pero su padre, Oded, sigue languideciendo en el infierno terrorista clandestino de Hamás. Vuelvo a prometerles que devolveremos a sus seres queridos a casa. No escatimaremos esfuerzos hasta cumplir esta sagrada misión.

Por todos ellos y los 1200 asesinados, por su memoria, para protestar contra los asesinos, apenas nadie bajó a las calles de Occidente después del 7 de octubre, en el mayor acto antisemita (por omisión) que se recuerde.

Guerra en siete frentes

Señoras y señores, la maldición del 7 de octubre comenzó cuando Hamás invadió Israel desde Gaza, pero no terminó ahí. Israel pronto se vio obligado a defenderse en otros seis frentes de guerra organizados por Irán.

No es una maldición bíblica, es una mera agresión.

El 8 de octubre, Hezbolá nos atacó desde el Líbano. Desde entonces, han disparado más de 8.000 cohetes contra nuestros pueblos y ciudades, contra nuestros civiles, contra nuestros niños. Dos semanas después, los hutíes de Yemen, apoyados por Irán, lanzaron drones y misiles contra Israel, el primero de 250 ataques de este tipo, incluido uno ayer mismo dirigido contra Tel Aviv. Las milicias chiíes de Irán en Siria e Irak también han atacado a Israel docenas de veces en el último año.

Son hechos, no opiniones.

Impulsados por Irán, los terroristas palestinos de Judea y Samaria perpetraron decenas de atentados allí y en todo Israel. 

Judea y Samaria. Mmmm. Es Cisjordania para la comunidad internacional.

Y el pasado mes de abril, por primera vez, Irán atacó directamente a Israel desde su propio territorio. Disparándonos 300 drones, misiles de crucero y misiles balísticos. 

En efecto, y todos fueron destruidos antes de tocar el suelo.

Tengo un mensaje para los tiranos de Teherán: Si nos atacan, los atacaremos. No hay lugar -no hay lugar en Irán- que el largo brazo de Israel no pueda alcanzar. Y eso es cierto en todo Oriente Medio.

Toda una declaración de intenciones. De hecho, Israel ya ha atacado a Irán en alguna ocasión

Lejos de ser corderos llevados al matadero, los soldados de Israel han contraatacado con un valor increíble y con un sacrificio heroico. Y tengo otro mensaje para esta asamblea y para el mundo fuera de esta sala: Estamos ganando.

Es indudable: el ejército israelí ha sufrido bajas y está dispuesto al sacrificio. Y está ganando.

Bendición o maldición

Señoras y señores, mientras Israel se defiende contra Irán en esta guerra de siete frentes, las líneas que separan la bendición de la maldición no podrían ser más claras. Este es el mapa que presenté aquí el año pasado. Es un mapa de una bendición.

Muestra a Israel y a sus socios árabes formando un puente terrestre que conecta Asia y Europa. Entre el océano Índico y el mar Mediterráneo, a través de este puente, tenderemos líneas de ferrocarril, conductos de energía y cables de fibra óptica, y esto servirá para mejorar la vida de 2.000 millones de personas.

Qué duda cabe que una situación de paz en la región sería beneficios para todas las partes, y podrá sacar de la miseria a los palestinos de Gaza, víctimas de Hamás, pero que no parecen dispuestos a echar del poder.

Ahora miren este segundo mapa. Es el mapa de una maldición. Es un mapa de un arco de terror que Irán ha creado e impuesto desde el Océano Índico hasta el Mediterráneo. El arco maligno de Irán ha cerrado las vías fluviales internacionales.

En efecto, la influencia del régimen Irán es nefasta en la zona, además de tener sojuzgada a su población, especialmente a las mujeres.

Corta el comercio, destruye naciones desde dentro e inflige miseria a millones de personas. Por un lado, una bendición brillante: un futuro de esperanza. Por otro, un oscuro futuro de desesperación. Y si alguien cree que este oscuro mapa es sólo una maldición para Israel, deberías pensárselo mejor.

Buen argumento: perjudicar a Israel no hace sino perjudicar al propio Irán y a sus aliados.

«Irán es el país que lidera la concepción de la religión musulmana en tanto que práctica terrorista. Israel está librando esta batalla crucial para Occidente»

Porque la agresión de Irán, si no se frena, pondrá en peligro a todos y cada uno de los países de Oriente Próximo, y a muchos, muchos países del resto del mundo, porque Irán pretende imponer su radicalismo mucho más allá de Oriente Próximo.

Nunca mejor dicho. Aparte del riesgo del arma nuclear, Irán es el país que lidera la concepción de la religión musulmana en tanto que práctica terrorista  tanto intramuros como extramuros. Prácticamente sólo Israel está librando hoy esta batalla crucial para el futuro de Occidente.

Por eso financia redes terroristas en los cinco continentes. Por eso construye misiles balísticos con cabezas nucleares para amenazar al mundo entero. Durante demasiado tiempo, el mundo ha apaciguado a Irán. Ha hecho la vista gorda ante su represión interna. Ha hecho la vista gorda ante su agresión exterior. Pues bien, ese apaciguamiento debe terminar. Y ese apaciguamiento debe terminar ahora.

 El apaciguamiento, siempre el apaciguamiento… Cuántos crímenes cometidos en tu nombre…

Las naciones del mundo deben apoyar al valiente pueblo de Irán que quiere librarse de este régimen malvado. 

Es un deber moral, ético y político. Hay que, sin embargo, determinar el modo de hacerlo. ¿Apoyar financiando a la oposición democrática? ¿Una política de acogida de refugiados iraníes? 

Los gobiernos responsables no sólo deben apoyar a Israel para hacer retroceder la agresión de Irán, sino que deben unirse a Israel. Deberían unirse a Israel para detener el programa de armas nucleares de Irán.

A ver qué opinan Trump y Harris al respecto…

En este órgano y en el Consejo de Seguridad vamos a deliberar dentro de unos meses. Y pido al Consejo de Seguridad que vuelva a imponer las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán porque todos debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para garantizar que Irán nunca consiga armas nucleares. 

El problema es que en el Consejo de Seguridad están dos socios de Irán y de su eje antidemocrático: Rusia y China.

Llevo décadas advirtiendo al mundo contra el programa nuclear de Irán. Nuestras acciones retrasaron este programa quizás una década, pero no lo hemos detenido. Lo hemos retrasado, pero no lo hemos detenido. Irán pretende ahora militarizar su programa nuclear. Por el bien de la paz y la seguridad de todos sus países. Por el bien de la paz y la seguridad del mundo entero, no debemos permitir que eso ocurra. Y les aseguro que Israel hará todo lo que esté en su mano para que eso no ocurra.

Sólo Israel parece dispuesto a tomar medidas militares en este sentido.

Así que, señoras y señores, la pregunta que tenemos ante nosotros es simple: ¿Cuál de estos dos mapas que les he mostrado marcará nuestro futuro? ¿Será la bendición de la paz y la prosperidad para Israel, nuestros socios árabes y el resto del mundo?

¿O será la maldición en la que Irán y sus apoderados extiendan la carnicería y el caos por todas partes? Israel ya ha hecho su elección. Hemos decidido adelantar la bendición. Estamos construyendo una asociación para la paz con nuestros vecinos árabes, al tiempo que luchamos contra las fuerzas del terror que amenazan esa paz.

La Unión Europea todavía mantiene posturas equidistantes cuando no equívocas.

Hamás tiene que irse

Durante casi un año, los valientes hombres y mujeres de las FDI han estado aplastando sistemáticamente al ejército terrorista de Hamás que una vez gobernó Gaza. El 7 de octubre, día de la invasión de Israel, ese ejército terrorista contaba con casi 40.000 terroristas. Estaba armado con más de 15.000 cohetes. Tenía 350 millas de túneles terroristas -una red subterránea mayor que la red de metro de Nueva York- que utilizaban para sembrar el caos por encima y por debajo de la tierra.

Un año después, las FDI han matado o capturado a más de la mitad de estos terroristas, han destruido más del 90% de su arsenal de cohetes y han eliminado los segmentos clave de su red de túneles terroristas.

Pretende Netanyahu haber matado a el ejército a más de 20.000 miembros de Hamás. Es decir admite unas 20.000 víctimas inocentes. Habrían merecido unas palabras.

En operaciones militares mesuradas, hemos destruido casi todos los batallones terroristas de Hamás: 23 de 24 batallones. Ahora, para completar nuestra victoria, estamos centrados en acabar con el resto de la capacidad de combate de Hamás.

Qué se prepare el cocodrilo.

Estamos eliminando a los altos mandos terroristas y destruyendo la infraestructura terrorista restante. Pero mientras tanto, seguimos centrados en nuestra misión sagrada: traer a nuestros rehenes a casa, y no nos detendremos hasta que esa misión esté completa.

Para liberar a los rehenes hay que negociar y ofrecer algo a cambio. Lo sabe de sobras. Qué diga qué esta dispuesto a ofrecer por ellos.

Ahora, señoras y señores, incluso con la capacidad militar de Hamás muy disminuida, los terroristas siguen ejerciendo cierto poder de gobierno en Gaza robando los alimentos que permitimos que las agencias de ayuda lleven a Gaza.

Hamás roba la comida y luego sube los precios. Alimentan sus estómagos y luego llenan sus arcas con el dinero que extorsionan a su propio pueblo. Venden los alimentos robados a precios exorbitantes, y así es como se mantienen en el poder. Pues bien, esto también tiene que acabar, y estamos trabajando para ponerle fin.

Advertencia a los países que mandan alimentos a Gaza.

Y la razón es sencilla: porque si Hamás sigue en el poder, se reagrupará, se rearmará y atacará a Israel una y otra y otra vez, como ha prometido hacer. Por lo tanto, Hamás tiene que irse.

Más claro el agua.

Imagínense, para aquellos que dicen que Hamás tiene que quedarse, que tiene que formar parte de una Gaza de posguerra: ¿imagínense, en una situación de posguerra tras la Segunda Guerra Mundial, permitir a los nazis derrotados en 1945 reconstruir Alemania? Es inconcebible. Es ridículo. No ocurrió entonces y no va a ocurrir ahora.

Los nazis. La ley de Godwin. Ineluctable.

Por eso Israel rechazará cualquier papel para Hamás en una Gaza de posguerra. No buscamos reasentar Gaza. Lo que buscamos es una Gaza desmilitarizada y desradicalizada. Sólo entonces podremos garantizar que esta ronda de combates sea la última.

Desmentido de una reocupación de Gaza. Y Hamás ha de desaparecer. (Quedan 20 .000)

Estamos dispuestos a trabajar con socios regionales y de otro tipo para apoyar una administración civil local en Gaza, comprometida con la coexistencia pacífica.

A ver si las petromonarquías ponen la pasta de una vez para sus hermanos palestinos.

En cuanto a los rehenes, tengo un mensaje para los captores de Hamás: Dejen que se vayan. Que se vayan. A todos. Los que están vivos hoy deben ser devueltos vivos, y los restos de aquellos a los que matasteis brutalmente deben ser devueltos a sus familias. Esas familias aquí con nosotros hoy y otras en Israel merecen tener un lugar de descanso para sus seres queridos. Un lugar donde puedan llorarlos y recordarlos.

El asunto de los rehenes es delicado, cuando se sabe que Israel intercambió un soldado rehén Shalit por mil criminales palestino en 2011.

Señoras y señores, esta guerra puede llegar a su fin ahora. Todo lo que tiene que pasar es que Hamás se rinda, deponga las armas y libere a todos los rehenes. 

Es de un sentido común aplastante.

Pero si no lo hacen, lucharemos hasta lograr la victoria. La victoria total. No hay nada que la sustituya.

Y Occidente, y Europa, y España deberían estar en ese mismo esfuerzo de guerra.

Sobre Hezbolá, «ya basta».

Israel también debe derrotar a Hezbolá en el Líbano. Hezbolá es la organización terrorista por excelencia en el mundo actual.

En efecto, y más poderosa y mejor financiada que Hamás.

Tiene tentáculos que abarcan todos los continentes. Ha asesinado a más estadounidenses y más franceses que cualquier otro grupo, excepto Bin Laden. Ha asesinado a ciudadanos de muchos países representados en esta sala. Y ha atacado a Israel con saña durante los últimos 20 años.

Buena comparación. Es decir tan potente y peligroso como el Estado Islámico. 

La rama política de Hezbolá, el  Bloque de Lealtad a la Resistencia es reconocida por varios países occidentales.

El año pasado, sin provocación alguna, un día después de la masacre de Hamás del 7 de octubre, Hezbolá inició ataques contra Israel, que obligaron a más de 60.000 israelíes de nuestra frontera norte a abandonar sus hogares, convirtiéndose en refugiados en su propia tierra. 

El día siguiente de la masacre. Para prolongarla. Para celebrarla.

Hezbolá convirtió ciudades vibrantes del norte de Israel en pueblos fantasma. Así que quiero que piensen en esto en términos americanos equivalentes. Imagínense que los terroristas convirtieran El Paso y San Diego en ciudades fantasma.

Otra buena comparación. Todo es cuestión de ponerlo en la escala correcta.

Luego pregúntense: ¿Cuánto tiempo toleraría eso el gobierno americano? ¿Un día, una semana, un mes? Dudo que lo toleraran ni un solo día.

Apelación al orgullo estadounidense, muy cuco.

Sin embargo, Israel ha estado tolerando esta situación intolerable durante casi un año. Pues bien, he venido hoy aquí para decir basta ya.

No descansaremos hasta que nuestros ciudadanos puedan regresar sanos y salvos a sus hogares. No aceptaremos un ejército del terror encaramado en nuestra frontera norte, capaz de perpetrar otra masacre al estilo del 7 de octubre.

  Justificada justificación de los ataques en Líbano de los últimos días.

Durante 18 años, Hezbolá se ha negado descaradamente a aplicar la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que le exige alejar sus fuerzas de nuestras fronteras.

 Apelación al derecho internacional onusiano (que Israel incumple también, por cierto)

 En lugar de ello, Hezbolá se trasladó hasta nuestra frontera. Cavaron en secreto túneles del terror para infiltrarse en nuestras comunidades y dispararon indiscriminadamente miles de cohetes contra nuestras ciudades y pueblos.

No disparan estos cohetes y misiles desde emplazamientos militares -también lo hacen-, sino que los disparan después de colocarlos en escuelas, hospitales, edificios de apartamentos y viviendas particulares de los ciudadanos del Líbano. Ponen en peligro a su propia gente. Ponen un misil en cada cocina.

Exageración pero lícita: el uso de los civiles como carne de cañón de Hezbolá es abominable. Y Líbano un estado fallido del que debe ocuparse la comunidad internacional.

Un cohete en cada garaje. Le dije al pueblo del Líbano esta semana: Salid de la trampa mortal en la que os ha metido Hezbolá. No dejéis que Nasralá arrastre al Líbano al abismo. No estamos en guerra con vosotros. Estamos en guerra con Hezbolá, que ha secuestrado vuestro país y amenaza con destruir el nuestro.

Cuando pronunciaba esta palabras Nasralá ya había sido eliminado. Probablemente lo supiera.

Mientras Hezbolá elija el camino de la guerra, Israel no tiene elección. E Israel tiene todo el derecho a eliminar esta amenaza y devolver a nuestros ciudadanos a sus hogares sanos y salvos, y eso es exactamente lo que estamos haciendo.

Un derecho inalienable.

Esta misma semana, las FDI destruyeron grandes porcentajes de los cohetes de Hezbolá, construidos con la financiación de Irán durante tres décadas. Eliminamos a altos mandos militares que no sólo derramaron sangre israelí, sino también estadounidense y francesa.

Bien lo de involucrar a EEUU  y Francia. Y el enemigo es Irán. No por sabido hay que dejar de repetirlo.

Y luego eliminamos a sus sustitutos. Y luego a los sustitutos de sus sustitutos. Y seguiremos degradando a Hezbolá hasta que se cumplan todos nuestros objetivos.

Un camino hacia la paz histórica

Señoras y señores, nos hemos comprometido a eliminar la lacra del terrorismo que amenaza a todas las sociedades civilizadas. Pero para hacer realidad realmente la bendición de un nuevo Oriente Medio, debemos continuar el camino que allanamos con los Acuerdos de Abraham hace cuatro años. Por encima de todo, esto significa lograr un acuerdo de paz histórico entre Israel y Arabia Saudí.

 La solución es Abraham. El que inventó lo de llamar Abraham a los acuerdos era un genio.

Y habiendo visto los beneficios que ya hemos traído con los Acuerdos de Abraham, los millones de israelíes que ya han volado de ida y vuelta a través de la Península Arábiga sobre los cielos de Arabia Saudí a los países del Golfo, el comercio, el turismo, las empresas conjuntas, la paz, les digo, qué beneficios traería esa paz con Arabia Saudí.

Jerga de comercial, pero funciona.

Sería una bendición para la seguridad y la economía de nuestros dos países. Impulsaría el comercio y el turismo en toda la región. Ayudaría a transformar Oriente Medio en un gigante mundial.

Nuestros dos países podrían cooperar en materia de energía, agua, agricultura, inteligencia artificial y muchos, muchos otros campos. Una paz así, estoy seguro, sería un verdadero pivote de la historia. Marcaría el comienzo de una reconciliación histórica entre el mundo árabe e Israel, entre el islam y el judaísmo, entre La Meca y Jerusalén.

La fórmula “Entre la Meca y Jerusalén” es muy buena también.  Frente al horro de la guerra Netanyahu hace brillar un futuro de paz y prosperidad para la región.

Mientras que Israel se ha comprometido a lograr esa paz, Irán y sus aliados terroristas se han comprometido a hacerla fracasar. Por eso, una de las mejores formas de frustrar los nefastos designios de Irán es lograr la paz.

Buena sofística.

Esa paz sería la base de una alianza abrahámica aún más amplia, y esa alianza incluiría a Estados Unidos, los actuales socios árabes de Israel para la paz, Arabia Saudí y otros que elijan la bendición de la paz.

Impulsaría la seguridad y la prosperidad en todo Oriente Medio y aportaría enormes beneficios al resto del mundo. Con el apoyo y el liderazgo de Estados Unidos, creo que esta visión puede materializarse mucho antes de lo que la gente piensa. Y como Primer Ministro de Israel, haré todo lo que esté en mi mano para que así sea. Se trata de una oportunidad que ni nosotros ni el mundo debemos dejar escapar.

Vende un proyecto ilusionante de cooperación con el mundo árabe menos beligerante. Bien visto.

Una elección para el mundo

Señoras y señores, Israel ha hecho su elección. Queremos avanzar hacia una era brillante de prosperidad y paz. Irán y sus aliados también han hecho su elección. Quieren volver a una era oscura de terror y guerra.

Y ahora tengo una pregunta, y se la planteo a usted: ¿Qué elección hará? ¿Su nación estará con Israel? ¿Estará con la democracia y la paz? ¿O estará con Irán, una dictadura brutal que somete a su propio pueblo y exporta terrorismo a todo el mundo?

Preguntas retóricas de respuesta automática, pero resultonas.

En esta batalla entre el bien y el mal, no debe haber equívocos. Cuando uno está con Israel, está defendiendo sus propios valores y sus propios intereses. Sí, nos defendemos, pero también os defendemos contra un enemigo común que, mediante la violencia y el terror, pretende destruir nuestro modo de vida. Así que no debería haber confusión al respecto, pero, por desgracia, hay mucha confusión en muchos países y en esta misma sala, como acabo de oír.

Alusión a las intervenciones de varios países muy críticos con Israel, pero no nos identifica.

El bien se presenta como el mal, y el mal como el bien.

La inversión de valores: los enemigos de Israel se reclaman del bien frente al demonio judío.

Vemos esta confusión moral cuando se acusa falsamente a Israel de genocidio cuando nos defendemos de enemigos que intentan cometer genocidio contra nosotros. También lo vemos cuando el fiscal del Tribunal Penal Internacional acusa absurdamente a Israel de matar deliberadamente de hambre a los palestinos de Gaza.

Alusión a la acusación del TPI por crímenes de guerra y ottas de genocidio. Palabra y concepto sagrada para Israel.

Qué absurdo. Ayudamos a introducir 700.000 toneladas de alimentos en Gaza. Eso son más de 3.000 calorías al día para cada hombre, mujer y niño de Gaza. Vemos esta confusión moral cuando se acusa falsamente a Israel de atacar deliberadamente a civiles.

Antes ha dicho que la entrada de alimentos en Gaza sólo refuerza a Hamás.

Pobre defensa frente a las acusaciones de las muertes civiles provocadas por el ejército israelí.

No queremos que muera ni un solo inocente. Eso siempre es una tragedia. Y por eso hacemos tanto por minimizar las víctimas civiles, incluso cuando nuestros enemigos utilizan a civiles como escudos humanos.

Y ningún ejército ha hecho lo que hace Israel para minimizar las bajas civiles. Lanzamos volantes. Enviamos mensajes de texto. Hacemos millones de llamadas telefónicas para asegurarnos de que los civiles palestinos están fuera de peligro. No escatimamos esfuerzos en este noble empeño.

El problema es que todo esto no ha impedido la muerte de miles de civiles.

Vemos otra profunda confusión moral cuando los autodenominados progresistas marchan contra la democracia de Israel. ¿No se dan cuenta de que apoyan a los matones apoyados por Irán en Teherán y en Gaza, los matones que derriban manifestantes, asesinan a mujeres por no cubrirse el pelo y ahorcan a homosexuales en plazas públicas? Algunos se llaman progresistas.

 Requisitoria en toda regla contra el progreísmo (Teresa Giménez Barbat dixit) occidental.

Según el Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Irán financia y alimenta a muchos de los manifestantes contra Israel. ¿Quién sabe, tal vez algunos de los manifestantes o incluso muchos de los manifestantes fuera de este edificio ahora?

Pueril. En fin. No hace falta que lo alimente y financie.


Señoras y señores, el rey Salomón, que reinó en nuestra capital eterna, Jerusalén, hace 3.000 años, proclamó algo que a todos ustedes les resulta familiar. Él dijo: No hay nada nuevo bajo el sol.

Desbarrando, no se sabe siquiera si existió Salomón. A ver adónde quiere ir a parar.

Bueno, en la era de los viajes espaciales, la física cuántica y la inteligencia artificial, algunos dirían que es una afirmación discutible. Pero una cosa es innegable: definitivamente no hay nada nuevo en las Naciones Unidas.

Sigue el desbarre. A ver por dónde van los tiros…

Háganme caso. Hablé por primera vez desde este podio como embajador de Israel ante la ONU en 1984. Hace exactamente 40 años. Y en mi discurso inaugural aquí, hablé en contra de una propuesta para expulsar a Israel de este organismo. Cuatro décadas después, me encuentro defendiendo a Israel contra esa misma absurda propuesta.

Aaaaaahora. Rasgamiento de vestiduras ante la ONU por las propuestas hostiles, incluso de expulsión. 

¿Y quién lidera la carga esta vez? No Hamás, sino Abbas.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas. Este es el hombre que afirma que quiere la paz con Israel, pero sigue negándose a condenar la horrible masacre del 7 de octubre. Sigue pagando cientos de millones a los terroristas que asesinaron a israelíes y estadounidenses.

Ya salió el peine. Abbas. El líder en Cisjordania.  Aquel al que todos reciben como interlocutor legítimo y según Netanyahu cómplice y cooperador necesario del terror palestino.

Se llama Pagar por Matar. Cuanto más asesinas, más te pagan.

Acusación directa de los métodos mafiosos de los terroristas.

Y sigue librando una guerra diplomática sin tregua contra el derecho de Israel a existir y contra el derecho de Israel a defenderse. Y por cierto, equivalen lo mismo, porque si no puedes defenderte, no puedes existir. No por nuestros pagos, desde luego. Y quizá tampoco en los suyos.

En esta tribuna, hace 40 años, les dije a los patrocinadores de esa escandalosa resolución para expulsar a Israel: caballeros, dejen su fanatismo en la puerta. Hoy, le digo al Presidente Abbas y a todos ustedes que apoyarían vergonzosamente esa resolución: dejen su fanatismo en la puerta.

Hoy como ayer. Está bien la lanzadera temporal del cuatro décadas para denunciar el odio anti israelí.

El «pantano de bilis antisemita» de la ONU

El señalamiento del único Estado judío sigue siendo una mancha moral para las Naciones Unidas. Ha convertido a esta institución, antaño respetada, en despreciable a los ojos de la gente decente de todo el mundo. Pero para los palestinos, esta casa de las tinieblas de la ONU es su propia casa. Saben que en este pantano de bilis antisemita hay una mayoría automática dispuesta a demonizar al Estado judío por cualquier cosa. En esta sociedad anti-israelí  terraplanista, cualquier acusación falsa, cualquier alegación extravagante puede reunir una mayoría.

No le falta razón.

En la última década, se han aprobado más resoluciones contra Israel en esta sala, en la Asamblea General de la ONU, que contra todo el mundo junto. En realidad, más del doble. Desde 2014, este órgano condenó a Israel 174 veces.

Demencial.

Condenó a todos los demás países del mundo 73 veces. Son más de 100 condenas extra para el Estado judío. Qué hipocresía. Qué doble rasero. Qué broma.

Delirante.

Así pues, en todos los discursos que han escuchado hoy, en toda la hostilidad dirigida a Israel este año, no se trata de Gaza, sino de Israel. Siempre ha ido todo sobre Israel. Sobre la existencia misma de Israel. Y yo les digo, hasta que Israel, hasta que el Estado judío, sea tratado como otras naciones, hasta que este pantano antisemita sea drenado, la ONU será vista por personas justas en todas partes como nada más que una farsa despectiva.

 Más claro, el agua.

Y dado el antisemitismo en la ONU, no debería sorprender a nadie que el fiscal deI TPI, uno de los órganos afiliados a la ONU, esté considerando emitir órdenes de arresto contra mí y contra el ministro de Defensa de Israel, los líderes democráticamente elegidos del Estado democrático de Israel.

Factual.

La precipitación del fiscal del TPI, su negativa a tratar a Israel con sus tribunales independientes como se trata a otras democracias, es difícil de explicar por otra cosa que no sea puro antisemitismo.

Puro y duro.

Señoras y señores, los verdaderos criminales de guerra no están en Israel. Están en Irán. Están en Gaza, en Siria, en Líbano, en Yemen. Aquellos de ustedes que están con estos criminales de guerra, aquellos de ustedes que están con el mal contra el bien, con la maldición contra la bendición, aquellos de ustedes que lo hacen deberían avergonzarse de sí mismos.

Apunta con el dedo a los equidistantes, evidentemente.

Ganaremos porque no tenemos elección.

Pero tengo un mensaje para ustedes: Israel ganará esta batalla. Ganaremos esta batalla porque no tenemos elección.

Después de generaciones en las que nuestro pueblo fue masacrado, masacrado sin piedad, y nadie levantó un dedo en nuestra defensa, ahora tenemos un Estado. 

Alusión al Holocausto, fundamento de Israel.

Ahora tenemos un ejército valiente, un ejército de un valor incomparable, y nos estamos defendiendo.

Como dice el libro de Samuel en la Biblia:

«La eternidad de Israel no vacilará».

En el épico viaje del pueblo judío desde la antigüedad, en nuestra odisea a través de la tempestad y los trastornos de los tiempos modernos, esa antigua promesa siempre se ha mantenido y se mantendrá para siempre.

Tomando prestada la frase de un gran poeta: Israel no se irá suavemente en esa buena noche. Nunca tendremos que enfurecernos contra la extinción de la luz, porque la antorcha de Israel brillará para siempre.

Al pueblo de Israel y a los soldados de Israel, les digo: Sed fuertes y tened valor.

El pueblo de Israel vive ahora, mañana y siempre».

Un  final nacionalista poético para un tiempo oscuro. Qué menos.

Se habría agradecido alguna alusión a los países que sí ayudan a Israel. Porque si de verdad estuviera solo, ya no estaría.

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