THE OBJECTIVE
Francisco Sierra

La ignominia con Bildu

«Sánchez entrega a Bildu las llaves de cómo debe comportarse la Policía»

Opinión
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La ignominia con Bildu

Ilustración de Alejandra Svriz.

Era 2015. Le entrevistaban en Navarra Televisión. Su rostro se iba endureciendo, sus mandíbulas se tensaban, su tono de voz sonaba ya irritado y al final casi gritando decía: «Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces o veinte durante la entrevista. Con Bildu no vamos a pactar. En cualquier tipo de combinación en la que esté Bildu, el PSOE no estará». Era Pedro Sánchez. Un hombre de palabra. De palabra cambiante siempre en función de sus intereses políticos. 

Nuestro presidente solo tiene respeto por aquellos que le garantizan con sus votos su permanencia en el poder. Sánchez quiere acabar la legislatura y cree que eso solo pasa por conseguir aprobar los Presupuestos Generales como sea y a costa de lo que sea. Si lo consigue podrá aguantar dos años más en el poder. Cierto que sus infieles e insaciables socios le seguirán derribando leyes en el Congreso, pero él seguirá teniendo el BOE y los dineros. Son dos armas muy potentes. También necesita, y desde el poder es más fácil, controlar a esa prensa libre y a esos jueces independientes que siguen empeñados en informar e investigar sobre hechos y sucesos oscuros que ya rodean a su gobierno y a su entorno personal. 

El escándalo Koldo ya se está transformando en el escándalo Ábalos. Pero el que fuera su hombre de confianza hasta el punto de convertirlo en brazo armado dialéctico en la moción de censura contra Mariano Rajoy, el que le llevó al poder con la imagen de la lucha contra la corrupción, es ahora el que más huele a cadáver corrupto y peligroso porque no es de los que lo sufren callando. Ábalos amenaza ahora con extender la lupa a Óscar Puente y a Grande-Marlaska. Pero el foco que más atenaza a Sánchez es la investigación judicial sobre su esposa, Begoña Gómez, por corrupción y tráfico de influencias. Le duele en lo más profundo de su ser, en su ego. Por eso no se rebaja a dar explicaciones, solo a calificarlo de bulo y amenazar con la ayuda de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado.

Cuando Sánchez necesita votos es capaz de entregar lo que sea y a quien sea al que se lo exija. Aunque sea Bildu. Que los amigos de ETA sean los elegidos por Sánchez para anunciar cambios en la ley de la seguridad ciudadana, la llamada ley mordaza, asquea a gran parte de la sociedad, incluido a socialistas como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. No solo pacta con los amigos de ETA, sino que deja que sea la condenada por apología de terrorista, la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, la que anuncie un acuerdo que supone ir más allá de lo que había previsto en el Plan de Acción para la Democracia que Sánchez anunció como parte de su estrategia para controlar a los medios tras las informaciones sobre su mujer.

«Es tal la aberración que hasta el cada vez más ninguneado PNV advierte de que debe mantenerse el principio de autoridad»

La que fuera simpatizante de la banda terrorista ETA, la que sigue sin condenar ni uno solo de sus atentados, no podía dejar de sonreír mientras anunciaba que Bildu ha acordado con los socialistas minimizar las sanciones por faltas de respeto a la autoridad y desobediencia. Es tal la aberración que hasta el cada vez más ninguneado PNV, cuyo plan de reforma fue derrotado en 2017 por los votos en contra de ERC y, la ahora beneficiada, Bildu, advierte que se reserva el presentar enmiendas porque considera necesario que se mantenga «el principio de autoridad». Dice el portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, Aitor Esteban, que no tiene sentido suavizar la desobediencia, la manifiesta resistencia a la autoridad o la negativa a identificarse ante un agente de la ley. Suena raro, dice Esteban, que las sanciones por insultar a la policía en el ejercicio de sus funciones se retiren automáticamente si el multado se retracta o se disculpa por sus palabras. Un proceso tan surrealista que se podría repetir en bucle hasta el infinito. 

Y la verdad es que suena a algo más que raro. Para muchos es la ruptura del principio de autoridad fundamental para el trabajo y respeto de nuestras fuerzas de seguridad del Estado. Sánchez entrega a Bildu las llaves de cómo deben comportarse la Policía Nacional y la Guardia Civil. 

Y no es lo único. Aunque menos ruidosas que las concesiones a los independentistas catalanes, Bildu ha conseguido de Sánchez en la anterior legislatura el traslado de todos los presos etarras al País Vasco. El PNV consiguió, por su parte, las competencias penitenciarias. Las dos cosas juntas han acabado dando la razón al escenario más dañino que se temían las asociaciones de víctimas del terrorismo. Desde condiciones especiales para los etarras en las prisiones vascas, adelantos de los beneficios penales de tercer grado, hasta auténticas excarcelaciones encubiertas de lunes a viernes a asesinos que están todavía en segundo grado.

Incluso eso parece ya poco para Bildu que viene exigiendo la excarcelación de todos los presos etarras. No se escandaliza Sánchez, ni Grande-Marlaska, ni ningún cargo socialista cuando la consejera de Justicia, la también socialista, María Jesús San José, liberaba esta semana a dos etarras condenados por cinco asesinatos. 

No son dos etarras cualesquiera. Luis Mariñelarena cumplía condena en prisión por participar en el atentado con coche bomba que asesinó al que fuera vicelehendakari del PSOE vasco Fernando Buesa y al ertzaina Jorge Díez Elorza en febrero del año 2000. Sí. Están liberando antes de tiempo al asesino del socialista Fernando Buesa. El otro criminal, Harriet Iragi, fue el responsable de los asesinatos del concejal del PP José María Martín Carpena, del coronel del Ejército del Aire Antonio Muñoz y del fiscal del Tribunal Superior de Andalucía Luis Portero.

Dice la RAE que ignominia es afrenta pública, vergüenza, deshonor, ofensa, oprobio, agravio, injuria, denuesto, ultraje, baldón, deshonra, infamia, insulto, bajeza, descrédito, vilipendio, denostación, zaherimiento, jugada. Dejar en manos de Bildu la ley de seguridad y permitir la excarcelación encubierta y ahora manifiesta es una ignominia. 

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