Sánchez cumple con ETA
«El Gobierno excarcela a sus presos más sanguinarios. Así es esta izquierda inmoral, repugnante y sin ética. Colaboradores necesarios con banda armada»
Una de las características de la fortaleza democrática de un país es que la separación de poderes garantice, por su independencia, la igualdad de todos los ciudadanos ante la justicia. España era un país de reconocido nivel democrático hasta que llegó al poder Pedro Sánchez. A partir de entonces la degeneración democrática de España ha sido exponencial. Pocos países del mundo han retrocedido tanto en garantías procesales y seguridad jurídica como España. Lo del Tribunal Constitucional con Cándido Conde-Pumpido es cualquier cosa menos un tribunal. La Fiscalía General del Estado con Álvaro García Ortiz es una desgracia generalizada. Incluso para él. Y el papelón de la Abogacía del Estado a las órdenes del autócrata es patético.
Sánchez entiende el Estado como un cortijo al servicio de su poder y su familia. Sin ningún límite. Todo el comando Sánchez se ha llevado un serio varapalo porque todavía quedan profesionales en la judicatura, como Juan Carlos Peinado, que defienden la justicia contra Begoña y marea, y trabajan seriamente para que la justicia se abra paso entre tanta podredumbre. El juez Peinado es un ejemplo de profesional sólido capaz de desarrollar su trabajo, sorteando todo un campo de calumnias, mentiras y difamaciones, con la inteligencia de la instrucción legal profesional.
Peinado ha sufrido la calumnia, la difamación y la persecución, personal y familiar, desde todos los estamentos gubernamentales. El argumentario sanchista lo calumniaba llamándolo «el juez prevaricador». Además, ha sufrido la persistente negación de la realidad: «No hay nada», «No hay caso», «Hay exculpación por la UCO», «Es una investigación ilegal prospectiva»… Todo mentira. Tres jueces independientes, sin hija concejal del PP, que como Peinado tienen un DNI, no dos, han estudiado los recursos dando la razón al juez instructor a pesar de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. Han ordenado proseguir la instrucción ante los claros indicios de «tráfico de influencias» y «corrupción en los negocios».
¿Qué hizo Sánchez los cinco días que abandonó sus funciones de presidente para pensar qué hacer por la situación que sufría su esposa? ¿Qué le contó ella? Pedro Sánchez, desde aquellos días, afirma categóricamente respecto a la investigación de su mujer: «No hay nada de nada». Otra mentira más de Pedro Sánchez. Aseguran que hay mucho y para largo. A pesar de Sánchez, la justicia continúa.
Lo peor de la invasión de la justicia por la política es que sólo produce desigualdad y frustración. Con el autócrata Sánchez la justicia ha perdido su esencia al intentar eliminar su independencia. Sánchez utiliza la justicia como instrumento de gestión política y de pago por su poder. El destrozo de Sánchez en la justicia se traduce en miles de violadores, agresores sexuales y pedófilos excarcelados o con la pena reducida. Ha aprobado una amnistía atrofiada para todos los que participaron en el golpe catalán o ha dejado impunes a sus compañeros de partido por el robo de 675 millones en los ERE. Con Pedro Sánchez los límites no existen.
«Votar sí a la excarcelación de Txapote, Anboto o Kantauri debe tener consecuencias»
Lo malo es que lo que parece imposible de superar es superado. Todo lo anterior es nada ante la infamia de un balance insoportable: 380 años menos de prisión para 40 terroristas de ETA que suman 64 asesinatos. Eso es chapotear en la sangre y en la memoria de las víctimas. Pedro Sánchez y todos los que apoyan la medida son la peor escoria política y moral. Es muy lamentable que los diputados del Partido Popular y Vox apoyaran por unanimidad -engañados o no— la ley que permite la excarcelación de los peores terroristas de España.
Es verdad que el voto negativo del PP y Vox no habría evitado el hecho. Pero ante la gravedad histórica —unanimidad en las actas— no es suficiente pedir perdón y reconocer el error. Los actos políticos deben tener responsabilidades políticas. Es imprescindible que los que participaron en la redacción y validación de la enmienda dimitan y abandonen su escaño. Votar sí a la excarcelación de Txapote, Anboto o Kantauri debe tener consecuencias.
El Gobierno podría retirar la propuesta. Pero ya sabemos que no va a hacerlo. Bolaños es la antítesis del cargo que ostenta. Es el ministro de injusticia. Un títere sumiso en manos del autócrata. Traga lo que sea para que lo mantengan en un cargo por el que se siente grande e importante en su pequeñez moral y personal. Bolaños va a ser el ministro de Justicia que sacó a los asesinos de sus compañeros de las cárceles. Allá él.
No pueden retirar la propuesta porque Pedro Sánchez no puede romper su pacto con Arnaldo Otegi. El acuerdo entre el PSOE y Bildu, entre el GAL y ETA. Cuando los terroristas se entienden entre ellos, siempre pierden las víctimas, la memoria, la dignidad y la justicia.
«Todo lo que cuentan los portavoces del PSOE es volver a atentar contra las víctimas y contra la sociedad»
Pilar Alegría es la vocera cómplice de la excarcelación de terroristas. En la rueda de prensa del Consejo de Ministros leyó todo lo que en la oficina de fangos y bulos le habían escrito. Todo lo que dijo sobre la ley de los terroristas fue tan mentira como todo lo que ha dicho sobre el Juez Peinado y Begoña Gómez. El puesto de Alegría, otra nada venida a más, depende de mentir con plena conciencia tratando de engañar y manipular a los ciudadanos. Ella es un bulo en sí misma. Sobre Begoña afirmó que «se aproxima claramente el archivo de la no causa». O sea, todo lo contrario.
La pseudoministra es fango con genética fake que justifica los beneficios a los terroristas. Dijo que lo aprobado es una transposición de una normativa europea a nuestro país. Falso. La enmienda aprobada va mucho más allá de la transposición. Para justificar su valía y legalidad, aseguró que la ley tiene el aval por unanimidad del Consejo de Estado. Falso. El informe emitido por el Consejo de Estado es anterior al texto enmendado aprobado definitivamente por las Cortes.
La portavoz del Consejo de Ministros aseguró que el texto aprobado es literalmente el mismo que aprobó el Consejo de Ministros del Gobierno de Rajoy en 2014. Falso. El Gobierno de Rajoy se dio cuenta de las consecuencias del texto y lo modificó en el Senado impidiendo la reducción de las penas de los etarras. Todo lo que cuentan los portavoces del PSOE es volver a atentar contra las víctimas y contra la sociedad. Es volver a sufrir el amosal, las jotake y las 9 mm parabellum, pero desde el Consejo de Ministros o desde el atril del Congreso.
Pilar Ruiz, madre de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, escribió una carta a Francisco Javier López Álvarez, alias Patxi, cinco años después del asesinato de su hijo, que decía: «Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son». Se equivocó. Lo que hace y dice hoy el traidor, cooperante necesario de los etarras, nos hierve la sangre porque han traspasado todos los límites imaginables.
La verborrea socialista de justificación tiene que encubrir la ignominia del pacto entre Pedro Sánchez y Arnaldo Otegi. Este último, el 20 de octubre de 2020, en una reunión con simpatizantes lo explicó con toda claridad: «No descarto la excarcelación de los presos. Tal vez en seis años, pero no lo puedo decir en público. Tenemos a 200 presos en la cárcel y si, para sacarlos, hay que votar los presupuestos, pues los votamos». Dicho y hecho. Aquel día Otegi no sabía que Sánchez iba a ser, sólo cuatro años después, la piltrafa política, internacionalmente desacreditada, que se mantiene en minoría en el Gobierno, tras su derrota en las urnas, secuestrado por ETA.
Zapatero y Eguiguren se rindieron ante ETA. Pedro Sánchez con Bolaños excarcelan a sus presos más sanguinarios. Así es esta izquierda inmoral, repugnante y sin ética. Colaboradores necesarios con banda armada. Tanto daño no puede quedar impune.