Himnos urbanos
«Nos quejábamos antaño de que la muchachada fuera en el transporte público con los bafles a toda leche. Hogaño, los ‘reels’ y el ‘zapping’ virtual no exceden de los cinco segundos»
Sic transit… Nos quejábamos antaño de que la muchachada fuera en el transporte público con los bafles a toda leche, deleitándonos con sus tonadas. ¡Lejos queda eso! Hogaño, merced a la predominancia de los reels y del zapping virtual, las brevísimas piezas con que nos regalan los oídos no exceden de los cinco segundos. Y ya no son únicamente los jóvenes quienes hacen atronar sus aparatos… Conque un trayecto de varias paradas permite disfrutar de estribillos, explosiones, gritos de agonía y, todavía peor, frases de influencers.
Primero una reflexión del entrenador del F.C. Barcelona: «Cuando eres positivo, siempre piensas que vas a ganar». Luego el compás de cuatro por cuatro de una canción de trap, ts, ts, ts, como un grillo hiperactivo. Después un tiro de Haaland por toda la escuadra y, a renglón seguido, un estribillo de reguetón: el timbal a ritmo caribeño, el kick como el pisotón de un elefante, el mantra oligofrénico… Cha-túm, cha-túm, «¡ese culito es mío, yo ya tengo los papeles!».
Cada parte dura cinco segundos. Así que en medio minuto escuchas filosofar a Hansi Flick, los hi-hats en semicorcheas como gotitas de lluvia golpeando un cristal, ts, ts, ts, el estruendo bilabial del locutor de radio, gol, gol, gol, gol, de cuyo alvéolo escapa finalmente una gárgara oclusiva, goooooooool, antes de dar paso a los timbales y al pisotón de elefante y al gangoso deficiente. En suma: cuando eres positivo, siempre piensas que vas a ganar, ts, ts, ts, bum, gol, gol, goooooool, chatúm, chatúm, ese culito es mío…
«¿Ya nadie usa cascos? Por la calle va todo quisque con sofisticados earphones, así que la explicación ha de ser otra. ¿Acaso nos ven a los demás aburridos y, por mor de algún tipo de obligación comunitaria, se sienten impelidos a amenizarnos el trayecto?»
¿Ya nadie usa cascos? Por la calle va todo quisque con sofisticados earphones, así que la explicación ha de ser otra. ¿Acaso nos ven a los demás aburridos y, por mor de algún tipo de obligación comunitaria, se sienten impelidos a amenizarnos el trayecto? A saber… Sea como fuere, cinco paradas después llegas a tu destino. Y entonces subes las escaleras acordándote del entrenador del Barça, del grillo hiperactivo, del elefante de los pisotones, del locutor bilabial, del cantante de los papeles y de la madre que los parió a todos.