A la nuclear la estáis matando a propósito
«Nadie gana si la central nuclear de Almaraz cierra. Perderán los trabajadores de la central, los negocios de la zona, perderá Extremadura y perderá España»
Durante estas semanas se está llevando a cabo la recarga de combustible del reactor número uno de la central nuclear de Almaraz, situada en Cáceres. Se trata de la penúltima recarga de este reactor de la central extremeña, de acuerdo con el protocolo de cierre nuclear «acordado» entre el Gobierno y los propietarios de las centrales nucleares. Tras la coacción ejercida desde el Ejecutivo, la central nuclear de Almaraz será la primera en dejar de operar si nadie impide semejante disparate, lo que sucederá a finales de 2027 para el primer reactor y un año después para el segundo.
Almaraz produce el 7% de la electricidad de España, proporciona electricidad a cuatro millones de hogares en nuestro país y lo hace de manera segura, estable y competitiva. Por si fuera poco, lo hace sin emitir CO2 ni otros gases de efecto invernadero a la atmósfera. Además, la energía nuclear es la forma más barata de producir electricidad en nuestro país. No hay ninguna tecnología que se le acerque siquiera. Con unos costes reales en el entorno de los 30 euros/MWh, esta cantidad se convierte en casi el doble por la asfixia impositiva del Estado, que ha decidido desplegar una pueril estrategia con el fin de llevar las centrales nucleares a la quiebra. De este modo podrá decir (ya lo hacen, de hecho) que el Gobierno no tiene nada contra la energía nuclear, sino que son sus dueños los que las quieren cerrar.
La estrategia es tan burda que incluso el Gobierno incumple de manera flagrante lo acordado con las empresas propietarias de las centrales, como hacen los abusones en el patio del colegio. El protocolo acordado en 2019 establecía un calendario ordenado de cierre nuclear (ese fue el compromiso de las eléctricas) e incluía también una subida de la tasa de gestión de los residuos radiactivos y el desmantelamiento de las centrales. El Gobierno, por su parte, se comprometió a no volver a subir esa tasa. Hace unas semanas, el Gobierno subió esa tasa. Y no lo hizo en unos pocos puntos porcentuales, sino que la subió en un astronómico 30%. Imaginen que le suben a usted los impuestos al trabajo en 30 puntos de un día para otro.
«La estrategia del Gobierno con las nucleares es la cobarde estrategia de ‘»‘no voy a dejar a mi novia, le voy a hacer la vida imposible para que me deje ella'»
Una central nuclear como Almaraz pagará 450 millones de euros al año en impuestos, con un agravante muy importante: las centrales nucleares no pagan impuestos de acuerdo con sus ganancias, sino que pagan impuestos de acuerdo con la electricidad que producen. Esto, que parece poco importante, en realidad hace que las centrales nucleares operen a pérdidas. Cuando el mercado eléctrico tiene precios bajos, la nuclear apenas tendrá ingresos, pero tendrá que pagar igualmente millones de euros en impuestos. Aunque no ingrese nada.
La estrategia del Gobierno es la cobarde estrategia de «no voy a dejar a mi novia, le voy a hacer la vida imposible para que me deje ella». Así podrán luego ejercer de histéricas plañideras, cuando la realidad se imponga. Cuando cerremos las centrales nucleares y pasemos a pagar la electricidad más cara, a quemar más gas, a aumentar nuestra dependencia exterior y a emitir más gases de efecto invernadero. Entonces echarán las culpas de todo al malvado oligopolio eléctrico mientras miran para otro lado cuando aumente la pobreza energética y el riesgo de suministro energético, que es la base de nuestro bienestar. Un plan sin fisuras.
De los 450 millones de euros anuales que paga un central como Almaraz, aproximadamente 100 millones se quedan en Extremadura. La pérdida para esa región es demasiado grande para poder permitírsela. Para ponerla en contexto, el gobierno de Extremadura se gasta en carreteras 60 millones anuales, en I+D unos 90 millones, en ayudas a la vivienda 90 millones, en atención a la infancia y las familias 75 millones, en educación especial 90 millones y en formación del profesorado 10 millones. Almaraz les proporciona más dinero del que se gastan en cualquiera de esas partidas. Los ingresos que les da Almaraz multiplican por diez el dinero que se gastan en la formación de los profesores extremeños. Elijan ustedes de dónde quieren recortar cuando Almaraz cierre.
Por no hablar de los miles de puestos de trabajo que genera esa central nuclear. No solo los puestos directos, cientos de trabajadores de alta cualificación con salarios altos que viven en las inmediaciones de la planta. Sino también los trabajadores de empresas auxiliares, en buena medida personas de las localidades aledañas a la central. Yo mismo acabo de volver de trabajar una semana en la recarga de Almaraz, he gastado una cantidad apreciable de dinero entre alojamiento, restaurantes, bares y gasolina. Imaginen eso multiplicado por miles de personas al año. Si cierra Almaraz todo eso se perderá, para siempre. Vayan a la zona de las centrales nucleares de Zorita o Garoña y entenderán lo que les digo. Luego les venderán el cuento de la España vaciada.
Nadie gana si las centrales nucleares españolas se cierran. Todos perderemos. Perderán los trabajadores de la central, perderán los trabajadores de las empresas auxiliares, perderán los habitantes locales que trabajan en la central, perderán los negocios de la zona, perderá Extremadura los ingresos por impuestos, perderá España una central de producción de electricidad barata, perderemos la capacidad de producir ingentes cantidades de electricidad sin emitir gases de efecto invernadero, emitiremos más CO2 y desequilibraremos la balanza de pagos nacional. No gana nadie… ni siquiera los que las quieren cerrar.