Hay que ser más competitivos
«Es necesario un giro en la actual política económica, hacia una que considere a la empresa un factor fundamental en la creación de empleo y bienestar social»
La economía de la Unión Monetaria se encuentra nuevamente al borde de la recesión, frente a los crecimientos todavía significativos en Estados Unidos y China. El potencial económico de la Zona Euro en general y de España en concreto se está deteriorando por la pérdida de competitividad de la estructura productiva.
Esta se define como la capacidad para incrementar la participación en los mercados de forma sostenida en el tiempo, de tal modo que permita un aumento de la renta real de la población, aumente el empleo, el PIB y el bienestar social.
Los principales determinantes de la competitividad son el entorno económico, la regulación, la productividad, la tecnología, la formación y las infraestructuras.
El entorno y la regulación deben ser favorables a la actividad económica y a no distorsionar una eficiente asignación de los recursos.
Sin embargo, el exceso de regulación, las limitaciones y prohibiciones que sufre Europa, en gran medida como consecuencia de la implementación de la Agenda 2030, está lastrando nuestra eficiencia.
«La productividad ha crecido en Europa un 4% en los últimos cuatro años y en España ha caído un 4,2%»
Los principales países europeos productores de automóviles que son Alemania, España y Francia, están sufriendo de una manera inadecuada las limitaciones que se están aplicando al sector y sobre todo la prohibición de la producción de vehículos con motor de combustión a partir del año 2035.
La productividad ha crecido en Europa un 4% en los últimos cuatro años, una tercera parte que en EE UU y en España durante este periodo ha caído un 4,2%.
Para ser más competitivos es fundamental que esta crezca por encima de los costes de producción; sin embargo, en nuestro entorno y sobre todo en España, los costes laborales, los fiscales y los medioambientales se han incrementado a gran velocidad, sobre todo en los años últimos de alta inflación.
La inversión en capital humano contribuye enormemente al incremento de la productividad, puesto que la adopción y aplicación de nuevas tecnologías se ven muy favorecidas cuando los trabajadores poseen un alto nivel de cualificación. Es necesario en España adaptar la formación a las necesidades de la estructura productiva, puesto que esta, sobre todo en la universidad sigue siendo muy teórica alejada de la realidad empresarial, asimismo es fundamental impulsar la formación profesional.
«En España la competencia se debe centrar en la calidad, para lo que es fundamental la introducción de tecnología»
La productividad también mejora por la introducción de la tecnología, que permite reducir costes, mejorar la eficiencia y diferenciar el producto. Hay que tener presente que se compite en los mercados o por precio o por calidad de los productos, por lo que en España la competencia se debe centrar en la calidad, para lo que es fundamental la introducción de tecnología, en gran medida digital y sobre todo la inteligencia artificial.
Esta penetración es complicada por el tamaño de nuestras empresas, claramente dominadas por las pymes. El reducido tamaño de nuestras empresas limita enormemente las posibilidades de las ventajas que representan las economías de escala; por lo que las obligaciones que se fijan para las empresas mayores de 50 trabajadores; limitan enormemente el necesario aumento del tamaño de nuestras empresas.
Resulta fundamental evitar el crecimiento de los costes por encima de la productividad; sin embargo, la política económica aplicada por el actual Gobierno no solo introduce más rigideces en el sistema; sino que incrementan los costes salariales y fiscales además de los medioambientales.
La subida del Salario Mínimo Interprofesional un 52% desde 2018, ha encarecido la producción en muchos sectores y ha generado un efecto arrastre sobre la escala salarial en general.
«Reducir la jornada laboral a 37,5 horas significaría un incremento medio de los costes laborales del 6%»
El absentismo laboral sigue representando el 7,2% de las tareas totales, lo que provoca altos costes para las empresas, estimados en más de 17.000 millones de euros al año. Para paliar la situación parece adecuado la propuesta del Gobierno para que, de manera absolutamente voluntaria, se pueda trabajar de una manera flexible, durante la baja por enfermedad.
La propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas significaría un incremento medio de los costes laborales del 6%, que en caso de necesitar otro contratado por las horas que se deja de trabajar, se podría elevar al 14%.
Es fundamental vincular las reducciones de jornada laboral a ganancias de productividad, en caso contrario penalizaría a las empresas y al empleo.
El aumento de las cotizaciones sociales también está generando que problemas de competitividad a las empresas, de hecho, la brecha fiscal, entre lo que cuesta un empleado a la empresa y lo que este percibe en términos netos es la más alta de la UEM. Por tanto, resulta fundamental reducir este alto nivel de fiscalidad.
«Es muy importante establecer un nuevo Plan Hidrológico que permita interconectar las cuencas hidrográficas»
La disponibilidad de energía a costes que permitan competir se puede reducir si se confirma el inadecuado cierre previsto de las centrales nucleares actualmente en explotación en España.
Asimismo, resulta fundamental disponer de agua, para lo que es muy importante establecer un nuevo Plan Hidrológico que permita interconectar las cuencas hidrográficas y trasvasar las los recursos hidráulicos entre sí.
Además, hay que invertir en infraestructuras de transporte ferroviario de mercancías, para reducir los costes de transporte para las empresas, por lo que es urgente finalizar el Corredor del Mediterráneo.
El comercio internacional beneficia el crecimiento el empleo y el bienestar social, pero para aprovechar sus ventajas el sistema económico español tiene que ser más competitivo, por lo que es necesario un giro profundo en la actual política económica, hacia una que garantice la propiedad privada y el Estado de derecho y que considere a la empresa competitiva un factor fundamental en la creación de empleo, riqueza y bienestar social.