THE OBJECTIVE
Miguel Ángel Benedicto

Maremoto Trump

«Este escenario debilita el sistema de contrapesos americano y le da a Trump un poder omnímodo que le permitirá sacar adelante su programa electoral»

Opinión
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Maremoto Trump

Ilustración de Alejandra Svriz.

Trump renace y vuelve con fuerza a la Casa Blanca. Salió vivo de milagro de un atentado, ha salido indemne de una condena y varios casos penales, de dos impeachment y de unos grandes medios de comunicación que nunca le han querido. Desahuciado a principios de 2021 por su propio partido, cuando el magnate no reconoció la victoria de Biden y alentó el asalto al Capitolio, ha convertido a los MAGA en los grandes vencedores de esta campaña 

El líder republicano ha tenido enfrente a una candidata exprés que no se ha enfrentado a un proceso de primarias dentro de su partido, lo que le ha impedido ser más conocida, pese al gran apoyo económico que ha tenido por parte de los donantes demócratas. El problema de Harris es que no ha sido capaz de diferenciarse de Biden ni de imprimir claridad a los dos asuntos que más preocupan a los americanos: la inflación y la inmigración. 

«Trump ha sabido ensanchar su base electoral más allá del hombre blanco poco educado, de la población rural o de los evangélicos»

El americano medio vota con la mano en el bolsillo y eso lo ha visto bien Trump, quien sabe que llenar el depósito de gasolina o la bolsa de la compra es más caro, pese a que el nivel macro de la economía americana sea bueno y la inflación haya bajado. Las elecciones son percepciones, y el americano medio siente que la inseguridad ha aumentado en su país y que una de las causas es la inmigración ilegal y las bandas centroamericanas, aunque los indocumentados cometan menos crímenes que los nacidos en Estados Unidos. La promesa de Trump de expulsar a 11 millones de inmigrantes ilegales no parece posible a corto plazo, además del daño que causaría a la economía americana. 

Por otra parte, el partido Demócrata se ha empeñado en políticas elitistas, identitarias y menos transversales que las que el líder republicano ha puesto sobre la mesa. La ola wokista liderada por los demócratas ya tiene su respuesta con el tsunami trumpista. Trump ha sabido ensanchar su base electoral más allá del hombre blanco poco educado, de la población rural o de los evangélicos; para llegar a las minorías afroamericanas o latinas que ya no son bloques uniformes, sino dispares y con voto repartido entre republicanos y demócratas. 

El magnate americano ha ganado no solo en el Colegio electoral, sino también en el voto popular, lo que le permite controlar el Senado y muy probablemente también la Cámara de Representantes, además de un Tribunal Supremo de mayoría conservadora. Este escenario debilita el sistema de pesos y contrapesos americano y le da a Trump un poder omnímodo que le permitirá sacar adelante su programa electoral, amén de agudizar potencialmente su tendencia autoritaria y de escaso respeto a la separación de poderes. El líder republicano viene con la lección aprendida de su primer mandato e intentará controlar, si no vengarse, de todas aquellas agencias estatales que le cortaron las alas autoritarias. Además, el expresidente podría deteriorar una democracia americana tocada por la polarización política y la desinformación que erosiona la confianza de los ciudadanos, de las que Trump es uno de los grandes culpables, en un sistema que parece desconectado de las necesidades de la población.

El maremoto Trump no se queda en los Estados Unidos; en Europa, Oriente Medio, China o México ya construyen diques para lo que se les avecina. El segundo advenimiento de Trump no parece que vaya a favorecer el lazo transatlántico de la OTAN ni a las ayudas económicas y de armamento que el ucraniano Zelenski necesita. Putin, en la intimidad, y Orbán, en público, aplauden la nueva llegada del republicano al poder. En la Unión Europea ya pueden espabilar para tener una política de defensa más independiente y prepararse para el incremento de aranceles que puede venir desde Estados Unidos. En Oriente Medio, Netanyahu ha sido de los primeros en felicitar al próximo presidente y espera luz verde para actuar con manos libres en Gaza —y, si es necesario, contra Irán. Beijing se prepara para otra guerra arancelaria, y en Taiwán quizás se sientan más protegidos con Trump. Y la presidenta mexicana deberá buscar puntos de encuentro nivel comercial con el expresidente para evitar que termine de construir su muro frente a la inmigración ilegal, el narco y las maras. 

La imprevisibilidad ha vuelto a la política americana y mundial. Veremos si Trump resucita el sueño americano o lo entierra para siempre. 

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