¿Qué nos deja 2024 y qué se espera de 2025?
«Este año deja un escenario económico más estable pero políticamente inestable, con los votantes exigiendo cambios por los efectos de la crisis inflacionaria»
1. El balance de 2024: estabilidad en los precios, inestabilidad política
El año 2024 marcó un punto de inflexión tras un periodo prolongado de alta inflación que había azotado a economías de todo el mundo. Los bancos centrales, tras arduos esfuerzos, celebraron el regreso a una relativa estabilidad en los precios, lo que representó un alivio significativo para consumidores y empresas. Sin embargo, esta victoria económica no se tradujo en estabilidad política, y la factura de los años de crisis fue pagada por los partidos gobernantes en diversas elecciones clave.
En economías avanzadas como Estados Unidos y el Reino Unido, los votantes optaron por castigar a los partidos en el poder debido a las secuelas económicas, principalmente el coste de vida elevado. Por otro lado, en países como India y Sudáfrica, la fragmentación política llevó a la formación de coaliciones de gobierno, lo que evidenció un escenario más complejo en la toma de decisiones. En Taiwán y Francia, donde los sistemas políticos requieren cooperación, se dio paso a una incómoda cohabitación entre fuerzas políticas opuestas, generando dinámicas inusuales en el liderazgo gubernamental.
Aunque la inflación comenzó a ceder en 2024, su impacto político y social no desapareció. Los estragos de esta crisis económica dejaron un legado que continuará influyendo en los procesos electorales de los próximos años. En naciones como Alemania y Canadá, donde se celebrarán elecciones nacionales en 2025, las encuestas sugieren que el coste de vida seguirá siendo un tema central para los votantes, afectando directamente a los partidos en el poder.
2. Trump regresa a la Casa Blanca: implicaciones para 2025
El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos promete definir el tono político y económico de 2025. Con una agenda marcada por el proteccionismo económico, Trump aplicará políticas que podrían transformar la dinámica interna y global de la economía estadounidense. Entre las medidas más destacadas están el aumento de aranceles a las importaciones, una estrategia que, si bien busca proteger a la industria nacional, podría tener efectos contraproducentes, como apreciar el dólar lo que reduciría las exportaciones, frenaría el crecimiento económico y reactivaría las presiones inflacionarias.
Asimismo, Trump ha adoptado una postura aún más agresiva frente a China. Su estrategia comercial podría intensificar la guerra económica entre las dos mayores economías del mundo, lo que añade incertidumbre a un sistema global ya dividido. Estas políticas proteccionistas no solo están dirigidas a China, sino que también podrían afectar a los aliados tradicionales de Estados Unidos, creando tensiones adicionales dentro de bloques comerciales establecidos.
3. Rivalidad global: Estados Unidos frente a China
El antagonismo entre Estados Unidos y China continuará siendo un tema central en 2025, exacerbado por las políticas de Trump. El aumento de aranceles y las restricciones al comercio internacional no solo afectarán a los flujos entre ambas potencias, sino que también complicarán las relaciones de Washington con sus aliados. Este entorno hostil está impulsando a China a buscar alternativas estratégicas.
El gigante asiático, consciente de los obstáculos para comerciar con economías occidentales, está redoblando sus esfuerzos para expandirse en el Sur Global. Países en África, América Latina y el Sudeste Asiático se han convertido en objetivos clave para las empresas chinas, que buscan no solo nuevos mercados sino también aliados estratégicos para sortear las barreras comerciales. Este desplazamiento hacia un modelo de bloques comerciales incrementará las tensiones geopolíticas, profundizando las divisiones económicas y políticas en el escenario internacional.
La creciente rivalidad entre estos bloques no solo afectará el comercio, sino que también tendrá implicaciones en áreas críticas como la tecnología, la seguridad y el cambio climático. Ambos países competirán no solo por influencia económica, sino también por liderar las narrativas globales en torno a la innovación y la sostenibilidad.
4. Los desafíos económicos de 2025
Para los gobiernos que asuman el poder en 2025, el principal reto será lidiar con el legado fiscal que dejaron los años anteriores. La alta inflación y los estímulos fiscales aplicados durante y después de la pandemia han dejado déficits considerables, obligando a los líderes a tomar medidas difíciles pero necesarias. Entre las soluciones más discutidas están el aumento de impuestos y la reducción del gasto público, estrategias que, aunque impopulares, serán inevitables para equilibrar las finanzas públicas y reducir la deuda pública.
Otro desafío significativo será estimular el crecimiento económico sin desestabilizar los mercados. Esto requerirá reformas estructurales que, aunque necesarias, podrían ser políticamente costosas. Por otro lado, el gasto en defensa sigue en aumento en muchas naciones, una tendencia impulsada por un entorno geopolítico cada vez más tenso. Las exigencias de la OTAN y las tensiones regionales están presionando a los países a destinar una porción mayor de sus presupuestos a seguridad, lo que a su vez limita los recursos disponibles para áreas como la educación y la salud.
La necesidad de reducir déficits, estimular el crecimiento y aumentar los presupuestos de defensa crea un dilema para los gobiernos, que deberán equilibrar estas prioridades sin agravar el malestar social.
Conclusión: un panorama incierto
El año 2024 deja un escenario económico más estable pero políticamente inestable, con los votantes de todo el mundo exigiendo cambios ante los efectos persistentes de la crisis inflacionaria. El panorama para 2025 es igualmente desafiante. Los líderes deberán enfrentarse a un entorno geopolítico dominado por la rivalidad entre Estados Unidos y China, un sistema global cada vez más fragmentado y la necesidad de tomar decisiones económicas difíciles.
El regreso de Trump a la presidencia de Estados Unidos añade un nivel adicional de incertidumbre, con implicaciones que van desde el comercio hasta la estabilidad geopolítica. A medida que los países se decidan a enfrentarse con los déficits fiscales crecientes y presiones sociales, 2025 promete ser un año crucial para definir la dirección de la economía y la política global en los próximos años.