THE OBJECTIVE
Jaime Cervera

Lo urgente y lo importante

«Sería preocupante que la carrera de Sánchez acabase por unos chanchullos y no por su corrupción más grave: la desintegración del Estado de derecho»

Opinión
3 comentarios
Lo urgente y lo importante

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su esposa, Begoña Gómez, y el edificio del Congreso de los Diputados. | Ilustración: Alejandra Svriz

En los últimos meses —y más particularmente en los últimos días, desde la declaración de Víctor de Aldama ante el juez—, muchos españoles se preguntan si el Gobierno de Pedro Sánchez va a caer. Es una duda razonable, habida cuenta de los indicios de corrupción cada vez más verosímiles que afectan a varios ministros o exministros, así como a la familia directa del presidente.

Sin embargo, también hay razones para ser escéptico. ¿Acaso no hemos visto a Sánchez sobrevivir a todos los escándalos habidos y por haber? El jefe del Ejecutivo ya ha superado los seis años en La Moncloa dejando atrás las dudas sobre su máster, el mil veces negado pacto con Bildu, los indultos a los golpistas catalanes, los estados de alarma inconstitucionales, el caso Pérez de los Cobos, el rescate de Plus Ultra, el Delcygate y otro largo rosario de polémicas que habrían hecho tambalear cualquier gobierno. Sánchez, recordemos, ha superado todo eso habiendo pasado dos veces por las urnas, ganando las generales de 2019 y logrando los apoyos suficientes para seguir como presidente tras las de 2023.

Las razones para ello son diversas. Entre ellas no puede dejar de mencionarse la innegable habilidad del propio presidente para manejar la opinión pública —con la asistencia impagable de un ejército de palanganeros en muchos medios de comunicación— y la torpeza con la que muchas veces se conduce el principal partido de la oposición. Pero, ante todo, el gran aval de Pedro Sánchez es lo elevado de su suelo electoral, los millones de españoles que parecen dispuestos a seguir votándole en cualquier circunstancia. Sin importar el creciente hedor que sale de Moncloa y de Ferraz. Parafraseando lo que una vez dijo de sí mismo Donald Trump, Sánchez podría disparar a alguien en medio de la Gran Vía y aun así conservar ese infatigable apoyo electoral.

No es difícil adivinar la estrategia que el presidente seguirá a partir de ahora ante las acuciantes informaciones sobre la corrupción en su Gobierno y en su entorno. Sánchez achacará todo lo que vaya saliendo a la luz a una campaña del fango, encabezada por los pseudomedios y por una Judicatura, siempre según su discurso, tomada por la derecha más rancia.

Con todo, sería trágico que Pedro Sánchez cayera por la corrupción, en caso de que esta fuera ratificada por los jueces. No me entiendan mal, sería lo mínimo esperable en cualquier democracia. A lo que me refiero es a que sería preocupante que la carrera política del presidente acabase por una serie de chanchullos, tejemanejes y prevaricaciones de mayor o menor entidad y no por la corrupción más grave de sus años de gobierno: la desintegración del Estado de derecho que ha orquestado en nuestro país.

«La tarea más urgente de los medios de comunicación es sin duda la de informar sobre la putrefacción que afecta a nuestros líderes políticos»

Porque hablaría muy mal de la conciencia democrática de los españoles que estos no se inmutasen ante el atropello de las instituciones y sólo pidieran la cabeza de Sánchez por un puñado de personas de su entorno personal y político que se hubiesen lucrado con el dinero público. Insisto, esto último es grave, pero lo anterior es lo realmente fundamental. Sería de lamentar que los votantes castigasen al PSOE por los enredos de José Luis Ábalos pero pasasen de puntillas la politización de la Fiscalía General del Estado. Que renegasen de Sánchez por los líos de su mujer y de su hermano, pero no reaccionasen ante que Tezanos haya convertido el CIS en la encuestadora oficial del partido que gobierna. Que abandonasen al presidente por la filtración que se hizo desde Moncloa sobre el novio de Ayuso, pero no porque Sánchez haya tomado al asalto el Banco de España, RTVE, Renfe o Correos.

Ahora mismo, la tarea más urgente de los medios de comunicación es sin duda la de informar sobre la putrefacción que afecta a nuestros líderes políticos. Pero, cuando ese campo de batalla se despeje, será necesaria una labor de educar a la sociedad en la importancia de defender la separación de poderes y el Estado de derecho. Sólo así podrá evitarse el éxito del siguiente autócrata que venga tocando a la puerta de nuestra democracia.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D