Notre Dame: memoria y agradecimiento, dos sensibilidades muy diferentes
«La vieja ‘Dama de Paris’ honró a España con este acto alejado de los protocolos y formalismos y les bastó tenerme presente para representar a toda España»
El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, camina entre los invitados a la reapertura de Notre Dame. | Xinhua News
El 12 de marzo del 2004, al día siguiente de los atentados terroristas de Madrid del 11-M, el Gobierno francés me comunicó que bajo su patrocinio y el de la alcaldía de París iban a celebrar una misa en la catedral de Notre Dame al día siguiente, 13, en solidaridad con las víctimas de los atentados. Me invitaron a asistir representando a mi país. Yo en aquel momento era el Embajador de España en Francia. Cuando les pedí si querían organizar un acto más solemne y preparado con autoridades de Madrid, me constataron que no, que solo pretendían demostrar su inmediata solidaridad, apoyo y dolor espontáneo e inmediato, con todo su corazón.
El 13 acudí con mi mujer Ana Moreno a la Catedral, donde en su entrada me esperaban el primer ministro de Francia, Jean-Pierre Raffarin (de derechas), tres de sus ministros, el alcalde de París, Bertrand Delanoë (socialista) y su segunda teniente de alcalde, Anne Hidalgo (española y luego alcaldesa). El templo estaba abarrotado con 3.000 personas, la inmensa mayoría franceses. La ceremonia fue muy emotiva hablándose en francés y en español.
La vieja «Dama de París», Notre Dame, honró a España con este acto alejado de los protocolos y formalismos diplomáticos y les bastó tenerme presente para representar a toda España.
20 años más tarde, nuestro gobierno había olvidado aquel acto y despreció a la «vieja Dama» rehusando asistir a la ceremonia de su reinauguración después del pavoroso incendio que casi la destruyó.
Memoria histórica y olvido, dos sensibilidades muy diferentes ante la desgracia del vecino y hermano, una vergüenza.
