Gobierno kaput
«Es sorprendente que exista un enorme malestar subyacente con el Gobierno y que la ‘crisis económica’ sea un factor tan relevante cuando no hay ninguna»
Hagamos un repaso de los temas más candentes para los españoles en el 2024. Este análisis nos conducirá a a algunas sencillas, pero lapidarias conclusiones. Repasando el reciente Barómetro de Noviembre de 2024 preparado por el famoso CIS (si este se puede utilizar como fuente fiable es otra discusión), podemos observar que el ranking de «cuál es el principal problema que existe actualmente en España» es el siguiente:
- Los problemas políticos en general
- La vivienda
- La crisis económica
- Paro
- Inmigración
- Mal comportamiento de los políticos
Echando un rápido vistazo a la lista, podríamos decir que la respuesta más sencilla a la citada pregunta sería la siguiente: el principal problema que existe actualmente en España es el Gobierno.
Si, esa sería la conclusión obvia, pues todos estos factores parecen ser responsabilidad mayoritaria del gobierno de la nación. La oposición podría tener algo de influencia en los apartados uno y seis, pero el foco y liderazgo de lo político siempre lo tiene el gobierno. Es también evidente que existe una clara insatisfacción popular con el devenir de España y de como se está gestionando nuestra democracia. Si esto es así, tarde o temprano tendrá que tener un impacto demoledor, claro y directo en la intención de voto de los españoles.
Pero analicemos los distintos puntos. El primero y el sexto, que son en realidad el mismo (los relativos a los problemas políticos), no entrañan ninguna duda. Por un lado, con un gobierno en frágil minoría, en continuo desconcierto, chantajeado por los partidos situados en la radicalidad, y por otro, con un presidente del gobierno con su mujer, hermano, mano derecha y fiscal general imputados por la justicia, no podría ser de otra manera. La percepción de toda esta situación es muy negativa, aunque se intente maquillar en los medios públicos de opinión sincronizada o en la comunicación institucional.
«En vez de plantear soluciones a la vivienda, da la sensación que se prefiere que el problema se pudra lentamente, porque le puede sacar una rentabilidad política»
La segunda preocupación, el tema de la vivienda, es un problema real. El precio de la misma sube mucho más que los salarios y que la capacidad de ahorro de los españoles, y todo indica a que que el gobierno no ha hecho absolutamente nada al respecto desde que gobierna. En vez de plantear soluciones da la sensación de que prefiere que el problema se pudra lentamente, porque le puede sacar una rentabilidad política, o, simplemente por incapacidad técnica para resolverlo (ambas razones lamentables). Instalarse en la retórica marxista de la lucha de clases, asumiendo el típico discurso de que la culpa es de unos, los ricos dueños de los pisos, y de las grandes empresas y fondos de inversión inmobiliarios («fondos buitre» es su mayor placer argumental) es su única estrategia. La mas reciente idea feliz ha sido anunciar una solución franquista, que no es otra que la creación de una «entidad pública para la vivienda». La vivienda tiene una solución y está en la dirección opuesta a la intervención del mercado: promover una mayor oferta de vivienda en alquiler favoreciendo que los propietarios de viviendas opten por poner mas unidades en alquiler a largo plazo y facilitar una mayor oferta real a través de dar ventajas al empresario y las cooperativas para la construcción de más unidades destinadas al alquiler.
En cuanto al punto tercero, es sorprendente que exista un enorme malestar subyacente con el Gobierno desde el punto de vista económico, y que la «crisis económica» sea un factor tan relevante, justamente cuando no hay ninguna crisis desde el punto de vista macroeconómico. La única crisis y la que provoca este desajuste, es la que sufre el bolsillo del español medio. ¿Como es posible esto cuando España está disfrutando de un fuerte crecimiento del producto interior bruto muy por encima de nuestros colegas europeos o internacionales? Existe una paradójica distancia entre la realidad macroeconómica y la percepción de los ciudadanos. La explicación está probablemente en el enorme impacto de la inflación en los últimos años, con el encarecimiento del coste de la vida a todos lo niveles, algo que el consumidor sufre de manera directa. Y sino que se lo digan a presidente Biden, que en una circunstancia similar de crecimiento económico en EEUU se ha visto desbancado del poder por culpa en gran medida por este factor (ojo, que en la posición octava de este ranking aparece el tema de la “crisis de valores”, un asunto que puede tener un paralelismo a la reacción anti-woke en America). Con un crecimiento económico positivo sorprendente, una bolsa en máximos, un gobierno en continua propaganda y con un creciente control de los medios subvencionados, está claro que el gobierno está perdiendo la batalla del relato. El único mecanismo que está utilizando el gobierno contra las decisiones judiciales desfavorecedoras, los argumentos de la oposición y la realidad política es echarle la culpa a los bulos y las conspiraciones mediáticas. Desafortunadamente para el gobierno, esta justificación («desinformación, manipulación informativa, difusión de bulos») no está calando en la sociedad porque aparece como un problema muy poco significativo en este ranking (en el puesto decimonoveno), lo cual demuestra el poco éxito de Sánchez con esta campaña. En cuanto al paro, que podríamos también englobarlo dentro del tema de la “crisis económica”, y es un tema que aparece constantemente desde hace décadas en estos listados dado el problema estructural que tiene la economía española (lo cual daría para una tesis doctoral en paralelo a este artículo).
Por último, la creciente preocupación por el tema de la inmigración es un factor que debería castigar al gobierno de manera contundente, puesto que sus políticas han sido las opuestas (nada restrictivas) en este campo. Además la insatisfacción con las políticas inmigratorias de puertas abiertas es una tendencia clara en toda Europa, lo que representa otro viento de cara que no favorece a este gobierno.
En resumidas cuentas, analizando las preocupaciones de los españoles parece inevitable que los votantes acabarán sacrificando a este gobierno en las próximos elecciones, castigándole duramente, de acuerdo con la tendencia en el mundo entero de no reelegir a los gobiernos que se presentan a la reelección. Sánchez tiene contra si mismo todas estas tendencias globales, todos sus problemas intrínsecos, y para colmo, todos los temas judiciales que le tiene acorralado y que solo parecen ir en aumento.
Ala iacta est. El presidente ya sabe que su suerte está echada, y por eso luchará hasta la extenuación. Aguantará hasta el agotamiento, el suyo propio y, desgraciadamente, el de toda España