Van a por ti, Pedro
«Un día las cuentas no saldrán, ni con Junts ni con Podemos ni con lo que quede de Sumar. Habrá elecciones y no conseguirá una mayoría que permita su impunidad»
El final del franquismo tuvo mucho de teatro. Los últimos del búnker, allá por el 74 y el 75, salían con sus camisas viejas al paso alegre del inmovilismo. Mientras, por detrás, en los reservados, calculaban dónde y con quién colocarse cuando cayera la dictadura y la situación se encaminara hacia la democracia. En los mítines del Movimiento, cuando notaban una subida de tono en las palabras del orador, se rompían las manos aplaudiendo. En los fieles a la Cruzada todo era victimismo y miedo. Decían que el mundo estaba contra ellos en un contubernio democrático universal, y temían que cuando terminara la protección de Franco, acabaran sus privilegios.
MJ Montero actúa como los gerifaltes de aquel búnker. Anuncia el dogma, amenaza a la oposición, controla los cargos y dirige al Movimiento sanchista en provincias, como ha hecho en Jaén para sacar al alcalde del PP. La ministra bunkerizada es quien exige apoyo ciego al Caudillo del Progreso como muestra de sumisión ante el «sacrificio personal y familiar» que ha hecho por España el amo del PSOE. La Girón de Velasco sanchista es la que ordenó a la tropa un «abrazo de solidaridad fraternal» al presidente, víctima de unos jueces que sirven al contubernio. «Sabemos que van a por ti», gritó Montero en el mitin madrileño, dando la señal para que los camisas viejas del sanchismo empezaran a aplaudir.
Mientras, Víctor de Aldama va cantando para mantener su acuerdo con un juez que no es precisamente muy afín a la derecha. Ábalos, Santos Cerdán, Koldo, la foto en Ferraz, Ángel Víctor Torres —¿o es «Víctor Ángel»? Bah, es el mismo—, el jefe de gabinete de MJ Montero, y otros personajes menores van desfilando dando la sensación de que queda algún bombazo. Luego, el miércoles, irá Begoña Gómez a no decir nada ante el juez Peinado sobre los presuntos delitos de intrusismo y apropiación indebida.
Es el cerco del contubernio democrático contra el sanchismo, que se va estrechando cada vez más en torno al Caudillo. Pero Sánchez no es nuevo. Sabe que lo importante es el relato y controlar las instituciones que puedan bloquear la situación o revertirla. Ya está circulando el argumento para cuando un juez impute a Pedro Sánchez. La mayoría parlamentaria compuesta por quienes quieren romper el orden constitucional y el país, o quemar la democracia liberal, aquellos que justifican el terrorismo de otros tiempos, o el golpismo, votarán contra el suplicatorio y dirán que hay en marcha un golpe judicial contra el único y verdadero representante del Pueblo, Sánchez, para impedir el avance del Estado plurinacional.
«Si Pedro es imputado y España sigue siendo una democracia, tendrá que presentarse ante un juez»
Pero es una mayoría circunstancial, y si Pedro es imputado y España sigue siendo una democracia, tendrá que presentarse ante un juez. Un día las cuentas no saldrán, ni con Junts, ni con Podemos, ni con lo que quede de Sumar. Habrá elecciones y no conseguirá una mayoría que permita su impunidad. Será el momento en el que los aplausos desaparezcan, en el que nadie rendirá pleitesía a MJ Montero ni reirá sus gracias, ni obedecerá sus órdenes, porque los sanchistas estarán cambiándose de camisa para adaptarse a la nueva situación.
MJ tiene razón: van a por ti, Pedro. La democracia tiene estas cosas. No te dio tiempo al cambio de régimen por la puerta de atrás y llegar a una de esas formas de democracia iliberal que tanto gustan a los populistas autoritarios. Sí, una de esas en las que se guarda cierta apariencia democrática pero el engranaje institucional funciona al dictado del Amo. No lo hiciste bien. No te dio tiempo y encontraste muchas resistencias. Pensabas en la impunidad universal y no ha sido posible porque hay prensa libre, jueces honrados y oposición legal. Disfruta hasta que llegue el fin. Deja que MJ Montero monte espectáculos a tu mayor gloria, y observa con placer cómo todos repiten el argumentario que Moncloa les da cada mañana. Carpe diem, Pedro.