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Esperanza Aguirre

Isak Andic y la importancia de los empresarios

«Que su ejemplo sirva para romper una lanza por los empresarios, a los que el Gobierno Frankenstein mira con recelo, y para reivindicar la libre iniciativa»

Opinión
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Isak Andic y la importancia de los empresarios

Ilustración de Alejandra Svriz.

El sábado pasado nos sacudió la terrible noticia de que el empresario Isak Andic había fallecido al caerse por un precipicio en el macizo de Montserrat, cuando iba de excursión con su hijo.

Isak Andic ha sido un empresario ejemplar, al que tuve la suerte de conocer una vez en su casa de Barcelona y allí comprobar su calidad humana, enormemente atractiva, y su extraordinaria inteligencia para analizar las cuestiones empresariales y económicas.

Ha tenido una biografía que me atrevo a calificar de ejemplar. En estos días la están recordando muchos medios de comunicación, pero, aunque creo que es conocida, hay muchos aspectos de su vida que creo que son especialmente admirables y que sería muy bueno que fueran aún más conocidos, sobre todo por los más jóvenes. Y, por supuesto, por todos esos políticos que, incluso hoy, siguen recelando de los empresarios y de los creadores de riqueza.

Ese recelo en algunos casos se convierte directamente en un desprecio sin reservas, como cuando la comunista Sira Rego, actual ministra de Juventud e Infancia, llegó a decir «El paro lo crean los que despiden. Y los que despiden son los empresarios. Acabando con los empresarios acabaremos con el desempleo». Ahora desde su entorno dicen que nunca lo dijo, pero de la que no hay duda es de que en la mente de un comunista como ella sobrarán siempre los empresarios.

Con apenas 14 años Isak llegó a España en 1968 con su familia, judíos sefardíes procedentes de Turquía. Y con 17 ya estaba vendiendo camisetas de encargo por las tiendas de Barcelona y entrando en contacto con el mundo de la moda. Con 20 años empieza a abrir algunas tiendas y no para de viajar, de forma incansable, para comprar y vender ropa. En esos años de mucho trabajo es cuando conoce a fondo ese mundo de la moda y cuando incuba el que será el gran proyecto de su vida empresarial, la fundación, en 1984, a sus 30 años, de Mango, que se convertirá en una de las empresas de moda más importantes del mundo.

«Es un ejemplo de emprendedor que empieza de cero y que, con trabajo e inteligencia, consigue unos resultados impresionantes»

Isak Andic es un perfecto ejemplo de emprendedor que empieza de cero, absolutamente de cero, y que, a base de trabajo, de inteligencia y de sentido empresarial, consigue unos resultados impresionantes con Mango. Ahora tiene 2.600 tiendas repartidas por 120 países con más de 15.000 empleados.

Digo que a base de trabajo, porque todos los que le han conocido aseguran que siempre ha sido un trabajador incansable, con decir que, al parecer, nunca tomó vacaciones hasta los 56 años, sería suficiente. Si digo que a base de inteligencia es porque de eso puedo dar testimonio yo misma, porque cuando lo conocí me impresionó la brillantez de sus razonamientos, además de comprobar que era una persona encantadora. Y para demostrar que ha tenido un extraordinario sentido empresarial no hacen falta palabras, el impresionante éxito de Mango es la mejor demostración. Y es que Andic siempre tuvo activada la máquina de pensar, de tener ideas, de ver oportunidades donde sólo las veía él.

En marzo de este mismo año el rey Felipe VI le entregó en Barcelona el Premio Reino de España a la Trayectoria Empresarial, que le habían concedido el Círculo de Empresarios, el Cercle d´Economia y el Círculo de Empresarios Vascos. Y allí pronunció unas palabras que, igual que su trayectoria empresarial, también considero ejemplares por muchas razones.

Allí, además de agradecer el Premio, explicó cómo él siempre había pretendido que todos los que trabajan en Mango, su empresa, la consideraran algo propio, porque, para él, una empresa tiene que ser siempre un proyecto común para todos los que están en ella. Después, de manera sencilla y humilde, expresó su deseo de que el ejemplo de Mango pudiera servir para fomentar el espíritu emprendedor entre la juventud y para ayudar a impulsar la prosperidad de muchas personas y familias y, así, servir a la sociedad.

«La prosperidad de un país depende de esos ciudadanos capaces de crear riqueza con sus iniciativas y su valentía para afrontar riesgos»

Y terminó con una especie de proclama que creo que todos deberíamos hacer nuestra: «Con más iniciativas y más empresarios estoy convencido de que nuestro país será más fuerte y estará más unido. Y nuestra sociedad será mejor».

Al reflexionar sobre estas palabras de Isak Andic, cuando aún estamos impresionados por su muerte, se hace inevitable pensar en la importancia fundamental que la iniciativa privada tiene en la economía y en la vida de un país. Aunque muchos no quieran darse cuenta, la riqueza y la prosperidad de un país depende directamente de esos ciudadanos capaces de crear riqueza con sus iniciativas, con su trabajo y con la valentía con la que afrontan los riesgos de sus inversiones.

Sin la riqueza que crean los empresarios, el sector público no podría sostenerse. Y cuando digo el sector público, pienso en todos los funcionarios, en los parados que cobran el subsidio de desempleo, en todos los pensionistas y en todas las asociaciones y chiringuitos que reciben subvenciones del Estado. Todo ese dinero viene del sector privado, de los empresarios, de los que de verdad crean riqueza. En definitiva, de los que, como Isak Andic, saben crear empresas y hacerlas prosperar.

Parece mentira que haya que recordar esto, pero creo que es muy importante, sobre todo porque tenemos un gobierno, sostenido por una unión de partidos, donde todos ellos, de manera directa o indirecta, defienden políticas intervencionistas. Empezando por el PSOE, que en los últimos tiempos ya ha intervenido en una empresa tan importante como Telefónica o ha anunciado la creación de una empresa pública de la Vivienda, demostrando que quizás su modelo sea Franco con el Instituto Nacional de la Vivienda.

«Sus pretensiones independentistas llevan a PNV y Junts unirse a partidos que desconfían de la iniciativa privada»

Y si alguien pensaba que partidos como el PNV o Junts podían defender políticas menos intervencionistas y más cercanas a posiciones liberales, está comprobando cómo sus pretensiones independentistas les llevan a unirse a todo tipo de partidos que, en el fondo y también en la forma, desconfían de la iniciativa privada propia del capitalismo y de las sociedades que creen en el mercado libre y, en cambio, buscan sus modelos en el trasnochado comunismo, ahora disfrazado de populismo bolivariano.

Que el ejemplo de Isak Andic sirva para romper una lanza por los empresarios, a los que el Gobierno de Frankenstein mira con recelo, y para reivindicar la libre iniciativa y la economía capitalista, que es la que más ha hecho progresar a las sociedades, sobre todo a las capas más desfavorecidas.

Descanse en paz, Isak Andic.

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