THE OBJECTIVE
Juan Francisco Martín Seco

La economía: ni tanto ni tan calvo

«Si España ha crecido más que la media de la UEM, es tan solo por el mal comportamiento de las economías francesa y alemana»

Opinión
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La economía: ni tanto ni tan calvo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Ilustración: Alejandra Svriz

Pedro Sánchez y sus acólitos no dejan de pavonearse de la buena marcha de la economía. Desde luego, esto no constituye ninguna novedad. Tanto la anterior ministra como el presidente del Gobierno lo hicieron desde el inicio, incluso cuando nuestro país era el único de la Unión Europea que no había alcanzado el nivel del PIB anterior a la pandemia. A Sánchez le puede pasar como al aldeano de la fábula, que tantas veces anunció falsamente la llegada del lobo, que cuando este apareció de verdad nadie se lo creyó.

No es que ahora el Gobierno pueda fanfarronear con fundamento de la marcha de la economía, en absoluto, pero no se puede negar que las cosas a partir de la guerra de Ucrania han cambiado en Europa. Para unos países como España, Grecia y Portugal, para mejor; en otros, como en Alemania o en Francia, para peor.

En el caso de nuestro país, en los años que han transcurrido a partir del inicio de la epidemia, se puede distinguir de forma clara la existencia de dos periodos económicos. El primero, desde el cuarto trimestre de 2019 hasta finales de 2022, durante el cual la economía española ha ido a la cola de la de todos los países europeos. (Ver mi libro Tierra quemada en el viejo topo). El segundo, desde 2022 hasta el final de 2024, en el que la economía ha mejorado en relación con Europa, encontrándose su crecimiento por encima del de la Unión Monetaria (UEM), aunque ello no se debe tanto a sus méritos -y menos a los del Gobierno- como a la debilidad de otros países como Francia y Alemania.

Para juzgar la salud de nuestra economía, al igual que la de los otros Estados, no vale atender exclusivamente a un solo año. Es preciso considerar un espacio de tiempo adecuado, del mismo modo que no es suficiente analizar una variable en solitario. Pero vayamos a los datos, analicemos el crecimiento económico de España desde el cuarto trimestre de 2019 al segundo de 2024. El incremento acumulado del PIB ha sido del 5,7%. Este porcentaje es ligeramente superior al de la UEM (4,2%), debido en gran parte a que al ser muy elevadas las ponderaciones de Francia y Alemania (con crecimientos del PIB del 3,7% y 0,2% respectivamente), hacen descender la media. No obstante, la economía de nuestro país no es la que más ha crecido. Por ejemplo, Grecia (8,5%) y Portugal (6,8%) lo han hecho en mayor medida, e Italia (5,5%) solo es inferior en dos centésimas.

Como se puede comprobar, la guerra de Ucrania ha cambiado la situación de Europa. Se ha producido una modificación curiosa. Los llamados despectivamente PIGS -Grecia, Portugal, España e Italia-, que fueron los que tuvieron más problemas en la crisis del 2008, son ahora los que más crecen, mientras Alemania se encuentra estancada e incluso en recesión.

«Desde 2022 hasta el final de 2024, la economía española ha mejorado en relación con Europa, aunque ello no se debe tanto a sus méritos -y menos a los del Gobierno- como a la debilidad de otros países como Francia y Alemania»

Al menos dos causas están detrás de esta metamorfosis. La primera responde a las características de esta guerra y al impacto que ha tenido en los suministros de la energía, al que no todos los países son igual de sensibles ni tenían la misma dependencia de Rusia. Alemania, absurdamente, había reducido las fuentes de abastecimiento casi en su totalidad a la Federación Rusa. España, por el contrario, ha contado con una pluralidad mayor de tipo de energía y de proveedores. La segunda causa se encuentra en la asignación de los fondos europeos movilizados con la Next Generation, que afecta y en cierta manera dopa a los países que más crecen, principalmente a los PIGS.

Ello nos lleva a considerar los componentes de ese crecimiento que, tal como afirma el Banco de España en su último boletín económico, es tanto más importante que la propia tasa de incremento del PIB. El 5,7% de crecimiento de la economía española se debe casi en su totalidad al consumo público (3,1 puntos) y al sector exterior (1,5  puntos). En todos los países de la UEM se aprecia una contribución positiva del consumo público, pero en el caso de España es especialmente elevada, al igual que la del sector exterior que, en líneas generales, gracias al turismo es mayor en España que en el resto de los países. Por el contrario, la aportación del consumo privado y la inversión privada ha sido escasa en nuestro país, a diferencia de Portugal y de Grecia. Italia está en el medio.

Respecto a la inversión pública, se distinguen aquellos países relacionados con la asignación de fondos vinculados al programa Next Generation: Grecia, Portugal, España e Italia, con altas tasas, y el resto. Nuestro país presenta un incremento relativamente alto de la inversión pública frente a una tasa muy reducida de inversión privada.

A priori no hay por qué ver esto como negativo, tal como hacen algunos comentaristas, que pretenden descalificar el crecimiento de estos años por el volumen que en él ocupa el gasto público. No tienen razón los que distinguen entre sector productivo e improductivo, identificando a este último con el sector público. Nadie se atrevería a afirmar que la educación, la sanidad, la justicia y un largo etcétera son improductivos. Tanto los gastos privados como los públicos únicamente podrán ser tachados de estériles o productivos después de analizarlos. No valen las generalizaciones. Tanto en el sector público como en el sector privado pueden producirse gastos que no solo pueden ser inútiles, sino incluso nocivos. Fue el sector privado el que estuvo en el origen de la crisis del 2008. El problema es que en los momentos actuales es difícil analizar la composición y la oportunidad de muchos gastos públicos, especialmente los referentes a Next Generation, que se están concediendo con total arbitrariedad ausente de transparencia.

La evolución del PIB da idea de la marcha de la economía, pero esta variable no es todo, es preciso considerar otras como la renta per cápita. Esta magnitud no ha sido tan favorable para España. Entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2024 el PIB per cápita de nuestro país ha crecido un 2,5%, mientras que en la UEM lo ha hecho en el 2,7%; y si la comparación es con el resto de países del Sur, los llamados PIGS, el resultado es aún más negativo: Grecia, 10,9%; Italia, 6,8% y Portugal, 3,9%.

En cuanto a la productividad por hora, frente al crecimiento registrado en España del 2,3% (0,1% en términos por persona), se registraron mayores crecimientos en Grecia y Portugal, con avances del 4,7% y 3,5%, respectivamente (4,7% y 1,4% en términos por persona), mientras que los crecimientos fueron menores en Alemania (0,7%), Francia (–1,5%) e Italia (–0,5%) (–1,5%, –2,2% y 1,4% en términos por persona, respectivamente).

Todos estos datos conducen a alguna conclusión acerca de la evolución de la economía española en este periodo, y que nos puede servir de ayuda para vislumbrar por dónde va a encaminarse en el futuro: 

  1. En el periodo considerado hemos crecido un 5,7%. Este aumento en cinco años no es precisamente para echar las campanas al vuelo, representa tan solo un incremento promedio anual de alrededor del 1,1%. 
  2. Si España ha crecido más que la media de la UEM, es tan solo por el mal comportamiento de las economías francesa y alemana que, dada su elevada ponderación, han originado que la media haya crecido tan solo el 4,2%.
  3. Sin embargo, hay otros países de nuestro entorno como Portugal y Grecia que han tenido un crecimiento mayor que el de España, e Italia más o menos el mismo.
  4. Tras la epidemia y los años que van de la guerra de Ucrania, se produce en Europa una situación curiosa, los llamados injuriosamente PIGS, que fueron los que tuvieron más problemas en la pasada crisis, son los que más han crecido en este periodo.
  5. En buena medida, la situación relativamente favorable de los llamados PIGS se debe a estar dopados por los fondos europeos de la recuperación. Señal de ello es que la inversión pública en todos estos países ha sido muy elevada. Concretamente en España, el 80% del crecimiento se debe al gasto público y al sector exterior.
  6. La renta per cápita de España en este periodo no ha tenido una evolución tan positiva. Su tasa de crecimiento (2,5%) es inferior a la de UEM (2,7%) y desde luego a la de Grecia (10,9%), Italia (6,8%) y Portugal (3,9%).

Conviene resaltar que esta variable resulta mejor que el simple crecimiento para expresar la evolución de la prosperidad de un país. Entre ambas magnitudes se encuentra la modificación en el número de habitantes. Gran parte del incremento del PIB en España durante este periodo se debe al aumento de población.

7. En este intervalo de tiempo en España la productividad por hora trabajada (2,5%) es muy superior a la productividad por persona (0,1%), lo que indica que muchos trabajadores son a tiempo parcial o tienen contratos fijos discontinuos. El escaso incremento, casi inexistente, de la productividad acumulada por trabajador en este periodo cuestiona temas como la reducción de jornada o un aumento generalizado de los salarios.

8. El hecho de que en este momento el crecimiento de la economía de los países del Sur se sitúe a la cabeza de Europa no implica que no existan riesgos de cara al futuro. En primer lugar, los fondos europeos antes o después se terminarán. En segundo lugar, es de suponer que la Comisión, tras un periodo largo de laxitud, endurecerá por fin la política fiscal. En tercer lugar, los cuatro países del grupo presentan un endeudamiento público muy elevado con porcentajes alrededor o superiores al 100%. Y finalmente, es difícil que la economía de estos países puedan mantener tales tasas de crecimiento si las de Francia y Alemania continúan en la atonía actual.

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