Qué nos puede deparar el 2025
«Se espera una clara desaceleración de nuestro crecimiento, lastrado por la incertidumbre política, la alta presión fiscal y las nuevas normas laborales»

Ilustración de Alejandra Svriz.
La economía mundial ha comenzado el año con grandes incertidumbres, geoestratégicas, políticas y económicas. En principio, a lo largo de este ejercicio incluso en los próximos días, tras la tregua, el conflicto en Oriente Próximo se debería resolver por la presión internacional; sin embargo, la guerra de Ucrania se podría prolongar todo el año. También se debe definir el nuevo régimen en Siria, que deberá reducir la presión en la zona; además el boicot a las exportaciones de petróleo de Rusia ha tensionado los precios de la energía.
El comienzo del mandato de Donald Trump, desde el punto de vista económico, puede beneficiar en el medio plazo el equilibrio de las cuentas públicas, sin embargo sería un grave error que aplicase aranceles a las importaciones. Lógicamente perjudicaría al comercio internacional y al crecimiento global, pero sobre todo penalizaría a medio y largo plazo a EEUU; el «proteccionista en el pecado lleva la penitencia», puesto que aumentará la inflación, se reducirá el poder adquisitivo y de elección de sus consumidores, se reducirá su competitividad y por tanto sus exportaciones y su crecimiento. De hecho, la Reserva Federal apenas bajará sus tipos de interés este año por esta circunstancia.
Se estima que el crecimiento de la economía mundial sea del orden del 2,7%, algo menos que el año anterior, y debe seguir liderada por la India con una China en clara desaceleración.
El crecimiento de los EEUU puede ser algo inferior al del ejercicio anterior; si bien la bajada de impuestos puede impulsar la actividad económica y compensar en cierta manera la desaceleración que pueden provocar los aranceles.
La Unión Europea podría mejorar ligeramente su crecimiento, puesto que apenas creció en 2024; sin embargo, padece importantes debilidades estructurales que lastran su crecimiento, vinculadas a sus costes laborales, fiscales y medioambientales.
«Los países desarrollados nos seguiremos enfrentando al reto de la inmigración»
Afortunadamente las ideas al respecto de Trump pueden terminar calando en la Vieja Europa, aunque cuanto más tarde se produzca, más perjuicios ocasionará a nuestro crecimiento y bienestar.
Además, los países desarrollados nos seguiremos enfrentando al reto de la inmigración; hay que favorecer la entrada de trabajadores con contrato laboral, o con claras posibilidades de empleo, y hay que impedir la inmigración ilegal; es esencial que Europa defina una política racional y conjunta en este asunto.
La economía española comienza el año con un dinamismo que solo se justifica por el aumento del gasto público, el incremento de la población, el magnífico comportamiento del turismo y por las estimaciones del INE poco coherentes desde el punto de vista metodológico.
En cualquier caso, se espera una clara desaceleración de nuestro crecimiento, lastrado por la incertidumbre política, la alta presión fiscal y las nuevas normas laborales. La reducción de la jornada de trabajo y la elevada presión fiscal empresarial, provocarán un incremento de costes, que reducirá aún más nuestra ya deteriorada competitividad.
«Los precios de las materias primas energéticas deben seguir siendo bajos durante la mayor parte del año»
Afortunadamente, a pesar de las tensiones mundiales los precios de las materias primas energéticas deben seguir siendo bajos durante la mayor parte del año, puesto que el actual repunte del precio del petróleo debe ser coyuntural; lo que favorece la reducción de la inflación en la mayoría de los países de la UEM y la bajada de los tipos de interés por parte del BCE.
El aumento del gasto público seguirá manteniendo excesivamente alto el déficit público, alejado del objetivo establecido por la Comisión Europea.
La consolidación fiscal debería realizarse reduciendo el gasto público, puesto que un mayor aumento de los impuestos tendría un efecto muy negativo sobre la actividad económica, la inversión y el empleo.
Sería importantísimo que, a lo largo del año, se decidiese alargar la vida útil de nuestras centrales nucleares, por ser una energía de base y además generará un Kwh muy barato, puesto que están ya amortizadas. La parada temporal de un grupo nuclear el pasado mes de diciembre, provocó una reducción de la oferta de energía eléctrica, que obligó a cortar durante dos días el suministro a una gran parte de la industria, lo que ocasionó importantes costes.
«Si se mantiene la actual Ley de Vivienda los precios de compra y los alquileres seguirán subiendo»
Si se mantiene la actual Ley de Vivienda los precios de compra y los alquileres seguirán subiendo, puesto que la demanda supera ampliamente a la oferta. Las limitaciones e imposiciones a la construcción de nuevas viviendas están reduciendo la construcción de éstas a tan solo 100.000 unidades al año, frente a una demanda, cuando menos, de 220.000. Además, ya existe un déficit de unas 350.000 casas, como poco; con lo que los precios de adquisición seguirán subiendo, espoleados por una demanda creciente favorecida por la bajada de los tipos de interés.
La limitación a la subida de los alquileres y la desprotección del propietario frente a los inquilinos que dejan de pagar han reducido la oferta en un 35% aproximadamente, lo que ha provocado, como es de manual, una fuerte elevación de los alquileres nuevos. En definitiva, una política populista equivocada para la vivienda tal y como se establece en el nuevo «Plan», limita el acceso a la vivienda de los más desfavorecidos desde el punto de vista económico.
El populismo está limitando la necesaria colaboración público-privada en materias tan fundamentales como la educación y la sanidad; tal y como está poniendo de manifiesto el conflicto de Muface, que es más ideológico que económico.
La incertidumbre institucional y una política económica inadecuada están penalizando enormemente la inversión, tanto extranjera como nacional, lo que limita nuestras posibilidades de ser más competitivos, máxime si se penaliza desde el Gobierno la función empresarial.
«Es más que previsible que la economía española desacelere su crecimiento»
La reconstrucción de la estructura productiva y de las infraestructuras destruidas por la dana debe ser una misión conjunta de la sociedad española, que no se puede ver entorpecida por enfrentamientos políticos estériles que penalizan el enorme esfuerzo que todavía queda pendiente. Las ayudas del Gobierno central deben ser directas, en muchos casos automáticas, empleando los datos que posee Hacienda, y rápidas para que sean eficaces.
Con este escenario nacional, es más que previsible que la economía española desacelere su crecimiento y quede pendiente el necesario ajuste fiscal, si bien para caminar en esta dirección es mejor que no se aprueben unos nuevos presupuestos.