The Objective
Rosa Cullell

Cataluña manda en España

«Los gobiernos de la nueva izquierda quieren directivos empresariales muy próximos. Y en este juego, Puigdemont no cuenta. Cuenta La Caixa»

Opinión
Cataluña manda en España

Sede de Telefónica en Madrid.

Pedro Sánchez, el PSC y la burguesía catalana plurinacional (la gent d’ordre), están contentos. Han colocado a Marc Murtra, una persona de confianza, en Telefónica. No ha sido gracias al saltimbanqui Puigdemont. Cataluña manda más en Madrid (en España) y en las telecomunicaciones gracias a Caixabank y a Isidro Fainé. Me apuesto lo que quieran a que el consejero más antiguo de la teleco (30 años), no se enteró a última hora de la forzada salida de José María Álvarez Pallete.

El nuevo nombramiento del ingeniero Murtra, patrón de la Fundación Bancaria La Caixa, además de presidente no ejecutivo de Indra, ha sorprendido poco en las torres negras de la Diagonal. La Sepi, por más accionista principal que sea tras la última nacionalización, no hubiera conseguido designar a un presidente sin contar con la aprobación de esa caja que lleva desde 1987 siendo muy principal accionista de la multinacional. 

De hecho, la entidad de ahorro ya se sentaba en el consejo cuando Felipe González (PSOE) inició la privatización de Telefónica, que culminó José María Aznar (PP). Querían ambos liberalizar las comunicaciones. Ahora, el sanchismo las ocupa. 

Con un 10%, el Estado vuelve a ser accionista de la compañía, aunque a muchos les asuste y extrañe esa necesidad súbita de gastar dinero público en recomprar una empresa que, como tantas otras telecos europeas, ya tuvo sus mejores momentos. En el año 2000, cuando se privatizó la gran sociedad española de telecomunicaciones, su capitalización bursátil se elevaba a 106.000 millones de euros. Hoy es de 22.000 millones. 

La llegada de Murtra a Telefónica puede acelerar las compras o las absorciones, aunque lo que se cuece, por ahora, es trocear Indra y vender algunos de sus activos. El valor total de esa empresa especialista en Inteligencia Artificial y Defensa ronda los 3.000 millones. Poca cosa para la multinacional.

“Antes de ser escogido como presidente de Indra, Murtra había sido directivo en puestos públicos ligados al PSC”

Hasta el momento los intentos de deshacerse de la filial Minsait, la consultoría tecnológica de Indra valorada en 600 millones, no habían prosperado. El independiente Álvarez Pallete se resistía a adquirirla. Eso, como nos ha quedado claro, empeoró el feeling entre el ejecutivo y Sánchez.  Necesitaban a alguien más cercano, a uno de los suyos.

Murtra es el hombre. Antes de ser escogido como presidente de Indra (su primer paso en dirección a Telefónica), el ingeniero catalán había sido directivo en puestos públicos ligados al Partido Socialista de Catalunya: Ràdio Estel, Barcelona Televisió, Ayuntamiento de Barcelona, jefe de gabinete de Juan Clos en el Ministerio de Industria, para seguir en Red.es, Paradores de Turismo, Instituto de Tecnologías de la Información… 

Lo más preocupante es que Pedro Sánchez y su gabinete han vuelto a fallar -o a despreciar- las formas institucionales y el sentido de Estado. Pocas grandes empresas públicas o privadas convocan un consejo en sábado por la tarde sin aviso previo ni orden del día anticipado. Menos aún se atreven a citar, en Moncloa, al presidente de una cotizada para que el jefe de la Oficina Económica (convertido en director de personal) le confirme oficialmente su salida inmediata de Telefónica. ¡Qué innecesario! 

A Isidre Fainé le llamó Pedro Sánchez in person. Con La Caixa y con Cataluña, un respeto. La autonomía, como se comprobó en las últimas elecciones generales, es el principal granero socialista de votos. 

“Con Pallete o con Murtra, el principal problema de la teleco española seguirá siendo el  bajo precio de su acción”

El camino de Murtra hacia Telefónica empezó a forjarse en 2021 cuando sustituyó en Indra a Fernando Abril Martorell, un directivo de dilatada experiencia destituido sin motivo alguno y con parecida precipitación. Ahora, en las  reuniones del Foro Mundial en Davos, se cuestiona la poca experiencia en el mundo de las telecomunicaciones del recién nombrado, aunque  preocupa más la descarada intervención política. 

Con Pallete o con Murtra, el principal problema de la teleco española seguirá siendo el  bajo precio de su acción, cuyo techo no supera los cuatro euros. El cambio imprevisto del fin de semana asustó aún más al mercado, haciendo que el valor cayera un 2,7%. Ayer cerró en 3,81 euros. Al accionista individual y a los analistas internacionales no les gustan las nacionalizaciones

En 2013 -con Cesar Alierta, un aragonés más listo que el hambre, en la presidencia de la compañía-, no hubiera sido mala idea aceptar la jugosa oferta de compra que puso encima de la mesa la americana ATT. El Gobierno de Mariano Rajoy esgrimió el interés nacional para rechazar la venta, aunque respetó escrupulosamente la privatización. 

El amiguismo es muy ibérico. Aznar contrató al financiero Juan Villalonga, un viejo compañero de El Pilar -el cole de las antiguas élites madrileñas- para presidir la teleco española. A los tres años, dimitió y dejó paso a Alierta. Sánchez y Fainé han escogido al ingeniero Murtra, un catalán discreto y afín. 

“El actual presidente de Prisa, Joseph Ourghulian, forma parte del consejo de Indra. Quizás ahora consiga rentabilizar su inversión”

La próxima incógnita económica es ésta: ¿Acabará Indra, una empresa de defensa e inteligencia artificial, siendo absorbida por esta Telefónica que cuenta con un importante accionista árabe? Cuando el fondo saudí entró en la teleco española, se oyeron muchas voces preocupadas. Poco después, la Sepi aceptó el 9,9% saudí. Nadie se acuerda.

También se olvida que el actual presidente de Prisa, el financiero armenio Joseph Ourghulian, forma parte del consejo de Indra. Quizás ahora consiga rentabilizar su inversión. Las piezas siguen colocándose (deprisa, deprisa) en el puzzle del sanchismo. Los tiempos, como suele suceder en la política, se han acelerado en previsión de un ciclo lleno de decisiones judiciales y demandas de información (entre otros, a Telefónica) de los tribunales.

El mundo ha cambiado, pero los gobiernos de la nueva izquierda quieren directivos empresariales muy próximos. Las carreras se hacen en función de las necesidades del líder. Hoy aquí, mañana -si has obedecido- en otro buen puesto, incluso en el extranjero. Los hilos se mueven desde la entente cordial. Cataluña manda ahora un poquito más en España. Y, en este juego, Puigdemont no cuenta. Cuenta el empresariado catalán, cuenta La Caixa.

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