Sánchez, un tipo con suerte
«Con el despido de Pallete y el nombramiento de Murtra, el Gobierno parece querer dejar claro a las grandes empresas del Ibex quién manda aquí»

Sede de Telefónica.
La entrada de los saudíes en Telefónica. La OPA hostil del BBVA sobre el Banco Sabadell. Dos golpes de suerte que esta semana han servido a Pedro Sánchez para culminar el asalto de la mayor corporación del país y conseguir la claudicación del cuarto banco nacional. Con el despido fulminante de José María Álvarez Pallete al frente de operadora y el nombramiento de su hombre de confianza, Marc Murtra, hasta ahora presidente de Indra y cercano al PSC, el Gobierno parece querer dejar claro a las grandes empresas del Ibex quién manda aquí. El regreso de la sede del Banco Sabadell a Cataluña tras siete años de haberse establecido en Alicante huyendo de los efectos del procés, es otra demostración de fuerza del Gobierno. Si el Sabadell quiere su ayuda y la de los organismos públicos pertinentes para frenar la OPA hostil del BBVA, debe colaborar con el relato que aspira a imponer la Generalitat: la comunidad autónoma ha vuelto a la normalidad gracias al Gobierno del PSC. La mejor prueba de ello sería el retorno de la primera gran empresa del Ibex que la abandonó en octubre de 2017.
No hay duda de que Pedro Sánchez es un tipo con suerte. El desembarco de la operadora saudí STC en Telefónica en septiembre de 2023 con la compra de 4,9% de las acciones más un 5% en derivados convertibles en acciones, que justo ayer hizo efectivos para elevar su participación directa al 9,97%, tal y como se lo comunicó al regulador bursátil estadounidense, sirvió en su momento de pretexto al Gobierno para hacerse con el 10% del capital a través de la SEPI y mediante una emisión extraordinaria de deuda por valor de 2.000 millones de euros. Una decisión que revertía el proceso de privatización de todas las grandes empresas públicas que operaban en sectores estratégicos en España y que se prolongó entre 1985 y 1999, coincidiendo con los tres gobiernos socialistas de Felipe González y el primer Ejecutivo de José María Aznar.
STC es propiedad del colosal fondo soberano saudí, Public Investment Fund (PIF), uno de los más grandes del mundo con unos recursos estimados en 925.000 millones de euros (el equivalente al 70% del PIB español). La operadora árabe se convierte así en el tercer accionista más importante de la compañía española tras el Estado y la Caixa, con legítimas aspiraciones a ocupar uno o dos puestos entre los 15 componen su Consejo de Administración. La entrada de la SEPI, los exiguos resultados de los últimos ejercicios y la necesidad de renovarle en el cargo tras nueve años al frente, permitían anticipar el relevo de Álvarez Pallete, pero no necesariamente con estas prisas y de esta forma. ¿Tenía intención Pedro Sánchez de mandar un mensaje a las empresas díscolas del Ibex que han criticado las decisiones del Gobierno en materia fiscal? Véase las energéticas y los bancos. Seguramente sí.
Más allá de las formas, Sánchez tiene razones para justificar la toma de una participación por parte del Estado en la operadora. Es una medida defensiva para proteger la autonomía de un sector, el de las telecomunicaciones, con un papel clave en la transición digital y el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA), que es estratégico para cualquier economía. Así lo explica Fayçal Hafied en el informe A National Deep Tech Strategy elaborado para el Real Instituto Elcano. Si alguna lección nos dejó la pandemia del Covid en Europa, fue la necesidad de que sus 27 miembros se asegurararan una autonomía estratégica en sectores claves como el de la energía o las nuevas tecnologías. Y la legislación europea se ha movido en ese sentido, aceptando e incluso promoviendo un papel más intervencionista de los respectivos Estados.
Aunque pueda haber razones estratégicas que avalen la decisión del Estado de entrar en el capital de Telefónica, el demostrado afán colonizador de este Gobierno para hacerse con el control de todos los organismos que han de ser independientes y ejercer de contrapeso al poder (véase el Banco de España, la CNMV, RTVE, el INE y un largo etcétera), hace inevitable la preocupación por las consecuencias que puede traer la misma. No es tanto la capacidad de gestión de Marc Murtra como el uso del poder que tiene la operadora como principal anunciante en los medios de comunicación tras la Administración. Es un arma poderosa en manos de un presidente que libra una batalla con los medios más críticos con el Gobierno.
La elección de Murtra al frente de Telefónica es también una victoria para Salvador Illa. Que puede sumar al anuncio del regreso del Sabadell ahora a Cataluña. En los siete años desde que trasladó su sede a Alicante, la entidad ha descartado una y otra vez su regreso. Si ahora ha cedido es porque entiende que la decisión le servirá para blindarse frente a la OPA del BBVA. En octubre del año 2017, en plena crisis del procés y tras el referéndum de independencia que se celebró en Cataluña, el Sabadell y otras 4.000 empresas decidieron llevarse su sede social a otra comunidad autónoma. Inmediatamente después lo hizo CaixaBank. Esta última, establecida en Valencia desde entonces, ha descartado su regreso, pero es probable que esté sometida a fuertes presiones para hacerlo. Quién sabe si por ello está siendo un fiel aliado del Gobierno en Telefónica, incluido su apoyo como segundo accionista al despido expeditivo de Pallete.
Pero volviendo al Sabadell, las razones estratégicas para defenderse de la OPA sirven los Gobiernos central y autonómico de que Cataluña para dar alas al discurso en el que machaconamente insisten los Gobiernos central y autonómico de que Cataluña ha vuelto a la normalidad. Con ERC como socio del Gobierno del PSC en la Generalitat, que fue uno de los autores del golpe a Constitución en 2017, la comunidad autónoma está aún lejos de haber conseguido restañar todas las heridas abiertas por la deriva independentista.
Gracias al pacto del PSC con ERC para sacar a Cataluña de la caja común y romper con la solidaridad interterritorial, gracias a la Ley de Amnistía que quiebra la igualdad de los españoles ante la Ley, gracias a los indultos y a eliminar el delito de sedición que desprotege nuestra Constitución y a perdonar el de malversación del dinero público, no sólo Pedro Sánchez y su gobierno progresista se han podido mantener en el poder, sino que también han conseguido que el Banco Sabadell haya reinstaurado su sede en Cataluña. Aleluya. Es el retorno a la normalidad. La vuelta a la prosperidad.
Definitivamente, Sánchez es un tipo con suerte.