THE OBJECTIVE
José María Rotellar

El asalto intervencionista a Telefónica

«El Gobierno quiere controlar todas las instituciones y ahora también las empresas, en una práctica que atenta contra la libertad económica»

Opinión
4 comentarios
El asalto intervencionista a Telefónica

Sede de Telefónica.

Una vez que el Gobierno decidió entrar en el capital de Telefónica, en un involucionismo intervencionista que sólo tiene precedentes, con la misma compañía, en la etapa falangista del franquismo, tras haber tratado de poner todo tipo de barreras de salida a Ferrovial meses atrás, o el anunció de la creación de una SEPI digital para invertir en las empresas, sólo reafirma el interés del Gobierno en controlar el mundo empresarial, interfiriendo en el libre mercado. Eso se confirma con la maniobra impulsada por Sánchez para destituir al presidente de Telefónica, tratando de convertir a dicha empresa en la práctica en un organismo más dependiente del Gobierno.

Su política respecto a las empresas es un paso atrás para la economía de mercado:

1. En primer lugar, es un claro incremento del intervencionismo más rancio del que ha hecho gala el Gobierno de Sánchez.

2. Con la creación de la SEPI digital buscó sortear las dificultades de la SEPI para poder financiar la operación.

3. Intensifica el intento de control del Gobierno del tejido empresarial y cercena la libre decisión de las empresas.

4. Puede, adicionalmente, constituir un lugar para acomodar conocidos en su consejo de administración. No olvidemos que el hoy investigado Koldo García, quien fuera guardián de los avales de Sánchez en las primarias socialistas y persona de su máxima confianza, fue nombrado consejero de Renfe, sin cualificación alguna para el puesto.

5. Adicionalmente, la inseguridad jurídica creada con las regulaciones contra las empresas, ahuyentan la inversión, tanto nacional como extranjera, que mira hacia otros destinos, empobreciendo a la economía española.

«La multinacional española puede iniciar su declive si sus decisiones empiezan a tomarse en función de las necesidades del Gobierno»

6. Con la destitución de Pallete y el nombramiento de Murtra queda clara la jugada del Gobierno dentro de su estrategia de control no sólo de las instituciones, sino de las grandes empresas. Su entrada en la compañía, como se sospechaba, no era, obviamente, para defender el interés público, sino para, con dinero público, es decir, de los contribuyentes, comprar una participación que le permitiese ejercer el control en la misma, dentro de la estrategia sanchista de invasión de instituciones y empresas. Es cierto que con Pallete el valor de la compañía se había resentido, pero el sector público no lo va a hacer mejor -y hay muchos ejemplos sobre las deficiencias del sector público en la gestión empresarial- y pone en riesgo la principal multinacional española, que puede iniciar su declive si sus decisiones empiezan a tomarse en función de las necesidades y directrices del Gobierno, ya sea mediante inversiones que no sean convenientes, bien sea mediante el adoctrinamiento a través de su plataforma televisiva.

Mala noticia fue la entrada del sector público de nuevo en Telefónica y peor lo es el nombramiento de una persona propuesta por el Gobierno, que arroja un futuro incierto sobre su evolución. Cabe recordar cómo era Telefónica cuando era un monopolio público. Surge, hace casi cien años, para llevar los servicios de telefonía fija -la única que había en aquel tiempo, lógicamente- a toda España, como empresa privada, aunque a lomos del hecho que constituía un monopolio natural de libro, pero que funcionaba adecuadamente hasta su nacionalización en el franquismo, que hizo que, la propia compañía, con el paso de los años, no sabía competir desde su estructura pública. Era una empresa nacional, pequeña en comparación con sus homólogas internacionales, con poca productividad de su mano de obra y múltiples deficiencias técnicas, así como un retraso considerable en la prestación de los servicios de telefonía desde que se solicitaba una línea fija hasta que se instalaba.

En los años noventa del pasado siglo comenzó a modernizarse y se consiguió privatizar a finales de dicha década, junto con otras muchas empresas públicas. Desde entonces, y ya como empresa privada, Telefónica no ha dejado de crecer, compitiendo en el mercado, en el que lo ha hecho mejor que muchos de sus competidores, que le ha llevado a obtener importantes cuotas en distintos mercados internacionales, además de su dominio del mercado nacional, con fuerte presencia en el resto de Europa y en América. Ha ido creciendo tanto por crecimiento orgánico como inorgánico, aprovechando, en este último caso, compras de otras compañías en otros países. La excelencia en la gestión de la compañía durante mucho tiempo la llevó a ocupar esa posición de relevancia internacional.

«Que el accionista de control sea el sector público es una involución que puede perjudicar a la compañía, a sus clientes y a la economía»

Por tanto, no estaba mejor gestionada desde el sector público, sino mucho peor, y ese corsé monopolista impedía a los consumidores disfrutar de unos buenos servicios y a mejores precios. Por ello, volver ahora a tratar de que el accionista de control sea el sector público, nombrando a su presidente ejecutivo, es una involución que sólo puede perjudicar a la compañía, a sus clientes y al conjunto de la economía. Y lo que es peor: Sánchez no parece que vaya a pararse en Telefónica, ni en Indra, ni en AENA. Si puede imponer a un presidente en Caixabank, lo hará. Si puede imponer a otro en Sabadell y BBVA -si la OPA fracasa- o en la entidad resultante -si la OPA triunfa-, lo hará. Puede que esté negociando con todos a la vez cosas distintas y que al que gane le exija después controlar la entidad o directa o indirectamente, nombrando a afines.

Desde el Gobierno, quiere controlar todas las instituciones, empezando por la Justicia, y quiere ahora controlar las empresas, en una práctica que atenta contra las más elementales normas de libertad económica.

El propio presidente del Gobierno afirmó en Davos hace un año, en una entrevista para Bloomberg, que deseaba incrementar esa participación gubernamental en distintas empresas, es decir, que abogaba, claramente, por el intervencionismo. Interés de Sánchez de incrementar la participación en empresas que ahora se concreta con el asalto definitivo a Telefónica, en un claro involucionismo económico, que puede que sea sólo la primera de las empresas intervenidas de facto.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D