THE OBJECTIVE
César Calderón

La opinancia

«Cualquier aspirante a alcalde pedáneo sabe perfectamente que no puede ponerse en contra del colectivo que acude en masa a votar: los jubilados»

Opinión
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La opinancia

Ilustración de Alejandra Svriz.

Cualquier aspirante a alcalde pedáneo sabe perfectamente que si quiere ganar las elecciones en su bella entidad local menor, lo que no puede hacer en ningún caso (en-ningún-caso) es ponerse en contra al colectivo que participa en las elecciones de forma más masiva: los jubilados.

Puede cambiar el nombre de las calles, la dirección del tráfico en las avenidas principales los días impares, dedicarse a sí mismo una estatua ecuestre o construir quince rotondas con esculturas brutalistas a cada cual más horrorosa, lo que le dé la gana, pero como se le ocurra incluir en su programa electoral el cierre del centro social donde los abuelos juegan la partida, eliminar el viaje anual a Logroño, abolir la verbena en la que los sábados bailan pasodobles o quitarles la clase semanal de aquagym, ya puede ir preparándose para pasar cuatro años en la oposición. 

Estamos hablando de una masa crítica de más de 9 millones de ciudadanos que como ya he señalado y a diferencia de los rangos etarios más jóvenes, acuden en masa a votar en todas las elecciones e independientemente de su ideología tienen una misión sagrada, mantener su pensión al precio que sea, un hecho que al parecer y sorprendentemente ha pasado desapercibido a los más conspicuos creadores de opinión de los principales medios de centro-derecha de este país.

Gente toda ella muy principal, me refiero a esa vociferante opinancia patria, que a pesar de este hecho incontrovertible, ha decidido que, por lo que sea, el PP debía haberse autoinmolado votando en contra del de la actualización de las pensiones incluida tramposamente en el Ómnibus 2.0 perpetrado por el Gobierno con la aquiescencia de Puigdemont.

Gente toda ella muy ilustrada e independiente que frente a las prietas y coordinadas filas de esa nueva infantería prusiana que constituye el equipo olímpico de opinión sincronizada a las órdenes de Moncloa, prefiere comportarse como el colorista ejército de Pancho Villa, disparando al aire argumentos que no hacen blanco ni de casualidad en el relato gubernamental mientras clavan su bayoneta a diario en el único partido opositor capaz de producir un cambio real en el país.

Gente toda ella tan experimentada en lides electorales que a pesar de no haber empatado en su vida ni siquiera unas elecciones a la presidencia su comunidad de vecinos, y no digamos ya ganarlas, son capaces de aconsejar con voz muy seria y grave al equipo electoral del PP la estrategia idónea para hacerse con el favor de la ciudadanía española en su conjunto.

Expertos sociólogos de barra de bar que no son capaces de entender algo tan sencillo como que a pesar de sus apriorismos, guerritas culturales y demás lugares comunes, las próximas elecciones, tampoco se van a definir en los extremos ideológicos, sino en el centro, y no van a ir de atraer a los cuatro iluminados aluminosos que se dedican a lanzar exabruptos a diario en Twitter, sino a los casi 3 millones de españoles que pueden decidir dejar de votar a Sánchez y pasarse o a la abstención o al Partido Popular.

«Expertos sociólogos de barra de bar que no son capaces de entender que a pesar de sus apriorismos, guerritas culturales y demás lugares comunes, las próximas elecciones, tampoco se van a definir en los extremos ideológicos»

Liberales truchos y a tiempo parcial que al parecer estaban de bautizo todos ellos y por eso no dijeron ni Pamplona mientras Donald Trump atentaba contra el libre mercado con sus aranceles y contra los derechos humanos con sus deportaciones masivas de nuestros hermanos hispanoamericanos que huyen de la miseria, pero que, ¡huy! ponen el gritito en el cielo cuando Feijóo se sale un milímetro de las líneas maestras de Bretton Woods.

En definitiva, señores (y señoras) opinancios (y opinancias) que, a pesar de lo que pregonan, en realidad no buscan un cambio de gobierno, ya que viven mucho mejor publicando su engolada y pretenciosa columnita en el diario en el que escriben o en la tertulia radiofónica/televisiva en la que, con sus adocenadas opiniones, no son otra cosa que los mejores aliados del mantenimiento del actual statu quo. 

No descarten que antes de irse y en pago a sus servicios, Pedro Sánchez les conceda a todos ellos la laureada de San Fernando. Se la están ganando a pulso.

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