Karla Sofía: con un par
«¿Qué es más objeto de ostracismo, escribir ‘puto moro’ o celebrar la fuga del asesino de un concejal y estar en las listas de un partido cómplice del terrorismo?»

La actriz Karla Sofía Gascón en la gala de los Globos de Oro. | Europa Press
Hola Karla Sofía. Es muy improbable que llegues a leer estas líneas, que serán publicadas el día en el que se celebra la gala de los Goya. Y es más improbable aún que prestes atención a este insignificante escribidor que por aquí desfila los sábados. A poco que bucees en las cosas que he escrito –como han hecho contigo- quizá me veas como un enemigo. Si lo piensas bien, concluirás que no lo soy.
Vi la película que protagonizas al poco de estrenarse y no me abrumó, ni tu actuación tampoco. Me pareció una ocurrencia, una especie de «Tootsie en Sinaloa», y nada encontré de malo en las supuestas «apropiaciones culturales» –que por lo demás nunca me resultan censurables- de las que se os acusa, o en no reflejar en toda su crudeza la violencia en México. Y, en la medida en la que los premios artísticos, como los Goya o los Oscar, tengan categorías diferenciadas por el sexo –lo cual puede ser hoy un error-, no creo que debas ser candidata como mujer en la categoría de mejor actriz contra mujeres. Si la diferenciación debe hacerse por género, y toda vez que el género es un espectro, lo mejor es que haya una única categoría («actuación») en la que puedan competir entre sí quienes se sienten mujer como tú, quienes son biológicamente mujeres, pero se sienten hombres, intersexuales, etc. Pero todo esto ahora da igual.
A veces la vida nos coloca en una encrucijada sacrificial, la de asumir un esfuerzo en beneficio de la colectividad que puede comportar un coste reputacional, económico, incluso físico. En ocasiones las circunstancias nos instan a «dar testimonio», asumir un rol de, digámoslo así, «servicio público». Es el que me parece que te toca y es lo que te pido humildemente, en representación de tantos ciudadanos que aún creemos en el valor de la tolerancia, en la necesaria separación Iglesia-Estado (buena parte de lo que hoy se factura como «ideología» es religión, con todos sus ritos, liturgias y santurronería), y en la no confusión entre arte y política.
Y es que he recordado que hará un par de años Fermin Muguruza acudió a la gala de los Goya en Sevilla como director de una cinta nominada a la mejor película de animación (en ella participan actrices consagradas como Rossy de Palma o Emma Suárez) y fue «foco de los ataques de Vox». Muguruza, recordarás, es el líder de un grupo de música vasco que popularizó una canción, Sarri, Sarri, en la que se celebra la fuga de dos presos de ETA (uno de ellos se llama Joseba Sarrionandia, y de ahí el título) de la cárcel de Martutene. Muguruza se presentó en 1999 en las listas al Parlamento Europeo de una de las varias formaciones –Euskal Herritarrok- que han sido brazo político de la banda criminal. Dos años antes, en 1997, ETA había asesinado al psicólogo de Martutene, fíjate tú – lo recordó hace poco Fernando Savater- y en 2000, poco después de que finalizara la «tregua», ETA asesinó a Fernando Buesa, diputado del Partido Socialista Vasco. Por dar contexto de quien sigue siendo un referente para Pablo Iglesias, Rufián y tutti quanti de la intelligentsia (ejem) de la dizque izquierda política, social y cultural.
He visto tu larga entrevista en CNN en la que atropelladamente despliegas contrición sobre unos exabruptos que escribiste al modo de quienes, como escribió Manuel Vicent a propósito de los bares madrileños, pontifican acodados en la barra de un bar con un Campari en una mano mientras que con la otra se acomodan el paquete. Pensaste que cogitabas en un diario íntimo, y resulta que te leyeron hasta en Canadá. De Muguruza no tengo registro de enmienda o arrepentimiento: sí de que, gracias al permiso de las autoridades competentes, tocó recientemente en el patio de la prisión de Martutene frente a entusiastas etarras aún allí presos por sus horribles crímenes, y los contritos funcionarios de prisiones que quizá recordaron a su compañero Gómez Elósegui. El repertorio incluyó el Sarri, sarri. Para más guasa general.
«La actriz Itziar Ituño, a pesar de su apoyo a los presos de ETA, pronunció el pregón de la Semana Grande de Bilbao»
Y la pregunta es inevitable: ¿qué puede ser más objeto de ostracismo, haber escrito «puto moro» o haber celebrado la fuga de quien asesinó a un concejal y engrosar las listas de un partido político cómplice con el terrorismo? El ministro de Cultura, entusiasta inicial con tu nominación a los Óscar, ahora siente que tu candidatura ha quedado «empañada» y te retira el apoyo.
Es el mismo que respaldó a la actriz Itziar Ituño, a quien, a pesar de que ha manifestado públicamente su apoyo a los presos de ETA, cupo conceder el honor de pronunciar el pregón de la Semana Grande de Bilbao (momento que aprovechó para mandar un «abrazo caluroso» a los etarras fugados). «[…] quiero trasladarle todo mi apoyo» –decía Urtasun en la comisión de Cultura del Congreso hará poco más de un año-; «lo quiero decir también como ministro de Cultura… creo que nadie debe ser penalizado por sus ideas y, por lo tanto, quiero también, como ministro de Cultura, solidarizarme y mostrarle mi apoyo, porque creo que no es de recibo lo que está viviendo. Por lo tanto, le agradezco su pregunta porque me permite trasladarle este apoyo públicamente». Le agradecía la pregunta a la diputada Aizpurua, de Bildu, que en su día fue condenada por apología del terrorismo. El Festival de Cine de San Sebastián, la Unión de Actores Vascos, la Asociación de Productoras Audiovisuales, se sumaron al apoyo la actriz Itziar Ituño.
Así que estás ante una gran oportunidad, única, quizá ante el papel de tu vida. Hazme caso: toma nota y empieza a ensayar.
Exterior. Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. Noche.
Un Rolls-Royce se aproxima a la entrada. Focos, bullicio de estrellas que han transitado o están a punto de transitar, por la alfombra roja. El presidente del Gobierno, el ministro de Cultura, Pedro Almodóvar, Ana Belén, Miguel Ríos y otras autoridades; Maribel Verdú, Leonor Watling, Eduard Fernández… Hay revuelo porque Inés Hernand ha aparecido completamente desnuda, aunque sin la compañía de Kanye West.
El Rolls se detiene y se abre la puerta. Una pierna asoma, al modo de Kathleen Turner en Body Heat. Del coche desciende la actriz trans Karla Sofía Gascón, con sus mejores galas. Nadie la esperaba. Se hace el silencio. Aún reina el estupor, la sorpresa, el fastidio, cuando, por la otra puerta, se baja Íñigo Errejón. Resuelto, con un esmoquin bien entallado, coge del brazo a Karla y ambos caminan desafiantes por la alfombra en dirección a la entrada. Sonríen…
Karla, échale…
Eso.