No al cierre de las centrales nucleares españolas
«El abastecimiento energético español es muy dependiente de los hidrocarburos, por lo que es imprescindible alargar la vida útil de las centrales en operación»

La central nuclear de Cofrentes, en Valencia. | Rober Solsona (Europa Press)
El desarrollo industrial español de la década de los sesenta del siglo XX fue intensivo en consumo de energía barata, especialmente petróleo, lo que redujo enormemente el grado de autoabastecimiento energético, que pasó del 70% en 1960 a tan solo el 23% en 1970. Para mejorar la garantía del suministro, ya durante esa época, se decidió el desarrollo en España de un importante programa nuclear, que dio lugar a la puesta en marcha en 1968 de la primera central nuclear en nuestro país. «José Cabrera, Zorita». Lógicamente, las crisis del petróleo de 1973 y 1979 incentivaron programas más ambiciosos.
En España han llegado a operar 10 centrales nucleares, y en la actualidad, tras el cierre de las de la primera generación: Zorita, Vandellos I y Santa María de Garoña; se encuentran siete en actividad, que generaron el pasado año el 19,57% de nuestra energía eléctrica, lo que representa la segunda fuente más relevante de producción en nuestro país. Estas son: Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Trillo y Vandellos II; que, transcurrido su periodo de vida útil de 40 años inicialmente aprobado, el Gobierno de España ha decidido su cierre definitivo, lo que representa un grave error.
Está previsto que la primera en cesar su actividad sea Almaraz, lo que ha llevado, lógicamente, a manifestarse en contra de su cierre a casi todos los partidos políticos de la zona, así como a la sociedad civil; ya que provocaría un enorme empobrecimiento económico del entorno, e incluso generaría problemas de abastecimiento de energía eléctrica a Madrid, puesto que se trata de una energía de base, garantía de potencia; ya que puede operar más de 7.000 horas al año, frente a las renovables que difícilmente llegan a las 2.000 horas.
Las centrales nucleares españolas se construyeron en su mayoría con una gemela, «por la curva de aprendizaje» que representaba. A casi todas las mellizas de las nuestras se les ha alargado la vida útil a 60 años como mínimo, por lo que están produciendo energía muy barata. La prolongación de la vía útil requiere de pocas inversiones adicionales, por lo que al estar amortizadas generarían en España una energía eléctrica muy rentable, consecuencia tan solo de los costes de combustible y de operación y mantenimiento; si bien también sería necesario reducir la excesiva presión fiscal que soportan y que penaliza en exceso su coste real.
La mayor parte de coste del kWh de origen nuclear se debe a la amortización de la enorme inversión, del orden de 70% del total; por lo que es muy sensible al tiempo de construcción de la central y a los tipos de interés. Sin embargo, si se duplica el coste del uranio, la repercusión final tan solo es del orden del 3%. En cambio, en las centrales térmicas, el coste del combustible representa del orden del 65% del coste final del kWh, por lo que es muy sensible a las subidas del precio del gas y petróleo; como hemos sufrido recientemente.
«EEUU con 93, Francia con 56 y China 55 son los países líderes que cuentan con mayor número de centrales en operación»
La energía nuclear de fisión es una energía con futuro en Europa y en casi todo el mundo. Actualmente se encuentran en operación 412 centrales nucleares en 30 países del mundo, siendo EEUU con 93, Francia con 56 y China 55, los países líderes que cuentan con mayor número de centrales en operación; resultando Francia el país, en términos relativos, más nuclearizado, puesto que el 69% de su energía eléctrica es de origen atómico. Además, 58 centrales más se encuentran actualmente en construcción en 19 países, con lo que Turquía también se incorporará a los países con centrales. En China se están construyendo 19 centrales nucleares y ocho en la India.
El proceso de producción nuclear no se efectúa mediante quemado convencional, sino a través de un proceso físico que no emite C02, por lo que la energía nuclear tienen la calificación de «energías verdes, actividades en transición», desde el 1 de enero del 2023, tras la aprobación de la Comisión Europea y la validación del Consejo de Europa; sin embargo, nuestro Gobierno mantiene una posición contraria a prolongar cuando menos la vida útil de nuestro actual parque; mientras que Francia ya ha anunciado un nuevo programa de entre siete y 15 nuevas centrales para el año 2050, sobre todo de seguridad pasiva, tras haber prolongado la vida útil de la gran mayoría de su actual parque.
En efecto, de cara al futuro, se están desarrollando nuevos reactores nucleares «modulares» de unos 300 MWe de potencia, es decir menos de la tercera parte que los actuales, más fáciles y seguros de operar, puesto que se basan en el principio de seguridad pasiva, mediante procesos físicos naturales; asimismo, sus costes de inversión son mucho más reducidos que los de las centrales nucleares tradicionales.
«Es fundamental garantizar el abastecimiento energético lo más rentable posible para poder mejorar nuestra competitividad»
Estas nuevas centrales nucleares también de fisión abren nuevas perspectivas para ampliar la potencia nuclear en los países que actualmente poseen centrales nucleares, pero también a muchos países emergentes, puesto que sus requerimientos de capital tecnológico, humano y financiero son menores que para las actuales; además se puede escalar fácilmente la potencia. España debería mantener la calificación de emplazamiento nuclear a todos los autorizados actualmente para construir en el futuro, si se considera necesario este tipo de centrales nucleares nuevas; puesto que sin duda la energía nuclear del futuro es la de fusión, basada en la unión de átomos ligeros, como los isótopos del hidrógeno, deuterio y tritio; sin embargo, no se considera viable desde el punto industrial hasta cuando menos el año 2070.
En definitiva, el abastecimiento energético español sigue siendo muy dependiente de los hidrocarburos, y vulnerable energéticamente, por ser necesario importarlos del exterior, y se genera una energía eléctrica cara; por lo que es imprescindible a corto plazo alargar la vida útil de las centrales nucleares españolas actualmente en operación; y de cara al largo plazo plantearse nuevas centrales modulares de seguridad pasiva, en los enclaves ya calificados de nucleares pero sin actividad actualmente.
Resulta fundamental garantizar el abastecimiento energético lo más rentable posible en todo momento y lugar, para poder mejorar nuestra competitividad empresarial y el bienestar de los ciudadanos, por lo que la energía nuclear sigue siendo muy necesaria también para España.