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Joaquín Leguina

Europa, en peligro

«Si la UE es coherente con los valores que dice defender, tendrá que pararle los pies a Trump. O disponerse a desaparecer como las democracias que son»

Opinión
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Europa, en peligro

Ilustración de Alejandra Svriz.

La situación de Europa respecto a los EEUU ha dado un giro copernicano tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. El premier británico y el presidente francés ya le hablaron claro a Trump, pero quien rechazó ante Trump sin eufemismos las patrañas del Kremlin que Trump tomó como verdades reveladas ha sido el presidente Zelenski.

El analista Felipe Sahagún ha recogido en el artículo Russia first’, adiós a Europa, publicado en El Mundo algunas opiniones vertidas en medios norteamericanos. Así, según el diario Politico, Trump adoptó, en acciones y/o declaraciones, 29 decisiones calcadas de Putin. La última es abrir la posibilidad de reformar la Constitución para seguir gobernando indefinidamente. Lo mismo que hizo el presidente ruso.

EEUU sigue teniendo casi medio millón de soldados desplegados en más de 40 bases militares de 18 países europeos y tiene en la UE su principal socio comercial e inversor y la OTAN, aunque Trump la desprecie, es su principal instrumento de influencia militar.

El analista Ed Kilgore, de New York Magazine, ha escrito: «No es que a Trump le caiga bien Putin, es como Putin». Según este analista, Trump ha vuelto al poder decidido a sustituir el sistema constitucional estadounidense por «un régimen patrimonialista».

Trump comparte con Putin la idea de que «sólo los más fuertes tienen derecho a la soberanía, y todos los demás son piezas de cambio», explicaba el sábado en la CNN el teniente coronel Alex Vindman, destituido fulminantemente cuando se negó a testificar a favor de su jefe en el primer proceso de impeachment (2019) contra él.

«Para Trump y sus adláteres, quien quiere la paz es Putin, y Zelenski es un ‘un cómico mediocre’ y ‘un dictador’»

Otro analista, Franklin Foer, ha escrito en la revista The Atlantic que ambos (Putin y Trump) «comparten una misma visión del mundo. Admirar o adorar a Putin no es una aberración en la historia del conservadurismo, sino el último ejemplo de una larga tradición… Sin parpadear, en el último siglo la derecha estadounidense apoyó a tipos como Hitler, Franco y a casi todas las juntas militares latinoamericanas que se proclamaron anticomunistas».

En Los Angeles Times Francis Fukuyama, profesor en Stanford, ha escrito: «En pleno pulso por la hegemonía global entre las democracias liberales occidentales y los gobiernos autoritarios…, los EEUU han cambiado de bando».

Para Trump y sus adláteres, quien quiere la paz es Putin, y Zelenski es un «un cómico mediocre» y «un dictador»; la guerra la empezó Zelenski, no Putin; Ucrania jamás entrará en la OTAN y Rusia puede quedarse con todo el territorio ya anexionado; si los europeos se resisten a tantas concesiones al Kremlin antes de empezar a negociar, «los EEUU pueden retirarse por completo de Europa». Así, sin más.

Por primera vez, EEUU ha votado en la ONU al lado de Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte. El nuevo Gobierno estadounidense está apoyando abiertamente a la extrema derecha en Europa y, sin contar con Kiev ni con los demás aliados, ha abierto negociaciones bilaterales con Rusia para normalizar relaciones que, de llegar a buen puerto, son la puntilla de la estructura de seguridad en Europa.

Por si fuera poco, en la primera reunión de su Gabinete, al menos en dos ocasiones Trump afirmó que «la UE se formó para joder (screw) a los EEUU». Si la UE es coherente con los valores que dice defender, tendrá que pasar de las musas al teatro y pararle los pies a Trump. O disponerse a desaparecer como las democracias que son.

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