THE OBJECTIVE
José Carlos Llop

Iglesias vs Peyró

«El libro de Ignacio Peyró sobre el cantante es estupendo como biografía musical; como retrato de un país; como radiografía del tardofranquismo y la Transición»

Opinión
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Iglesias vs Peyró

El cantante Julio Iglesias.

Leí esta semana que cuando los alemanes condujeron al escritor P.G. Woodehouse a un campo de internamiento exclamó: «Cielo Santo, si esto es la Alta Silesia, ¿cómo demonios será la Baja?». El humor de Woodehouse era un humor aristocrático, pero aquí coincide con el humor judío: de Angel Wagenstein a Woody Allen como herencia transatlántica. La anécdota la cuenta nuestro mejor anglófilo: me refiero a Ignacio Peyró, autor de un monumental diccionario de cultura inglesa: Pompa y circunstancia. Pero Peyró no lo cuenta en este libro –al menos no lo recuerdo allí– sino en el último de los suyos: El español que enamoró al mundo: una vida de Julio Iglesias (Libros del Asteroide, 2025).

Recordé una entrevista de hace años a Lobo Antunes, un escritor que, al revés que el cantante, nunca había sido de masas, pero que cuando empezó a vender muchos libros, dijo de sí mismo haberse convertido en Julio Iglesias. La entrevistadora –una crítica y traductora francesa– le preguntó entonces: «Ser el Julio Iglesias de las letras portuguesas, ¿es divertido o muy extraño?» A lo que Lobo Antunes respondía: «Ser célebre de la noche a la mañana es, sobre todo, muy extraño».

Y me puse a leer el libro de Peyró. Lo leí, prácticamente de una sentada –bueno, fueron tres– con varios elementos personales en contra. El primero, que no me gusta, ni me ha gustado nunca Julio Iglesias. No me interesa él y en cuanto a la música ligera, tampoco la suya: seguro que soy muy injusto. El segundo que aún me dura el enamoramiento de Monica Barbaro/Joan Baez, que me fulminó hace un mes, al verla cantar It ain’t me, babe con Chalamet/Dylan en Un completo desconocido. Cómo lo insulta antes de empezar a cantar y cómo lo mira después, mientras cantan, le deja a uno turulato. Bajo su influjo sigo. La tercera es que cuando pienso –y aún escucho, lo haré siempre– en los cantantes que me formaron: Dylan, Cohen, Van Morrison, Crosby, Stills, Nash & Young, Mayall, Bowie, Lou Reed, Sandy Denny y tutti quanti –todos contemporáneos de Iglesias y absolutamente nada que ver con él–, me pregunto, me preguntaba, qué hacía leyendo una biografía de Julio Iglesias por mucho Lobo Antunes que valga.

La razón es que el libro es de Peyró, siempre sinónimo de gran calidad. Pues bien: es un libro no sólo impecable, sino estupendo. Repito: estupendo y aquí pronuncio el adjetivo como lo hacen los ingleses de clase alta: ssstupendou. Lo es como biografía musical; como retrato de un país; como radiografía política y social del tardofranquismo y la Transición; como relato de las costumbres sexuales del triunfador y su medio; como dibujo del triunfo de una voluntad y de una irresistible ascensión en un panorama donde compiten a miles y nadie llega a ser Julio Iglesias o Roberto Carlos más que Julio Iglesias o Roberto Carlos. Pero sobre todo es un libro que podría haberlo escrito el gran Lytton Strachey con la colaboración de Tom Wolfe.

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El español que enamoró al mundo: una vida de Julio Iglesias
Ignacio Peyró
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Lo ha hecho Ignacio Peyró solo, y en menos de un mes ya va por la tercera edición. A los que sabemos de su talento desde hace casi dos décadas no nos causa extrañeza sino alegría. A los que no –que cada vez son menos–, la lectura de El español que enamoró al mundo, les proporcionará esa alegría y se convertirán en fans de Peyró. Serán muchos y en distintas partes del mundo. Ha nacido una estrella y en este caso no es Julio Iglesias.

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