THE OBJECTIVE
Ricardo Dudda

La gran resignación

«La resignación ciudadana se traduce también en una resignación parlamentaria. Hay un empate técnico entre el PP y el PSOE. Uno no llega y el otro no se va»

Opinión
4 comentarios
La gran resignación

Alejandra Svriz

El mundo arde ahí fuera. Trump quiere convertirse en rey. Putin está ganando. Netanyahu sigue bombardeando civiles y se mantiene en el poder a pesar de su impopularidad. En Europa, Alemania de pronto ha prometido un aumento de gasto (sobre todo militar) sin precedentes, Macron en Francia está en el Gobierno sin apenas capacidad de gobernar pero su alianza con Keir Starmer en el Reino Unido post-Brexit no tiene precedentes en las relaciones anglofrancesas. Y en España… la gran resignación. 

Al Gobierno le conviene que el mundo arda. Por varios motivos. En primer lugar, si nos fijamos en Trump, no nos fijamos en Sánchez, en Ábalos (este medio sí lo hace, claro, y es el único que ha mantenido su compromiso con esa investigación), en Puigdemont. En segundo lugar, ante su impotencia doméstica, su incapacidad de aprobar leyes a través del parlamento, Sánchez lleva años queriendo proyectar su imagen internacional. ¿Recuerdan sus esfuerzos mediadores en el conflicto palestino-israelí? 

Si uno observa el mundo ardiendo y luego mira a España, lo que ve es a un presidente joven liberal-socialdemócrata con apariencia moderada que no se ha dejado llevar por el signo de los tiempos: sigue siendo un socialdemócrata clásico (fronteras abiertas, discurso feminista, desigualdad) mientras el mundo gira hacia posiciones mucho más radicales y heterodoxas. Y lo que importa es la proyección de esa imagen, y no su concreción real. Porque en la realidad esas posiciones muestran signos de agotamiento en el electorado; basta con comprobar, por ejemplo, el seguimiento que tuvo el 8-M, el día de la mujer. Como ha escrito el sociólogo Luis Miller, «La izquierda en España ha perdido su hegemonía entre los jóvenes en apenas una legislatura». 

La resignación ciudadana se traduce también en una resignación parlamentaria. Hay un empate técnico entre el PP y el PSOE. Uno no llega y el otro no se va. Y en el interregno no surgen monstruos, a pesar de lo que decía Gramsci en su celebérrima y ultracitada frase («El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos»), sino que no surge nada. Es el continuismo sanchista, la ideología de la permanencia por la permanencia. Como la oposición no es capaz de tomar la iniciativa, la situación se mantiene en ese equilibrio precario, una tierra de nadie legislativa, un agotamiento de los relatos. Y mientras, ahí fuera, el mundo arde. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D