The Objective
Ricardo Cayuela Gally

El doctor Sánchez y la reforma universitaria

«Sánchez es el presidente más capacitado de la historia para reformar las universidades privadas. Su único objetivo debería ser, eso sí, impedir una trayectoria como la suya»

Opinión
El doctor Sánchez y la reforma universitaria

Ilustración: Alejandra Svriz.

El huevo de la serpiente se titula Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012). Se trata de la tesis con que Pedro Sánchez adquirió, el 26 de noviembre de 2012, en la privada Universidad Camilo José Cela, de Madrid, el título de Doctor en Economía, adquiriendo el mismo grado académico que Amartya Sen o John Maynard Keynes.

Es requisito de una tesis doctoral un aporte original y objetivo al conocimiento en la materia. La hipótesis de Sánchez es esta: la diplomacia ya no es sólo política y un buen servicio diplomático vela también por los intereses económicos del país que representa. Bajo esa innovadora secuencia de pensamiento, la tesis documenta algunas tareas de la diplomacia española promoviendo a empresas del sector público y privado en el extranjero. Se trata de una selección de ejemplos caprichosa a manera de demostración que no incluye ninguna explicación de su idoneidad ni ninguna medición de resultados. Por lo tanto, no es exhaustiva, lo que le daría un valor hemerográfico, y no es interpretativa, lo que le daría un valor conceptual. Son 300 páginas de trámite para ostentar el título de «doctor» sin el esfuerzo que eso conlleva. Una estafa académica relativamente común y documentada por Gabriel Zaid en De los libros al poder. Hasta aquí la parte honesta.

El problema es que las tesis como instrumento de ascenso social, y no como búsqueda del conocimiento, suelen propiciar un mercado negro de autores e investigadores que hacen el trabajo en la oscuridad que otros firman como propios (todo esto es previo a la Inteligencia Artificial, nueva doctora cum laude); crimen académico que suele quedar traspapelado en las estanterías mohosas de las tesis doctorales de las bibliotecas universitarias.

“Pedro Sánchez es el único autor que conozco que firma su libro junto a su negro que a su vez éste último firma como propio un trabajo que sabe que plagió, al menos parcialmente”

Pero Pedro Sánchez, siempre un paso más allá, no se conformó con ser doctor sin investigar, también quiso ser escritor sin escribir, algo que luego lograría de manera exitosa gracias a Irene Lozano. Y decidió publicar su tesis doctoral como libro. Es decir, pasar de la secrecía del claustro académico, donde estas estafas suelen quedar impunes, a la luz y taquígrafos de la opinión pública. El libro, publicado en la editorial Delta, especializada en libros técnicos y universitarios, lo firma con Carlos Ocaña, y aquí saltaron las alarmas. Si una tesis de doctorado es un trabajo e investigación en solitario, que suele requerir años de fatigas, por qué compartir los derechos de autor con alguien ajeno a la investigación, sobre todo porque el libro y la tesis son idénticos, salvo en el título. Así “Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público (2000-2012)” se convirtió en el rompedor La nueva diplomacia económica española.

No se necesita ser Sherlock Holmes para lanzar la hipótesis de que quizá el verdadero autor del libro (y tesis) era el coautor invitado. Esta hipótesis se refuerza con el análisis del texto y el descubrimiento de que buena parte del contenido fue tomado, sin dar la cita, es decir, plagiado, de informes y documentos oficiales, de difícil o imposible acceso para un investigador, pero a un clic de distancia para un funcionario público. La estafa académica original (una tesis inane) pasa a convertir en un plagio (robo de copyright) que además implica tráfico de favores y uso de recursos públicos de manera privada (corrupción política). ¿Y por qué sabemos esto? Porque Carlos Ocaña era funcionario del Ministerio de Industria, a las órdenes de Miguel Sebastián en el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, aquel en que se negó la crisis que luego arrasaría con todos. Y es de ese ministerio de donde salió el contenido básico de la tesis (y del libro). 

La prensa, cebada con estos caramelos, siguió investigando y descubrió otros problemas, como son la calidad y configuración del tribunal académico que lo juzgó, la desaparición de la tesis del espacio obligado de consulta (luego regresó) y la trayectoria previa del doctorado Sánchez y la forma no heterodoxa en que aprobó las materias que le daban derechos a presentar su tesis. Pedro Sánchez quizá no revolucionó la ciencia económica, pero sí tiene en su honor la siguiente aportación: es el único autor que conozco que firma su libro junto a su negro que a su vez éste último firma como propio un trabajo que sabe que plagió, al menos parcialmente. Una galería de espejos distorsionantes que recuerdan al Callejón del Gato. Esta historia tiene un final feliz. Hoy Pedro Sánchez ha dejado la ardua labor académica y se conforma con ser presidente de Gobierno. Y Carlos Ocaña dejó atrás los laberintos de la función pública y se resigna con ser vicepresidente de Telefónica, tras el “asalto” de Moncloa a la compañía.

En resumen, Pedro Sánchez es el presidente de Gobierno más capacitado de la historia para reformar a las universidades privadas del país. Su único objetivo debería ser, eso sí, lo dijo Savater antes, como casi todo, impedir a toda costa una trayectoria como la suya.

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