The Objective
Joaquín Leguina

La inmigración: de solución a pesadilla

«La inmigración tiene un peso creciente entre la fuerza laboral (más del 20% de los empleos en 2024) y en especial en la agricultura y la construcción»

Opinión
La inmigración: de solución a pesadilla

Una patera. | Ilustración de Alejandra Svriz

En enero de 1976, los extranjeros eran algo menos del 0,5% de la población de España (unos 160.000 sobre 35,9 millones de habitantes), con más de un 60% europeos occidentales. Una parte muy apreciable de la colonia extranjera, ya entonces, eran jubilados europeos que vivían mayoritariamente, como ahora, en Canarias, Alicante, Málaga o Baleares. La participación de extranjeros en la fuerza laboral española era mínima, más allá de ejecutivos en multinacionales. Veinte años después, su peso en la población era mayor (un millón largo en una España con 39,9 millones de habitantes), y su presencia en la fuerza laboral también, aunque seguía siendo muy reducida (1,3% de los ocupados, siendo en total 2,6% de la población). 

Por procedencia, la mitad de los ocupados de origen extranjero en el primer trimestre de 2023 eran iberoamericanos. Un 30% europeos o norteamericanos (estos últimos, relativamente pocos). Un 14%, africanos (en más del 70%, marroquíes), y un 6%, asiáticos.

El principal fundamento teórico que justifica la inmigración laboral masiva, y en concreto, que a España hayan venido a vivir desde mayo de 1996 a abril de 2023 más de 7,2 millones de personas nacidas en el extranjero, es cubrir con mano de obra foránea vacantes en el mercado laboral. Ello ha permitido cubrir huecos en el mercado laboral español, huecos creados por la persistente baja natalidad, que implica entre otras cosas, desde hace años, que se jubile más gente de la que ingresa de joven en el mercado laboral. También la inmigración ha servido para cubrir algunas ocupaciones ante la falta de españoles dispuestos a realizar ciertas tareas con sueldos bajos, como el cuidado de niños pequeños o ancianos, o la recogida de basuras.

La inmigración tiene un peso relevante y creciente entre la fuerza laboral (más del 20% de los empleos en el año 2024 estaban ocupados por inmigrantes), y en especial en ciertos tipos de trabajos y sectores de actividad, como la agricultura o la construcción. En los últimos años, la inmensa mayoría del nuevo empleo neto lo ocupan extranjeros, cerca del 100% en el nuevo empleo privado. 

La revista del Círculo Cívico de Opinión (marzo de 2025) planteaba las preguntas en torno a la inmigración a las cuales la política debería dar respuesta. Son estas:

1. «Qué papel debe jugar la inmigración en una política demográfico-económica destinada a salvar la ratio entre población ocupada y población dependiente, clave en la sostenibilidad del sistema de pensiones. Para contestar a esta pregunta hay que tener en cuenta que los inmigrantes adaptan su comportamiento reproductivo al de la sociedad de acogida y que, obviamente, los hoy jóvenes pasarán a formar parte más adelante del conjunto de jubilados».

2. «Cómo diseñar una política comprensiva que tenga en cuenta el impacto del aumento de población, causado por la inmigración, sobre el mercado de la vivienda y sobre el conjunto de los servicios públicos».

3. «Cómo elaborar políticas de inmigración coherentes con los objetivos de desarrollo económico, especialmente con el de lograr una economía de mayor productividad. ¿Qué tipo de sectores económicos deben impulsarse a través de la inmigración? ¿Deben ponerse en marcha políticas selectivas de atracción de la inmigración?»

4. «Cómo intervenir en el sistema educativo para garantizar que las segundas y posteriores generaciones de inmigrantes alcancen niveles de formación semejantes a los de la población autóctona». 

5. «Cómo ordenar la llegada de inmigrantes para impedir la formación de bolsas de irregularidad. Y cómo hacerlo de modo compatible con la aspiración de los trabajadores actuales —inmigrantes o autóctonos— a una mejoría de sus condiciones salariales y laborales».

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