The Objective
Sonia Sierra

Crónica del apagón

«El apagón de hoy nos recuerda la importancia de tener en casa una radio a pilas y efectivo, y creo que debería empezar a preocupar el tema de Marruecos»

Opinión
Crónica del apagón

Andén de una estación de metro completamente a oscuras en Madrid debido al apagón en el suminisro eléctrico.

Estaba trabajando cuando, de improviso, se produjo un apagón, pero como se trataba de un día radiante y la luz entraba a raudales por las ventanas, no le di mayor importancia y di por hecho que se restablecería en breve. Pero no solo no volvió la luz en lo que me restaba de jornada laboral, sino que al llegar a mi casa, tampoco había. Eso me extrañó pues, aunque vivo muy cerca de mi lugar de trabajo, son barrios distintos. Mi cocina es de inducción, así que me preparé un bocadillo y me fui para el gimnasio para entrenar antes de la conferencia que tenía que impartir a las 19 horas. 

Emprendí el camino Paralelo arriba, convencida de que iba a recuperar la conexión a internet que había perdido al mediodía, pero no, mi móvil no lograba tener conectividad, pero yo seguía pensando que se trataba de un apagón de un par de barrios de Barcelona. Sin embargo, al llegar a la antigua plaza de toros de Las Arenas, todas las puertas de acceso estaban cerradas excepto una en la que había un par de guardias de seguridad. Les dije que iba al gimnasio y me contestaron que no era posible porque estaba todo cerrado. Ahí fue cuando supe que el apagón era general. Empecé a desandar el camino y cuando veía alguien interactuando con su móvil, le preguntaba si tenía información y así, hablando con unos y con otros, me fui enterando de algo más, aunque nadie sabía nada demasiado seguro. En un momento, me entraron mensajes de WhatsApp y en uno de ellos me decían que, por razones obvias, se había anulado la conferencia que tenía que impartir.

Antes de subir a mi piso, entré en la tienda que un matrimonio chino tiene al lado de mi portal para comprar una radio. Solo estaba ella, que es un encanto, y me dijo que no le quedaban, pero que su marido había ido al mayorista a comprar más y que volvería sobre las 17.30 así que me fui a casa y estuve leyendo plácidamente hasta pasadas las seis de la tarde. Bajé y él todavía no había vuelto así que como en un tramo del Paralelo me habían entrado mensajes, pesé que quizá en esa zona concreta sí había cobertura y volví a pasear por allí para hacer tiempo. Las terrazas estaban llenas de gente, algunos aprovechando una inesperada y primaveral tarde libre en el trabajo. Otros, hacían cola en los cajeros y en los supermercados para comprar agua, comida y velas.

Al llegar de nuevo a mi calle, ya había radios en la tienda y, mejor aún, luz. Compré la radio y subí para casa a informarme de lo que había sucedido y, para mi sorpresa, no se sabía nada cierto: no solo había habido un apagón eléctrico, sino también informativo. Ni el presidente del Gobierno ni ninguno de sus ministros había dado ninguna información, nada que sorprenda demasiado dado que la falta de transparencia es marca de la casa. Mientras escribo estas líneas, todo lo que conocemos es que el Centro Criptológico Nacional había detectado días antes una “gran actividad inusual procedente del Norte de África” contra la red de España y Portugal.

El apagón de hoy nos recuerda la importancia de tener en casa una radio a pilas y dinero en efectivo y creo que debería empezar a preocupar y mucho (algunas ya lo estamos desde hace tiempo) el tema de Marruecos y el tema de los enchufes en las compañías nacionales, porque las Jésicas de turno nos están empezando a salir muy caras.

Publicidad