La información 'oficial' del apagón
«Ha empezado a correr la táctica del olvido. Y habrá quien se quede con cuatro bailes en la calle, o sea, la preocupante infantilización de la sociedad española»

Una mujer escucha la radio en Madrid, el único medio de información operativo durante el apagón masivo. | Luis Soto (Zuma Press)
La información oficial era que jamás iba a haber un apagón. Que ni hablar del peluquín, que nanai de la China. Que no, que no y que no. «No pasarán», por emular a la otrora vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera. Los conspiranoicos no pasarán, por ello hay que beber en las fuentes informativas que sean potables. El gran apagón era un bulo. Lo oficial, hasta este lunes antes de las 12.33 horas de la mañana, es que un colapso eléctrico en España era imposible. La información oficial es que la presidenta de Red Eléctrica afirmó que lo ahora sucedido, no pasaría, y añadió, en entrevista con Susanna Griso, que «el sistema eléctrico español es el mejor del mundo». No dijo, por no saber o no querer, cuál era el segundo o el tercero.
También la información oficial, hasta que llegó la pandemia con su atención primaria colapsada, cientos de ciudadanos sin médico cercano, compatriotas infradiagnosticados, era que España contaba con la mejor sanidad del mundo. Soy español, ¿a qué quieres que te gane? La información oficial es que, pasado más de un día del mayor apagón de la historia de España, el presidente del Gobierno no sabe lo que ha pasado.
Sánchez se limitó ayer, sigue haciéndolo, a ejercer de cronista. Dar datos sobre el porcentaje de electricidad recuperada, ofrecer consejos, llamar a la calma, es razonable y de agradecer, pero al líder del Ejecutivo se le pide mucho más. Porque, conforme avanzan los minuteros del reloj, aumenta la sensación de que el principal interés en Moncloa es fabricar el relato adecuado que propague el equipo de opinión sincronizada. Porque en España puede haber un apagón, pero lo que nunca se funde es la luz de gas gubernamental.
Sánchez repitió «operadores privados» durante su comparecencia en la mañana posterior al día en que a la península ibérica se le saltaron los plomos. La responsabilidad de los «operadores privados», aunque aquí de quien todo el mundo está hablando es de Red Eléctrica, cuyo mayor accionista es el Estado. De hecho, deben saber, y esta es información oficial, que la presidenta es Beatriz Corredor, licenciada en derecho, registradora de la propiedad, antigua ministra de Vivienda con Zapatero, y por cuyas actuales funciones cobra un sueldo anual de 500.000 euros. O sea, Red Eléctrica no es una empresa al uso, es una empresa intervenida por el Estado. Una empresa cuya presidencia elige Moncloa. Y una presidenta que sigue en silencio. Ni un mísero vídeo en redes.
«No sabe Sánchez qué pasó aún en el apagón, pero sí se muestra convencido sobre lo que es una bobada decir»
Y dijo más el presidente Sánchez, desconocedor de por qué se fueron los 15 gigavatios. Habló de las centrales nucleares: mentirosos o ignorantes, solo caben dos posibilidades para los que sugieren una falta de energía nuclear. No sabe Sánchez que pasó aún en el apagón, pero sí se muestra convencido sobre lo que es una bobada decir. Y por ende, repitió, lo nuclear más que solución es problema. La energía que nos prestó la vecina Francia la deben hacer los parisinos montados en bici. La información oficial es que el presidente del Gobierno compareció el lunes 28 de abril a las 18.01, pasadas 6 horas desde el apagón. El Gobierno portugués se comunicó mucho antes, primero a las 13.37, habló el ministro de la presidencia luso, António Leitao; pasadas las 14.00 horas, el ministro de Defensa atendió a los medios; y a las 16.21, el primer ministro Luís Montenegro dio su primera rueda de prensa.
Hacer caso a la información oficial, comentó Sánchez en su primera comparecencia en el día del fundido a negro. Lo dijo cuando habíamos pasado seis horas sin ninguna información oficial de su gobierno, y saltaron los plomos comunicativos. Ha comenzado el coro oficialista a entonar el «no pasó nada grave». Como si tuviéramos que felicitarnos por no comernos entre nosotros o asaltar las tiendas a punta de navaja.
No hay que elogiar nada, ni mucho menos la supuesta robustez del Estado, hay que pedir explicaciones, responsabilidades, y hacerlo cuanto antes. Ya ha empezado a correr la táctica del olvido. Y habrá quien del gran apagón quiera quedarse con cuatro bailes en la calle, risotadas varias, o sea, la preocupante infantilización de la sociedad española. Por favor, atrás todo aquel que quiera sacar «moralejas» del apagón. El apagón no nos ha hecho mejores vecinos como no salimos mejores humanos tras la covid. Y la información relevante y oficial a estas alturas es que el Gobierno de España no puede garantizar que esto no vuelva a suceder.