The Objective
Francisco Sierra

La verdad de Sánchez

«Estos wasaps están desnudando la auténtica verdad de Sánchez. Ese es su estilo y esa es la forma en que para el filtrador se puede obligar a negociar al presidente»

Opinión
La verdad de Sánchez

Ilustración: Alejandra Svriz.

Todos conocemos desde hace años la incapacidad natural y sistemática que Pedro Sánchez tiene en su relación con la verdad. No ha sido nunca para él un valor moral que le haya provocado ningún síntoma de fidelidad, ni de responsabilidad, ni muchísimo menos de culpabilidad. Siempre que ha tenido la necesidad de retorcerle el cuello a la verdad para poder conseguir sus objetivos, lo ha hecho. En realidad objetivo en singular. Solo tiene uno y más que un objetivo, es ya una obsesión enfermiza: la permanencia en el poder. Pedro Sánchez ha engañado a sus votantes, a sus militantes, a sus cargos locales y autonómicos, a sus compañeros de Ejecutiva socialista, a los miembros del Consejo de Ministros, a sus socios de gobierno y a sus socios parlamentarios. Seguramente a más gente. A todos los que ha podido. Lo ha hecho en declaraciones, en programas electorales, en mitines, en pactos verbales e incluso en pactos escritos. En todos, en algún momento, mintió.

¿Mintió también en los wasaps o aquí tenemos la primera prueba real de su forma de actuar? Los wasaps de José Luis Ábalos que en serial diario está publicando El Mundo nos está permitiendo conocer su verdadero estilo. Esos wasaps estaban escritos por Sánchez con la tranquilidad de saber que solo iban a ser leídos por el que era su hombre de absoluta confianza, antes de que lo fusilara políticamente posteriormente sin ninguna explicación. Lejos de oficialismos, de señuelos, de desmentidos, de camuflajes, estaban los wasaps del verdadero Sánchez. Sus enemigos le han acusado siempre de autócrata, de déspota, de absolutista, de frío, de despectivo, de manipulador. Los wasaps lo confirman. Cierto que son conversaciones privadas con un tono privado, pero también son su mejor retrato moral y político.

La verdad de Sánchez no estaba en sus promesas electorales, muchas de ellas incumplidas o directamente falsas promesas. Tampoco estaba en ese discurso que vende de sí mismo como un superhéroe progresista luchando contra la extrema derecha española y mundial. Desde hace tiempo sabemos que su verdad tampoco estaba en aquella bandera de la lucha contra la corrupción con la que llegó al poder tras una moción de censura a Rajoy, y en la que el orador socialista que defendía la ética y la moral era un tal José Luis Ábalos. Esa bandera está manchada y pisoteada por una realidad judicial de su entorno político e incluso personal en la que Sánchez sigue chapoteando e ignorando con el consecuente daño institucional a la democracia y al Estado de derecho.

“La verdad de estos wasaps muestran este estilo sanchista en el que cualquier atisbo de libertad de pensamiento de uno de los suyos lo considera una traición”

Sánchez hace meses que no gobierna. Más allá de apagones eléctricos o parones ferroviarios, su escasa acción de gobierno consiste en intentar sacar adelante aquellos proyectos en los que el precio de los chantajes exigidos por sus socios independentistas y de gobierno, no sea muy caro. Más de cien derrotas en un Congreso de los Diputados al que cada día le da más pánico acudir por el miedo a las derrotas. Intenta malvivir con decretazos que solo acaban dañando más el sistema democrático. Ya ni los rearmes se hablan, ni se votan, en un parlamento al que ha narcotizado y robado su función esencial de lugar para el control, para la discusión y para la negociación. Prefiere trapichear en Waterloo y Suiza sin ningún tipo de reparo político ni moral, pagando lo que haga falta o pueda. Solo acepta la fuerza del chantaje. Y es capaz de deteriorar la soberanía nacional o la igualdad de los españoles con tal de conseguir su dosis de votos para seguir en la Moncloa.

Al PSOE le robó tras su vuelta al partido cualquier capacidad de discrepancia o pluralidad. Aunque en público los sonriera, en privado sabemos ahora que ningún “petardo” de barón autonómico le “iba a tocar los cojones” en el partido. Esa es su auténtica verdad. Sánchez está convencido de que por ser líder nadie puede discrepar con lo que él diga o haga. En nada. La verdad de estos wasaps muestran este estilo sanchista en el que cualquier atisbo de libertad de pensamiento de uno de los suyos lo considera una traición. Leyendo el tono con el que habla de Page, Vera o Lambán, entendemos que se sintiera más feliz con otros momentos pasados y lejos de la democracia en los que el líder recibía siempre una “adhesión inquebrantable”. Eso sí que era una fidelidad absoluta y sin fisuras, obligatoria para todos.  Y además visibilizada siempre por aquella prensa franquista, la única permitida, por el NO-DO o por la única televisión que había. No puede quejarse Sánchez ahora de no tener también una “Brunete” mediática, con adhesiones inquebrantables de grupos mediáticos y de una extensa brigada de tertulianos más entusiastas que los propios propagandistas de la Moncloa. Ya se permite hasta llenar de basura RTVE para tapar otros olores. Por eso le duelen tanto esos medios libres e independientes y sobre todo críticos.  Esos que llama “pseudo medios” que solo publican bulos y ahora, con los wasaps, casquería.

El equipo sincronizado de opinión sufre muchos en estos días en los que tiene que defender las contradicciones de un argumentario que considera que los wasaps son casquería, sin nada consistente, y a la vez un hecho gravísimo. Tras las risas nerviosas de sus tertulianos a las gracias de ver como Sánchez llamaba “pájaras” y “estultos” a sus propios ministros y socios, los wasaps empiezan a dejar otras evidencias más graves. Por ejemplo, su implicación y conocimiento directo del transfuguismo, la mayor traición política que se pueda hacer a los electores. Sabemos ahora que sabía de primera mano todo lo que el PSOE maquinó con dos parlamentarias de Ciudadanos en Castilla y León. Se entiende que tampoco le debía de ser extraña la de Murcia. Ni la de Madrid, aunque esta, Isabel Díaz Ayuso, la cortó en seco con la convocatoria de elecciones anticipadas.

La verdad no ha sido nunca fácil de encontrar en Sánchez. No estaba en aquella carta a los españoles con la que se retiró cinco días a meditar para ver si provocaba una “adhesión inquebrantable” a su figura de todo el país. Quitando María Jesús Montero y algunos otros fieles de Ferraz, poca gente se conmovió. En aquella carta, Sánchez también mintió a la ciudadanía. Ya sabía en ese momento que su esposa Begoña Gómez estaba siendo investigada judicialmente por delitos de corrupción y tráfico de influencias. Luego vinieron otras revelaciones que mostraban extrañas coincidencias que la vinculaban en patrocinios y reuniones con dirigentes de Air Europa. Ahora con los wasaps sabemos que también Sánchez intervino personalmente en la salvación de la línea aérea.  Por otra coincidencia de la vida, lo hizo justo a los cinco días de que la UCO feche el momento en que, según Víctor de Aldama, Javier Hidalgo, el propietario de Air Europa, llamara a una tal Begoña a pedir ayuda.

 A la espera de nuevos detalles en algún informe de la UCO, lo que parece evidente es que la persona que haya filtrado los wasaps quería que toda España supiera que el presidente sí intervino en la salvación de la empresa que patrocinaba los cursos de su mujer. Pareciera un aviso de alguien que conoce bien a Sánchez y que considera que solo negocia bajo chantaje y al que recuerda que puede haber más wasaps suyos y más contundentes. Ábalos no niega que haya permitido la publicación de algunos de esos wasaps. Y tampoco niega el que haya guardado años de mensajes cruzados con el presidente ¿Es una amenaza para negociar con Sánchez algo?  Parece además que Ábalos puede tener prisas porque la actualidad vuela y corre el peligro de ser desalojado del primer plano por su sucesor en el cargo, y antiguo amigo, Santos Cerdán.

La estética y la ética en la forma de gobernar de Sánchez tienen su mejor expresión en estos wasaps que se publican en dosis diarias. Los consumimos todos, pero el verdadero destino es Moncloa. Y, aunque allí se haya dado la orden de negar todo, estos wasaps están desnudando la auténtica verdad de Sánchez. Ese es su estilo y esa es la forma en que para el filtrador se puede obligar a negociar al presidente.

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