No me invites a sobrinas
«Óscar López es el ejemplo paradigmático de esos cachorros de partido que tendrían problemas para ganarse la vida fuera de la moqueta de los despachos oficiales»

Óscar López. | Europa Press
A veces se levanta uno optimista y con ganas de reconciliarse con la vida y sus paisanos, pero rápidamente se le pasa. Hay veces que pienso, con toda honestidad, que esa gente que ocupa altísimos cargos en la administración y que dirigen los designios de nuestras vidas, algún talento tendrá que tener. Seguro que su cargo está más que justificado y que, juzgado desde la distancia y la ignorancia, hay muchas cosas que se nos deben escapar porque no es posible que sean tan transparentemente cortos. Pero no, resulta que son realmente así, cortos. No atesoran ningún mérito para estar donde están más allá de las propias dinámicas del poder, que no entienden de méritos.
El pasado viernes, en la comisión de investigación que está llevando a cabo el Senado por el tema de la PSOE Nostra, compareció el ministro para la Transformación Digital y la Función Pública, Óscar López. No sé si por torpeza, por hacerse el graciosillo o porque la cosa no le da para más, saludó al senador Alfonso Serrano con un «Buenos días, señor Serrano. Coca-cola para todos y algo de comer». Serrano le contestó, inmediatamente, «nos tomamos una si quiere después, no tengo ningún problema. Mientras no me invite usted a sobrinas, unas coca-colas, las que quiera».
Estuvo rápido el amigo Serrano, pero hubiera estado sublime si hubiera continuado entonando el mismo tema de Nacho Cano «mucha niña mona, pero ninguna sola. Luces de colores…». Un buen puñado de altos cargos de la PSOE saben bastante de estos temas, no hace falta incidir más.
Óscar López es el ejemplo paradigmático de esos cachorros de partido que tendrían serios problemas para ganarse la vida fuera de la moqueta de los despachos oficiales. Un tipo que se afilia al partido recién terminados sus estudios y comienza a trabajar como asesor en el Congreso de los Diputados. De ahí a asesor de los socialistas en Europa, donde conoce a Pedro Sánchez. Tras volver de Europa, va afianzándose en el partido hasta que le meten en una lista y le hacen Diputado, revalidando la legislatura siguiente. Fue secretario general del PSOE de Castilla y León y, después de perder las elecciones en esa región, fue premiado con la secretaría de organización de la PSOE nacional. Posteriormente fue designado Senador y luego presidente de Paradores (cuando Ábalos se llevaba a las sobrinas de fiesta). Después fue nombrado jefe de gabinete de Pedro Sánchez y ahora, finalmente, ministro.
Así es como triunfa alguien que está sin estrenar, que no sabe lo que es doblar el lomo ni ha generado un euro de PIB en su vida. Un vividor del cuento de manual, un extractor de rentas que parasita el trabajo y el esfuerzo ajenos. Uno de esos que pretenden convencerle de que el estado ha de tener cada vez más poder, mientras el estado sean él y la banda que le rodea. Esos que te dicen que los impuestos son para sanidad y educación, mientras sus compañeros de partido supuestamente organizan orgías en establecimientos que son responsabilidad suya. Éste es Óscar López.
Para cerrar el círculo, después de unos extraños movimientos que la justicia tendrá que aclarar, terminó siendo secretario general de la PSOE de Madrid. Veremos en qué queda el affair del Fiscal General del Estado, Pilar Sánchez Acera y el amigo Juan Lobato. Pero lo cierto es que Óscar López, ciertamente hábil en el arte del paracaidismo, lidera actualmente a los socialistas madrileños en lo que se vaticina como un batacazo electoral histórico contra Isabel Díaz Ayuso que, según las últimas encuestas, revalidaría de manera aún más holgada su amplísima mayoría absoluta.
Y es que esta gente sin oficio ni beneficio no sabe lo que hacer por atornillarse al sillón un día más. Tal vez ustedes sean demasiado jóvenes, pero Óscar López se posicionó contra Pedro Sánchez en las primarias de la PSOE de 2017 (de hecho, apoyó a Patxi López). Su Sanchidad ganó aquellas primarias, defenestrando a Susana Díaz y condenando al traidor de López al ostracismo. Pero Sánchez, por aquello de ten a tus amigos cerca, pero a tus enemigos mucho más, le regaló un sueldo de 200.000 euros anuales dirigiendo Paradores (aunque ahora no se acuerde de nada).
Cuenta Rosa Díez en su libro Caudillo Sánchez (La esfera de los libros, 2023) que unos días después de la moción de censura contra Mariano Rajoy, en una reunión en la embajada francesa, Óscar López afirmó «este tío nos llevará al desastre». Lo conocía muy bien y no erró en su pronóstico. Pero en lugar de ayudar a España y sus ciudadanos, decidió lamer la mano del caudillo y mirar hacia otro lado a la espera de tiempos mejores que, sin duda, llegaron.
Sin embargo, Sánchez parece de los tipos que ni olvida ni perdona. Colocando a López como líder de la PSOE madrileña lo ha enfilado hacia la puerta del matadero. La humillación va a ser de tal tamaño, que resultará imposible reponerse políticamente de semejante degradación y doblegamiento. Algo parecido a lo que sucedió con Pablo Iglesias. Quién sabe, tal vez Óscar López termine poniendo una taberna antifascista y pidiendo crowdfunding a sus acólitos. Tampoco le auguro buen futuro en esto, no tiene el encanto heteropatriarcal del azotador de periodistas.