Sánchez, el rigor de las desdichas
«Al circo de Sánchez le han crecido los enanos y no hay manual de resistencia que pueda superar el sabotaje continuo de la absoluta incompetencia de su plana mayor»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Hay que ser muy duro de corazón para no sentir cierta lástima por las desdichas que rodean a Pedro Sánchez, dicho sea en abstracto porque, dado que nuestro jefe de Gobierno no se anda con chiquitas a la hora de perjudicarnos con sus políticas, es harto razonable que muchos tendamos a negarle el pan y la sal, pero no está mal, sin que se convierta en costumbre, concederle un minuto a la piedad. Veamos el caso más de cerca.
¿No resulta conmovedor ver arrastrarse a Sánchez, con el inigualable empeño de su ministro de Exteriores, suplicando en la Unión Europea el reconocimiento de nuestras lenguas regionales sabiendo, como sin duda saben porque serán serviles, pero no idiotas, que esa causa es absolutamente absurda y que su esfuerzo les dejará en evidencia ante cualquier gobierno mínimamente sensato? El martirio de Sísifo es una pálida imagen de ese arrojo ritual y melancólico en el que Sánchez dice haber empeñado toda su auctoritas europea y lo ha hecho hasta tal punto que su ama dominante le ha reconocido el pundonor y el esfuerzo puestos en el intento de conquistar la imposible gloria de convertir al catalán en una alternativa de primera a la lengua inglesa.
Otrosí. ¿Acaso no produce piedad el fracaso de su intento de batir todos los récords habidos y por haber al proporcionar a los españoles energía eléctrica limpia y segura? El magnífico apagón de hace un mes, algo difícil de lograr hecho adrede, muestra la impericia de los subalternos de Sánchez, incapaces de lograr un hito tan importante, un desmentido notable a toda esa patulea de superricos y negacionistas empeñados en la energía nuclear y en los pantanos de Franco.
Le ha salido mal, muy mal, y nuestro Sánchez no sabe cómo librarse de una responsabilidad histórica, pues no es cualquier cosa haber conseguido un apagón total que jamás ha ocurrido en nación alguna. Trabajo tienen los relatores monclovitas para convertir en un exitazo el haber logrado restaurar el sistema en apenas una jornada y en encontrar un responsable final que libre a nuestro paladín de semejante cagada.
Y aún más. ¿Qué no decir de sus más allegados colaboradores, tan alejados de la pulcritud y la excelencia que Sánchez siempre ha querido sean marca de la casa? Recordemos cómo se zanjó la indiscreción del pobre Maxim Huerta, ministro bonito de Cultura, cuando se descubrió que era descuidado con sus cuentas con Hacienda: se produjo una dimisión ejemplar y rápida, pero hay que reconocer que se ha perdido esa voluntad de cortar por lo sano, no por falta de interés del propio Sánchez, sino porque el virus de la corrupción se ha metido en los colchones de Palacio a consecuencia del desastroso descuido de sus guardianes.
«¿Quién ha sido el memo que le ha dado poderes a esta Leire que se mueve por las cloacas cual ‘Superwoman’?»
Por empezar por el final ¿quién ha sido el memo que le ha dado poderes a esta Leire que se mueve por las cloacas como si se sintiese, cual Superwoman, capaz de engañar a un comandante de la guardia civil con paparruchas o de convencer a un avezado empresario en oscuridades petrolíferas de que ella les arreglaba lo suyo a nada que le dieran alguna prueba consistente de un picoleto casualmente apellidado Balas? ¿Quién es el capullo que ha pensado que se podría hacer por lo bajini lo que el gran Marlaska no es capaz de firmar en el BOE? Pero, peor aún, ¿quién ha sido el mentecato que ha pensado que sería posible anular sendos procesos contra el hermano y la esposa del presidente cuando se trataba de procesos sin el menor contenido?, cosa que siempre han sostenido los portavoces autorizados de la Moncloa.
Tiene que tratarse de que en Ferraz hay algún infiltrado de Vox y/o del PP, tal vez de Trump o del sionismo, porque es imposible imaginar tamaña trapisonda deslenguada sin objeto y sin sentido. Sánchez que es un prodigio en sacudirse responsabilidades (¡Si quieren ayuda que la pidan!) se puede ver envuelto en unos episodios dignos de Mortadelo y Filemón por la estupidez infinita de quienes han abusado de su leal confianza, no hay otra manera de ver las cosas, ¡qué pena! Sánchez podrá decir, como Felipe II, no sé si le sonará, que envió a sus huestes contra la flota fascista, pero que unos torpes sicarios que desconocen la estricta moral de la Armada le pueden arrebatar la victoria y provocar un naufragio histórico. No me digan que no inspira compasión.
El demonio de la ingratitud se está cebando con Sánchez, no hay duda. El querido Ábalos, compañero de fatigas infinitas, cometió la torpeza de juntarse con gentes poco fiables, leñadores metidos a interventores, y lejos de agradecer la misericordia con que se le trató pese a sus yerros parece seguir escupiendo al cielo creyendo que puede alcanzar a lo más alto sin que las alturas le respondan con lluvias peores. No es raro que Sánchez se sienta rodeado y es hasta posible que empiece a sentir un síndrome de Estocolmo y crea que sus verdaderos amigos son quienes le tienen bien atado y por las partes más dolorosas. Puede acabar creyendo que Puigdemont, el hombre de paz, el nuevo cantinero proletario y los muy desinteresados aprovechateguis del PNV, son sus verdaderos amigos, mientras que en Ferraz se han hecho fuertes los desleales y los necios. Nadie sabe por dónde puede salir un biempensante muy despechado.
No sería honesto acabar sin subrayar el oportunismo desleal de Feijóo que, lejos de acudir en ayuda del poder legítimo se empeñan en leerlo todo al revés, infectados como están de las informaciones de los medios enfangadores que no saben leer las noticias en el orden debido. Ven algo que desprestigia a Sánchez y no saben ver una campaña detrás, imaginan que es la realidad quien lo pone en su sitio, apenas cabe mayor desenfoque. En eso sí acertaba la periodista Leire Diez, la pobre, a la que han embarcado en una operación sin rumbo y sin garantías porque al menos ella muestra percibir con claridad que hay que empezar por acallar las fuentes descontroladas y a los guardias civiles subversivos, a la Camorra judicial.
Es claro que con estos colaboradores nadie necesita enemigos, y eso es lo que produce honda tristeza, ver cómo al circo de Sánchez le han crecido los enanos y, diga lo que diga Irene Lozano, no hay manual de resistencia que pueda superar el sabotaje continuo de la absoluta incompetencia de la plana mayor. En fin, ¡qué pena de Sánchez!, aunque al final aguante lo que le echen, porque no había venido al Calvario sino al Tabor, que lo mire en Wikipedia si no le suena.