The Objective
Francisco Sierra

El esperpento de la fontanera

«El delirio de Leire Díez, de la fontanera de las cloacas, ha llegado al punto de auto adjudicarse la función de sacrificada investigadora de las cloacas del Estado»

Opinión
El esperpento de la fontanera

Leire Díez. | Carlos Luján (Europa Press)

Pocas veces una comparecencia ha tenido tantos componentes de desinformación, de mentiras encubiertas, de posado y hasta de sorpresa final. La que ha protagonizado hoy Leire Díez ha tenido de todo. Hasta un cameo final fulminante como el de Víctor de Aldama acusando a la fontanera de ir contra él y de estar mintiendo. Lo hacía a grito pelado mientras sufría los empujones del empresario Javier Pérez Dolset, reconvertido en guardaespaldas de ella.

La comparecencia pública empezaba con sorpresa total. Leire Díaz se presentaba 20 minutos antes de la hora fijada ante las decenas de medios de comunicación que esperaban sus palabras, con el solo propósito de posar en directo en las tres grandes cadenas de televisión y en varias cadenas de radio pendientes también en directo de un silencio de 20 minutos. Ni en Hollywood se han visto posados tan largos.

Posaba con sonrisas, de lado, de frente, con la prensa de fondo. Le ha faltado saludar y algún selfi. Todo un esperpento. No es fácil saber su intención real. Ayer mismo, tras su baja «voluntaria» en el PSOE, decidía retrasar un día todas sus explicaciones como si alguien tuviera que preparar, escribir y aprobarlas. Ella ha persistido hoy en su teoría de que es una periodista en una investigación de años para escribir «su libro». Omite todos sus cargos públicos en esos años gracias al partido y se mantiene en que es una simple militante de base. Para ser un simple peón, una simple militante, tuvo la fuerza de obligar ayer al secretario de organización, Santos Cerdán, a que la recibiera en persona. Seguramente era lo último que querría el sucesor de Ábalos, que también está ya en capilla, según avanzan varias informaciones sobre las investigaciones de la UCO.

La fontanera, a la que se ha escuchado y visto en vídeos buscar y ofrecer todo tipo de recompensas al que le ofreciera información delicada para cargarse al mando de la UCO y de esta forma dinamitar el prestigio de la unidad más prestigiosa y admirada por la ciudadanía española, dice que era solo una investigación periodística. Vamos, lo normal. Por el bien de la ley, del Estado de derecho y sin ningún medio detrás, ni ninguna publicación de nada en estos años en ningún sitio.

El delirio de Leire Díez, de la fontanera de las cloacas, ha llegado al punto de auto adjudicarse la función de sacrificada investigadora de las cloacas del Estado. De esa forma intenta justificar sus palabras, amenazas y promesas. Niega toda evidencia, aunque estén grabadas. Se apunta así al estilo marcado por la Moncloa y que siguen estos días, a pie puntillas, tres ministros del Gobierno de Sánchez. Tres. Una vicepresidenta, una portavoz del Gobierno y un ministro cuya obsesión es el control de la prensa libre. Los tres siguen negándose a rectificar el bulo sobre la bomba lapa contra el presidente.

La que dice ser periodista, Leire Díez, no ha admitido preguntas de sus compañeros periodistas. La que en grabaciones promete tratos privilegiados con la Fiscalía, ascensos a guardias civiles y todo tipo de tratos de favor para los que ofrecieran información favorable a sus intereses de defensa del PSOE de los escándalos, ha negado todo. En su leído descaro ha comentado, sin que se le escapara la risa, que solo se limitaba a decir el catálogo de posibilidades, pero sin ofrecerlas.

El esperpento de hoy de la fontanera parecía escrito ayer en Ferraz. Tuvo más de dos horas para pactar todo con un Santos Cerdán que se sintió obligado a recibirla y a escucharla. Ha insistido en que no ha trabajado en representación de nadie, que no tiene contrato con el partido socialista y que ha sido ella la que ha querido voluntariamente pedir la baja socialista. Temporal, ha matizado. Temporal, ¿es la sorpresa o una amenaza a los suyos?

Si las palabras de Leire y la comparecencia eran ya todo un esperpento, el final ha sido de vodevil. Un indignado Víctor de Aldama aparecía por sorpresa en el hotel al final del discurso y se sentaba justo delante de ella, que al verle ha querido desaparecer a toda prisa. Y lo ha hecho. Estampida total con un Aldama persiguiéndola al grito de «mentirosa» y un Pérez Dolset convertido en gorila de la fontanera y bloqueando a Aldama.

Escribía hace unos días en este diario que el hedor de la corrupción en España es insostenible. Lo más desalentador no son ya los presuntos delitos, chantajes, corrupciones o los ataques a todo el que cuestione o critique o investigue lo que en la Moncloa no quieren que se cuestione, critique o investigue. Lo más triste es que además lo niegan. Niegan la evidencia, niegan las grabaciones, niegan la verdad, niegan las rectificaciones a sus propios bulos. Están negando la posibilidad de regeneración democrática. Están negando las opciones a una rápida recuperación de la desafección de la ciudadanía a un Gobierno que hiede.

Ni siquiera se van a molestar ahora en investigar o negar a una fontanera que ya no es militante. Pero ojo, que avisa que su baja es temporal. Un PSOE que acoge un pendrive con los seis años de supuestas investigaciones de la fontanera y con el que pueden fabricar todo tipo de bulos contra todos los que se muevan. Silencio en Ferraz. Nadie parece, ni el propio Santos Cerdán, obligado a explicar nada.

Ojo al esperpento que nunca fue un género cómico, ni agradable. Siempre fue una triste representación de la realidad en la que se acentuaban sus rasgos más grotescos. Ahora ni hace falta. La realidad política de España es ya toda grotesca. Y mientras tanto Sánchez calla. Eso sí que es grotesco.

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