La hora de la verdad
“Yo les pido a los socialistas que callan que defiendan lo que hicimos, que defiendan lo que es nuestro, la Constitución del 78 y la España democrática que habitamos”

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Ilustración de Alejandra Svriz
Estamos en un enfrentamiento radical y definitivo entre el Gobierno, con Sánchez a la cabeza, y la Justicia, representada por los jueces responsables de determinados casos judiciales, que afectan a los círculos políticos y personales del presidente.
No hay otra posibilidad: uno ganará y el otro será derrotado. Si gana el Gobierno no podremos hablar de una democracia plena. Estaremos ante un Gobierno que ya ha secuestrado el Legislativo. Estaremos, si es un éxito el plan de descrédito general de la UCO, ante unas fuerzas de seguridad que no serán del Estado, serán del Gobierno. Y si los jueces claudican ante las presiones del poder, si logran menoscabar su independencia o si la estrategia de okupación del tercer poder, desplegada por el gobierno se consolide, tendremos un gobierno sin límites, un simulacro de democracia, un vacío en el que los ciudadanos vivirán en el reino de la arbitrariedad y soportando además un discurso infantil, ignorante, lleno de tan bellas palabras como malas intenciones.
Por otro lado, y por si necesitáramos que nos lo dijeran desde fuera, la Comisión Europea ha definido lo que muchos, la mayoría, pensamos sobre la ley de Amnistía: no se consultó a las instituciones, como el Consejo de Estado, legitimadas para establecer posición sobre cuestión tan trascendente, no hubo consulta a la ciudadanía. Deja claro el órgano de la Unión que fue una autoamnistía y que se aprobó para conseguir los votos de los beneficiados para que Sánchez consiguiera la Presidencia del Gobierno, ni hubo altura de miras, sólo una transacción, no se buscó la concordia, sólo fue un intercambio de favores; no hubo reconciliación ni una determinación de empezar de nuevo. Efectivamente, en oposición a la ponencia contrahecha que discutirá el T. C., el órgano de la Comisión Europea constata la división política, institucional y social que el convoluto político ha ocasionado.
Como decía el clásico, “la guerra ya nos sofoca, se trata de saber cuando nos opondremos a sus iniciativas”. Efectivamente, el envite está en la esfera pública, se trata de saber qué haremos el centro-izquierda español.
“A los socialistas, que guardan silencio, recordarles que el PSOE no se hereda, se conquista”
El PSOE en estas circunstancias se convierte en un factor fundamental; nada de lo que sucede sería grave si el partido socialista no fuera quien lo lidera. Y a los socialistas, a quienes depositaron su confianza en un proyecto reformista y europeo, que viven sin vivir, que están sin estar, que guardan silencio o hablan de las responsabilidades de la oposición para olvidar las del Gobierno, quiero recordarles que el PSOE no se hereda, se conquista, en ocasiones traumáticamente. Los protagonistas de Suresnes ganaron, a costa de una escisión, a los del exilio. Zapatero conquistó la secretaría general, Sánchez igualmente luchó y se hizo con la victoria en una situación de gran dificultad personal y política para él. No se puede esperar a heredar, a que Sánchez se vaya o pierda… el PSOE depende de esa iniciativa socialista, la España constitucional también.
Yo les pido que defiendan lo que hicimos, que defiendan lo que es nuestro, que defiendan la Constitución del 78, la España democrática que habitamos, sin pedir permiso, sin pedir perdón, sin penitencia por lo que somos. Arrodillarse ante los nacionalistas, integrar las ideas de la extrema izquierda en nuestro discurso nos acerca a la Kirchner y nos aleja de Brandt, Palme, Schmidt, Kreisky… nunca fue lo nuestro.