La inversión no confía en el Gobierno de Sánchez
«La política económica del Gobierno nos empobrece, al endeudarnos para sujetar artificialmente la evolución económica, y perjudica a nuestra estructura económica»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El discurso triunfalista del Gobierno en materia económica no se sostiene. Los datos económicos les permiten, en parte, lucir una supuesta bonanza, pero no va más allá del barniz de los mismos, pues su contenido, realmente, dibujan una realidad bien distinta, donde el sistema productivo privado está en retroceso ante el incremento, cada vez más notable, del sector público, que alimenta el gasto para tratar de sostener una economía que por sí misma no puede hacerlo, ya que la política económica aplicada la ha dejado muy maltrecha desde el punto de vista estructural.
Se está dando un auténtico efecto expulsión de la inversión, pese a que se mitigue en las revisiones extraordinarias. La economía productiva está siendo arrinconada por el gasto público, que no para de crecer y que detrae recursos para la inversión o, al menos, los encarece, provocando que la actividad productiva real, caiga.
Esto es muy preocupante, porque observamos que la economía la mantiene el Gobierno. Ha anulado la capacidad productiva privada y sostiene el crecimiento económico de manera artificial. Ni con la importante modificación estadística que el INE aplicó en 2021, que fue sorprendente, al elevar el PIB en casi un punto en dicha revisión, la inversión ha aumentado de manera significativa.
Sólo el gasto público, que expulsa a la inversión y empobrece, vía impuestos y tensión en precios en el corto plazo, a los hogares, sostiene la economía, además del buen comportamiento del sector exterior, que puede acabarse al descender la renta disponible de nuestros socios comerciales y mercados emisores de turismo. De hecho, la exportación de bienes crece por debajo del PIB, siendo los servicios los que impulsan la evolución. En cualquier caso, es el gasto público el que ha sostenido artificialmente a la economía.
Tenemos un endeudamiento exponencial, que no para de crecer, porque el déficit no se ataja, y la deuda es consecuencia del déficit. Sólo se mitiga en porcentaje sobre el PIB, porque el PIB nominal ha crecido de manera importante debido a la inflación, no a auténtico crecimiento real de la economía. Eso hace descender el cociente, pero la deuda avanza ya hacia los 1,7 billones de euros, de manera que se hace insostenible, ya que sin el respaldo del BCE sería muy complicado financiar dicha cuantía.
Las pensiones, como bien ha mencionado FEDEA, tienen un problema importante: sin las transferencias del Gobierno, su quebranto anual supera los 50.000 millones de euros, con una deuda acumulada de más de 100.000 millones, pero nada hace el Gobierno por tratar de enderezar ese problema. Ante cualquier problema de gasto, el Gobierno lo fía todo a los impuestos, que tienen un recorrido limitado, porque van a estrangular más la actividad económica y, con ello, no conseguirán tampoco la recaudación pretendida.
El problema no es de ingresos, sino de gasto, que está en un nivel que no se puede permitir la economía española. Hay que reducirlo, porque, además, en competencia con el sector privado por la financiación, el sector público está expulsando al privado, no hay nada más que ver los datos mencionados al principio de evolución de uno y otro en los últimos cuatro años completos.
La supuesta corrupción que asola al Gobierno genera más inseguridad jurídica: parece que hay una metástasis de corrupción en todo el entorno del presidente Sánchez, donde sus tres acompañantes del Peugeot estarían cercados por la misma si se confirman las indagaciones de la UCO. Su mujer está imputada; su hermano, procesado; el TSJM avala investigar si hubo conflicto de intereses de Sánchez en la aprobación del rescate a Air Europa; las primarias que ganó en 2014, amañadas según la UCO. Todo ello, expulsa la inversión.
Cabe recordar que según los últimos datos de inversión extranjera en España (IVTR-2024, mañana, viernes, se publicarán los del ITR-2025), nuestra economía recibe casi 9.000 millones de euros menos que cuando Sánchez llegó al Gobierno, supuestamente para luchar contra la corrupción, pero si las supuestas ilegalidades cometidas por los socialistas que señalan las investigaciones de la UCO se confirman en sede judicial, el descrédito será absoluto. De hecho, el Gobierno no se sostiene; no cae por el empecinamiento de Sánchez y porque sus socios aprovecharán para esquilmarlo más todavía, es decir, para esquilmar más a los españoles, que somos los que pagamos.
Por tanto, la política económica del Gobierno nos empobrece, al endeudarnos para sujetar artificialmente la evolución económica, y perjudica a nuestra estructura económica, al expulsar a la inversión y asfixiar el consumo privado, junto con una corrupción insoportable. Ése es el terrible legado que dejará Sánchez.