The Objective
Victoria Carvajal

Sánchez: ¿por fin desenmascarado?

«Es por eso por lo que los socios europeos andan molestos. Porque ¿qué necesidad había de escenificar esa provocación y soliviantar a un imprevisible Donald Trump?»

Opinión
Sánchez: ¿por fin desenmascarado?

Ilustración de Alejandra Svriz.

¿Qué separan las imágenes del triunfante Pedro Sánchez, que ejerció de anfitrión en la cumbre de la Alianza Atlántica celebrada en Madrid en junio de 2022, de las del Sánchez aislado en la reciente reunión de los aliados en La Haya? El que fue aclamado como un gran líder atlantista, hoy se ha convertido, a los ojos de la comunidad internacional, en un boicoteador poco de fiar. Pero lo que de verdad separa a esas dos imágenes es un sinfín de casos de corrupción del entorno más cercano del presidente del Gobierno, una estrepitosa caída en votos y escaños del PSOE en las encuestas y la necesidad de ganar el voto de esa izquierda tradicionalmente incómoda con la pertenencia de España a la OTAN

Sánchez ha querido escenificar que era capaz de desafiar a Trump al con su negativa incrementar hasta el 5% del PIB el gasto en defensa, tal y como exigía el presidente estadounidense a cambio de que Estados Unidos mantuviera su apoyo a la Alianza. Su pose de gallito –porque no ha pasado de ser eso, una pose, pues acabó firmado el mismo documento que el resto de los socios que recoge el cumplimiento de ese objetivo en 2035– es puramente de consumo interno. Como lo es también para Trump. De vuelta en Estados Unidos el acuerdo se presenta como una gran victoria del presidente. Tras años de resistirse a aumentar el gasto en defensa y delegar su seguridad en Estados Unidos, los aliados asumen un reparto más equitativo del gasto militar.

Pero mientras esto último es efectivamente un triunfo para Trump, lo de Sánchez es una maniobra engañosa además de profundamente insolidaria. Y es por eso por lo que los socios europeos andan molestos. Porque ¿qué necesidad había de escenificar esa provocación y soliviantar a un imprevisible Donald Trump? Justo cuando este próximo 9 de julio vencen los tres meses de prórroga que dio el presidente estadounidense a la aplicación de un 50% de arancel a los productos europeos que importa EEUU. La Unión Europea, que como bien sabe Sánchez negocia en nombre de los 27 países que forman el bloque, espera alcanzar un acuerdo antes de esa fecha límite. 

Tras la amenaza de Trump de duplicar los aranceles a España por querer descolgarse del acuerdo del 5%, y empeñarse en que sólo gastará el 2,5% del PIB, las posibilidades de que se desbaraten las negociaciones entre los dos bloques han aumentado. La actitud del presidente español es doblemente insolidaria. Defiende que España no tiene que gastar tanto como otros países miembros de la alianza que tienen la amenaza rusa más cerca de sus fronteras, y con su desafío a Trump pone en riesgo las delicadas negociaciones entre Bruselas y Washington para lograr rebajar las tensiones comerciales. Sin duda, un nuevo gran éxito diplomático del presidente español.

El incremento del gasto militar refleja una tendencia global hacia el rearme. Según el Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación sobre la Paz (SIPRI en sus siglas en inglés), el gasto en defensa en el mundo ha experimentado un aumento sin precedentes en 2024, impulsado fundamentalmente por los incrementos registrados en esta partida presupuestaria en Europa y Oriente Medio. Este alcanzó los 2,718 billones de dólares en 2024, un 9,4% más en términos reales (descontando la inflación) que en 2023. Es la subida más intensa del gasto militar mundial desde el final de la Guerra Fría que refleja los grandes desafíos que plantea el nuevo mundo multipolar que viene a sustituir al orden mundial anterior, basado en el multilateralismo y la hegemonía de las grandes potencias económicas occidentales. Los cinco países que más gastaron, Estados Unidos, China, Rusia, Alemania e India, representan el 60% del total del gasto mundial. 

«Será imposible cuadrar las cuentas sin recortar gastos de algunas prestaciones sociales u otras partidas que comprometan nuestro crecimiento»

España, en 2024, fue el país que menos gasto destinó a defensa de entre los miembros de la Alianza: un 1,28%. Para alcanzar este ejercicio el 2,1% prometido por Sánchez debe aumentar en 9.400 millones el gasto. Eso sin presupuestos generales. ¿Puede hacerlo sólo mediante ampliaciones de crédito y sin pasar por el Parlamento? Eso parece estar dispuesto a hacer. ¿Tragarán sus socios? Con el creciente peso de las pensiones en los gastos, el agujero de 126.000 millones que el Gobierno ha admitido acumula la Seguridad Social y las presiones crecientes de los socios parlamentarios de ERC para lograr la autonomía financiera este mismo año, será imposible cuadrar las cuentas sin recortar gastos de algunas prestaciones sociales u otras partidas que comprometan nuestro crecimiento, o sin subir impuestos de nuevo. Y eso que España supera ya con creces la media de la OCDE en presión fiscal. El 37,3% del PIB frente al 33,9% de media.

¿Con qué otra jugada de trilero nos sorprenderá el presidente del Gobierno para hacernos creer que la cuadratura del círculo es posible? Veremos. Lo que está claro es que la comunidad internacional ya ha empezado a desenmascarar a Sánchez.

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