The Objective
Francisco Sierra

Reiniciar para regenerar

«Este es el estado del ordenador de España: lento, corrompido, lleno de virus y mal gestionado. Ni siquiera es capaz de ejecutar los fondos europeos Next Generation»

Opinión
Reiniciar para regenerar

Ilustración de Alejandra Svriz.

España no va. Se colapsa, se bloquea, se apaga. Es como ese ordenador al que el dueño no cuida porque navega por webs peligrosas y no fiables y permite que se infecte con todo tipo de virus que corrompen la velocidad y usabilidad de sus programas y utilidades habituales. Cada día pasa algo nuevo. El catálogo de desastres crece semana a semana. Desde apagones eléctricos que mandan a negro durante horas a todo un país a constantes y caóticos parones de todos los sistemas ferroviarios, del AVE a los Cercanías. En otros casos son aplicaciones que se bloquean y se convierten en ratoneras para millares de viajeros atrapados en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Cada vez es mayor el número de damnificados y nadie reacciona. Ni dimite.

España no funciona bien. Y la cosa va a peor. Incluso en aquellas cuestiones que por su importancia estratégica son fundamentales para un país que, como España, vive del sector servicios. Somos líder y referencia mundial del turismo que durante las últimas décadas ha creado y cuidado una gran red de infraestructuras, tanto de autovías, como de trenes de alta velocidad o de aeropuertos modernos y capaces de gestionar la llegada de millones y millones de turistas. Ahora todo dejó de funcionar bien. No hay mantenimiento, ni gestión eficaz, ni previsiones. Solo ruido. 

Y siendo esto grave, no es lo más grave. La corrupción ya ha deteriorado gravemente el propio hardware del ordenador. La estructura interna y su sistema operativo han sido parcheados, descuidados y hasta atacados por fines espurios. Pedro Sánchez ha corrompido pilares fundamentales de la Constitución y del Estado de derecho por siete votos. Ahora mismo, otro parche suyo, la ley Bolaños, pretende dinamitar la independencia del poder judicial. Y tiene ya a sus programadores afinando otros parches para controlar y limitar la libertad de prensa. 

Este es el estado del ordenador de España. Lento, corrompido, lleno de virus y mal gestionado. Ni siquiera es capaz de ejecutar los fondos europeos Next Generation, que se pueden perder en su gran mayoría por desidia, molicie, ineptitud o avaricia. Mientras Italia ya ha cobrado el 70% de los fondos destinados a su país por la UE, nuestra maquinaria política y burócrata está más pendiente de los chantajes de los independentistas. España necesita ser reiniciada. Es imprescindible paralizar los virus corruptos para que no sigan carcomiendo el sistema. Es una condición necesaria, pero no suficiente. Y con Sánchez por medio, ni eso. 

Este fin de semana está convocado de forma extraordinaria un Comité Federal de un PSOE sumido en la vergüenza de ver cómo sus dos últimos secretarios de Organización han chapoteado en la corrupción desde el mismísimo día uno de la llegada de los socialistas al poder. Poco se puede esperar de un Comité Federal sumiso en el que Sánchez lleva años, con la ayuda de Ábalos y luego de Cerdán, cercenando cualquier tipo de crítica. Ahora, en medio de este hongo nuclear de corrupción que todo lo contamina, Ferraz asegura que se tomarán medidas extraordinarias y durísimas. El miedo a perder el cargo o el fundamentalismo sanchista hace que poco se pueda esperar de ellos. Permitirán alguna voz crítica para justificar el numerito, pero lo previsible es que todos juren y perjuren que saben que Sánchez no sabía nada. No le queda al presidente ningún valiente que se atreva a contrariarle. 

Sánchez, si fuera un demócrata europeo con un mínimo de ética, debería, ante el aluvión de escándalos que lo rodean, presentar su dimisión y convocar elecciones. No tiene otra. No lo ven así en Ferraz. De momento han empezado con algunas muy alejadas de la transparencia y del respeto a la verdad. Por ejemplo, la política del borrado. La web del PSOE ya ha borrado todo rastro de Santos Cerdán. Cero registros en su buscador. El que se autodenomina “arquitecto de los gobiernos progresistas” es como si no hubiera existido nunca. Ojalá se pudieran borrar también esas negociaciones con Bildu de Cerdán, directas o a través de Antxon Alonso, su socio en la empresa Servinabar, la empresa que está en el centro de toda la presunta trama corrupta. Habría que borrar esas reuniones secretas con los hijos de ETA, que hasta Otegi reconoce. Y sus pactos.

El borrado de Cerdán tendría que extenderse también a todas sus negociaciones con Junts en Suiza donde se reunía con su amigo prófugo Carles Puigdemont para que este redactara su propia Ley de la Autoamnistía. Más de veinte reuniones en el país helvético, el que ha sido paraíso de tanto corrupto para esconder sus tesoros. El método sanchista del borrado se extiende y en la web de los socialistas de Navarra también han borrado a Cerdán de las fotos de las reuniones donde se decidían inversiones en obra pública y en las que no tenía por qué estar presente. Ni siquiera en esto Sánchez es original. Stalin ya lo hizo con las fotos en las que aparecía Trotsky. 

Habrá más borrados. Borrarán a siete u ocho miembros de la Ejecutiva. Algunos por ser cercanos a Cerdán, aunque ninguno fue nunca tan cercano como el propio Pedro Sánchez. El postureo de Ferraz seguirá con el anuncio de que van a repartir el poder casi absoluto que hasta ahora tenían los secretarios de Organización. No el absoluto que solo es de Sánchez. Y luego, sin que se les escape ni una sonrisa, dirán que van a endurecer un código ético del partido que hasta ahora no ha servido para nada, y que con la reforma seguirá siendo un mero adorno. Punto y pelota.

Tampoco los socios de Gobierno, aquellos que venían del 15-M a cambiar todo, van a hacer nada, les puede más su descubierta adición al sillón ministerial que sus principios. Los independentistas y nacionalistas, menos. A nadie les sacarán tanto. Nadie sabe cuánto aguantarán esos apoyos al gobierno sin poner en compromiso a su propio electorado. 

Cuando ocurra, y puede que no tarde, lo importante será reiniciar para regenerar. Habrá que recuperar las líneas maestras del Estado de derecho y devolver a la Constitución su fortaleza democrática. Nuestros gobernantes tienen que asumir la responsabilidad política y ética de sus errores y de los errores de sus entornos directos, también los personales. Solo reiniciando, podemos regenerar y devolver a la ciudadanía la confianza de que el que la hace la paga. Y cuidado, Feijóo. No es lo mismo reiniciar para regenerar que poner los contadores a cero. No es lo mismo.

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