The Objective
Esperanza Aguirre

La situación absurda del rey Juan Carlos

«Para los que queremos que España siga siendo un país libre tener a D. Juan Carlos fuera de nuestra patria constituye una brutal agresión a nuestra democracia»

Opinión
La situación absurda del rey Juan Carlos

El rey emérito Juan Carlos I a bordo de su velero. | José Ramón Hernando (Europa Press)

A sus 91 años Ramón Tamames es hoy uno de los intelectuales con más obras publicadas y con más entidad de España. Técnico Comercial del Estado muy joven, después Catedrático de Estructura Económica y también Académico de Ciencias Morales y Políticas, ha publicado decenas de libros sobre economía y sobre Historia de España, así como centenares de artículos sobre esas materias.

Pero, además, Tamames ha sido, desde que en 1956 fue detenido por primera vez por la policía del régimen de Franco y enviado a la cárcel de Carabanchel, un intelectual que no ha parado de comprometerse políticamente en defensa de sus ideas, principios y valores políticos. Cuando creyó que para enfrentarse al régimen franquista y traer la democracia a España, estar en el entonces clandestino Partido Comunista era lo más eficaz, no dudó en unirse a sus filas, donde estuvo 25 años y donde llegó a ser miembro del Comité Ejecutivo.

Pocos españoles de su generación pueden presentar una trayectoria antifranquista tan comprometida como él, y, desde luego, ninguno de los socialistas que hoy quieren hacer del antifranquismo la seña de identidad de su política. De la misma forma que se unió a los comunistas cuando lo creyó oportuno, después, a base de estudiar, ha ido evolucionando para defender posiciones cada vez más liberales.

Pues bien, Tamames publicó la semana pasada una Tercera en el Abc, en la que analizaba, con inteligencia y rigor, lo que está pasando con el rey Juan Carlos. Porque lo que está pasando con don Juan Carlos es algo tan absurdo, tan incomprensible y tan inaceptable que a muchos españoles, como a Tamames, nos preocupa profundamente.

Porque es absurdo, incomprensible e inaceptable que la persona que dirigió, con especial tacto y patriotismo, el dificilísimo y complicado camino que llevó a España a pasar de una dictadura a ser una democracia liberal homologable a las mejores del mundo, hoy lleve ya cinco años viviendo en una especie de exilio en Abu Dabi.

«Si hoy vivimos en una democracia, es gracias, en primer y principal lugar, a Don Juan Carlos»

Si hoy vivimos en una democracia, que (aunque amenazada por las ansias de permanecer en el poder a cualquier precio del zapaterosanchismo) sigue siéndolo, es gracias, en primer y principal lugar, a don Juan Carlos. Tan sencillo como esto y tan imposible de rebatir.

Él fue el que impulsó la instauración de la democracia, al mismo tiempo que fue el alma mater del espíritu de reconciliación que inspiró la Transición y la Constitución Española de 1978, la Constitución de la reconciliación y del consenso de todos los españoles, que, con el Rey a la cabeza, se abrazaron para mirar juntos a un futuro de libertad y fraternidad.

Aquel paso de la dictadura a la democracia sigue hoy admirando a todos los que lo contemplan y estudian, por la rapidez con que se hizo y por la paz y concordia con que se llevó a cabo. Con la excepción de la violencia desatada de ETA, el mayor enemigo que tenía y sigue teniendo la democracia española, por más que ahora sean, precisamente, los sucesores de ETA los que sostienen e inspiran al autócrata de la Moncloa, lo que no deja de ser un escándalo insoportable.

Pero D. Juan Carlos no se limitó a traernos la democracia, también fue el que el 23-F la defendió, junto a nuestras libertades, que, sin su actuación, habrían desaparecido.

«¿Por qué este hombre, que se merece el respeto y el agradecimiento de todos los españoles no puede vivir entre nosotros?»

¿Por qué este hombre, que se merece el respeto, admiración y el agradecimiento de todos los españoles no puede vivir entre nosotros? ¿Por qué los partidos constitucionalistas y los ciudadanos que queremos vivir en democracia y libertad no nos movilizamos para que, cuanto antes, venga a España a quedarse?

Que en su vida privada pueda encontrarse algo censurable nunca puede ser materia para descalificar el gigantesco papel histórico que ha cumplido en España. Y no olvidemos que la Justicia, que ha indagado a fondo su situación fiscal, no le ha encontrado ningún indicio de delito.

Los partidos que tienen como objetivo la desaparición de la España de la Constitución del 78 o, incluso, la desaparición de España, es lógico que quieran dinamitar la Monarquía, porque saben muy bien que la democracia española se fundamenta en ella y que acabar con la Monarquía sería para ellos un paso de gigante para conseguir sus objetivos, que, aunque no se atrevan a confesarlos, no son otros que convertir a España en una especie de unión de repúblicas socialistas ibéricas. Entonces tiene su lógica que hagan todo lo posible para que continúe la aberrante situación de tener al padre de la democracia española en el exilio.

Pero los que queremos que España siga siendo un país libre tenemos que saber que tener a don Juan Carlos fuera de nuestra patria constituye una brutal agresión a nuestra democracia. Y me alegra, para decir esto, unir mi voz a la de una persona de tanta categoría intelectual, humana y política como Ramón Tamames.

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