¿Qué funciona mejor hoy que hace siete años?
«El líder del Ejecutivo que ha arribado al ecuador de la legislatura sin que las Cortes le aprueben unos presupuestos, es el mismo que ahora habla de pactos de Estado»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Excluyendo a los más sanchistas que Sánchez, seamos sinceros: ¿qué funciona mejor hoy que hace siete años? Piénselo, dele un par de vueltas, tráigame una respuesta. No vale decir que la maquinaria de los impuestos funciona de maravilla, no me sea malvado. Sí, estamos en máximos históricos de recaudación para la Hacienda pública, y los ciudadanos, se nota en ese rumor de la calle, ven como sus servicios públicos andan más deteriorados. Los trenes que no llegan, la vivienda que es inalcanzable, las ayudas que no sirven de nada, la Administración que pone trabas para escucharte, la justicia a ritmo de caracol, los autónomos asfixiados, las carreteras parcheadas… Y ahora, los incendios.
Con todo, mientras España arde, avanza el tacticismo para ver quién gana el pulso del relato. No importa la verdad, importa lo que crean que es verdad. Por ello, no es interesante –para los mandatarios y sus asesores– quién tiene mayor responsabilidad en las hectáreas quemadas, sino quien cree la gente que tiene esa responsabilidad. De eso va el relato, y en eso están PP y PSOE. Enfangados en un juego lamentable de antipolítica, ahí es donde nacen los populismos, donde ganan la batalla los extremos. Con la salvedad importante de que el jefe de todos, el Gobierno central, está en manos del PSOE. Ahora ese padre gubernamental, ese líder que evita las visitas a pie de calle, ese presidente llamado Pedro Sánchez ha interrumpido sus vacaciones para acudir al lugar de los incendios, y proclamar la buena nueva: pacto de Estado.
«El presidente que más Estado le ha ido cediendo a sus socios parlamentarios pide el gran pacto»
El líder del «no es no», propone pactos. El presidente que más Estado le ha ido cediendo, bajo la urgente norma de la necesidad, a sus socios parlamentarios, pide el gran pacto. El líder del Ejecutivo que ha arribado al ecuador de la legislatura sin que las cortes le aprueben unos presupuestos, es el mismo presidente que ahora habla de pactos de Estado. A usted se le quema su pueblo, se calcinan miles de hectáreas, puede que haya perdido su hogar, y llega el presidente con una medida estrella: el pacto de Estado frente a la emergencia climática. Como si los incendios tuvieran una sola explicación: el cambio del clima. Olvidémonos pues de los pirómanos (y pirómanas) detenidos, de la posible negligencia de los seres humanos, del olvido del mundo rural, de las limitantes normativas (europeas y nacionales) del campo, de la falta de inversión autonómica en prevención de incendios.
Tarde, pero tuvo que salir el presidente de sus días de asueto, le hicieron ver la gravedad del fuego, y tenía que comparecer con madera de hombre de Estado. A los asesores monclovitas no se les ocurrió nada mejor que el pacto de Estado. Es decir, nada de darle prioridad a las medidas concretas para mañana. Aquí estamos para la posteridad, «Me pregunto qué dirá de mí la Historia». No salió el presidente y pidió mandar, le demandó al presidente gallego, por ejemplo, que dejará al Estado actuar con mucho mayor mando. Había que declarar la emergencia nacional. Que se notara quién está para los grandes problemas que ponen en peligro las vidas de sus ciudadanos, paralizan vías de tren o carretera, hacen respirar esa basura tóxica a miles de vecinos, generan pérdidas millonarias…
«Quizá es hora de proponer un pacto de Estado a favor de las democracias serias, funcionales, aburridas»
A cada desgracia, el Gobierno saca un muñeco. Hoy es «cambio climático», y a partir de ahí empieza el combate por el relato. Los incendios para el Ejecutivo no son un fenómeno multicausal, tiene un protagonista absoluto. Todo aquel que ponga peros, será tachado de negacionista. Siempre hay una marioneta presta para la ocasión. Si están los trenes parados, es porque con toda seguridad habrá un sabotaje. Si la vivienda sigue siendo un imposible, y cada vez más, es porque las comunidades del PP no quieren hacerle caso a las medidas del Ejecutivo. Hay un apagón y Sánchez coloca el mensaje hostil para las centrales nucleares. Desfile de muñecos para la audiencia. ¿Qué funciona mejor hoy que hace siete años? El entretenimiento. Nunca te aburres. Quizá es hora de proponer un pacto de Estado a favor de las democracias serias, funcionales, aburridas.