Sánchez se quema en los incendios
«El gobierno no ha liderado la gestión porque el presidente es un cobarde, un inútil que ni sabe que no sabe y que no sirve»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El cambio climático es la condición necesaria de la vida en el planeta. Antes era una realidad, ahora es una excusa política. «Cuando el monte se quema algo suyo se quema». Así era el claim de la campaña de prevención de incendios de los años 1962 y 1963. Entonces, un tal Francisco Franco lideraba la responsabilidad política del Estado en la conservación de los montes. Hoy es parte de un muro de división social manipulado por progresistas, ecolojetas y wokes. El dictador era responsable y estaba comprometido en la lucha contra el fuego. Era mucho más sostenible y ecologista que el autócrata Pedro Sánchez, cuya lucha es contra la oposición. Y en favor de su propia política, no del territorio. Cuando casi 400.000 hectáreas de suelo español se queman, resulta que la responsabilidad es de todos menos suya y de su gobierno. La España que se quema es la del Partido Popular. ¿De qué es presidente Pedro Sánchez? España, lamentablemente, es esa gran nación que no tiene un presidente del gobierno que la lidere, ni gobierno que la gobierne.
Da igual todo lo que se tome Pedro Sánchez. Nada a los ojos de la ciudadanía puede tapar su responsabilidad ante la crisis de los incendios como su incapacidad e inutilidad para afrontarla. Porque cuando España se quema, como ha ardido este verano, la responsabilidad última es del gobierno de España. Un gobierno inútil e ineficaz para gestionar y apagar los incendios. La falta de previsión, la respuesta tarde y mal del gobierno y sus organismos han hecho que el drama haya sido mucho mayor.
La pasividad política demostrada es propia de un cobarde incapaz. En vez de liderar las crisis se plantó tarde y mal para, lleno de orgullo, esperar que le supliquen su ayuda. Sánchez, sus palmeros y la opinión mediática sincronizada pretenden engañar a la opinión pública argumentando que la responsabilidad de lo ocurrido corresponde a la pésima gestión de los gobiernos autonómicos del Partido Popular. Los que han estado a pie de fuego han sido las autonomías con sus limitados recursos. Los incendios, que no saben de política, también han afectado a Asturias, Cataluña o Castilla-La Mancha, que no son comunidades gobernadas por el PP.
El sistema otorga al gobierno de España todas las capacidades legales para asumir el liderazgo de gestión de una crisis como la sucedida que, además, abarcaba simultáneamente a diferentes Comunidades Autónomas y que por su dimensión ha supuesto un riesgo de Estado. El gobierno no ha liderado la gestión porque el presidente es un cobarde, un inútil que ni sabe que no sabe y que no sirve. Estaba en la Mareta con su familia de vacaciones y tardó más de siete días en enseñar por televisión sus presuntamente sugerentes morritos.
El gran aliado del fuego ha sido ese gobierno inútil que es incapaz de presentar unos presupuestos que son el mejor remedio contra los incendios. Además de que pagan la prevención real, son los que permiten renovar la flota de aeronaves dedicadas a su extinción. Son los que dotan de recursos y medios técnicos y humanos a las brigadas de bomberos que luchan contra el fuego. Todo eso no depende de las CC.AA. Depende del Nerón de la Moncloa, que mientras España se quema canta su discurso sectario, demagógico y falso. Un gobierno sin presupuestos es más gasolina para los fuegos.
El sanchismo es una plaga que paraliza e inutiliza los organismos de la administración del Estado. Bajo la ingobernanza de Pedro Sánchez, está la Agencia Estatal de Meteorología AEMET, que con Pedro Sánchez ha cambiado su orientación política. Creado como Instituto Central Meteorológico en 1887, en la actualidad es uno de los pilares del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Igual que se han cargado el CIS convirtiéndolo en una máquina de propaganda woke, la AEMET ha dejado en segundo lugar su función principal de elaboración, suministro y difusión de informaciones meteorológicas y predicciones de interés general. Con Sánchez ha desaparecido su función más importante: emitir avisos, alertas y pronósticos especiales, con antelación suficiente, ante alarmas naturales —como fenómenos meteorológicos adversos o situaciones de riesgo— a los organismos de protección civil que lo requieran, así como a las Fuerzas Armadas y Cuerpos y Seguridad del Estado.
No funcionó con la DANA y no ha funcionado ante los mortales y devastadores incendios del verano. La presidenta de la AEMET es María José Rallo del Olmo, ingeniera de Caminos, Canales y Puertos y licenciada en Economía. No es meteoróloga y carece de cualquier experiencia en climatología. Pero es una más de las chicas de Sánchez. En la DANA su inutilidad se saldó con 217 personas fallecidas. En los incendios se ha incrementado en 4 la cifra de fallecidos que, bajo su presidencia, hay que sumar a la AEMET por la falta de avisos y de diligencia. Gana más de 102.000 euros al año por ostentar este cargo político orientado a la propaganda.
Otro desecho de inutilidad pública es Virginia Barcones, directora de Protección Civil. Lejos de atender a la sociedad, se dedica a proteger a Sánchez y sus políticas. Licenciada en Derecho, su currículo es el de una «grupi aparátchik» de Pedro Sánchez. Da igual que no tenga ni idea de catástrofes ni de emergencias. Ella está ahí para cobrar un sueldo y para que Pedro Sánchez continúe como presidente. Por eso, cada vez que abre la boca, incendia las autonomías y las redes sociales. Efectivamente es una pirómana.
La situación ha sobrepasado con creces a Pedro Sánchez. Está mal. Es evidente que necesita ayudas para sobrellevar la portada del «Financial Times» y su página 4, el ninguneo internacional en las cumbres y en las reuniones importantes. Ya nadie cuenta con él. Pero lo que está fuera de toda lógica para resolver los incendios es ofrecer un «Pacto de Estado contra la Emergencia Climática». Nadie le secunda en su enajenación. Ni socios, ni oposición. Es verdad que a la oferta de Sánchez no han contestado los verdaderos agentes involucrados. Los más de 150 pirómanos, entre investigados y detenidos, que han provocado buena parte de los incendios. Tampoco han contestado el fuego, el sol, responsable de las altas temperaturas y de las tormentas secas, ni el colectivo de vientos que se encargaba de expandir las llamas.
El presidente Sánchez es el único que no ha entendido qué es lo que ha sucedido. O sí. Lo cierto es que Sánchez está más quemado que el territorio abrasado. Sus trucos de trilero ya no le funcionan y solo le apoya la pentaimputada Begoña, el cuñado, la madre, la suegra y toda la familia que no quieren perder el chollo y que mantenemos todos los españoles. Y Zapatero, que necesita mantener sus sucios negocios vinculados a los regímenes dictatoriales. Se ha pasado todo el verano en Lanzarote, cerca de Pedro, para que a este no se le ocurra tomar la única decisión que le queda: dimitir y convocar elecciones. No hacerlo es prolongar su negro presente y calcinar todavía más el futuro del PSOE.