Barcelona, ciudad hermanada con Hamás
«Como no sólo de postureo vive el ayuntamiento, el ‘Distrito 11’ de las narices tendrá una estructura similar a los otros diez, con un gerente y personal especializado»

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.
Porque, de momento, Gaza es Hamás. Pero eso no parece importarle a un alcalde como Jaume Collboni, que ha propuesto que Barcelona nombre a Gaza y a las ciudades de Palestina, especialmente Ramala y Belén, como «Distrito 11» de la ciudad. Y le he preguntado a mi amigo Grok que qué significa todo esto, no en vano él es el más listo e informado de todos mis colegas y familiares. Y ya lo entiendo mejor. No va a haber una zona nueva como si fuera la “Ciudad de la Justicia” ni nada de eso. Al parecer, es una iniciativa simbólica, aunque nos vaya a costar mucha pasta, sin contar el nuevo arañazo a una reputación muy erosionada.
Ustedes, al igual que yo, quizá no sepan nada, pero tenemos un «compromiso» con el conflicto que debemos ampliar para estrechar los vínculos de colaboración que se mantienen con la zona. Y eso del «Distrito 11» va a significar la creación de una estructura administrativa dentro del Ayuntamiento de Barcelona para coordinar proyectos de cooperación en áreas como urbanismo, salud, educación y accesibilidad. Se enviarán técnicos municipales a Palestina y se acogerán profesionales palestinos. Y ahora viene lo del dinero: va a tener un presupuesto inicial de un millón de euros, además de, no se lo pierdan, duplicar la aportación económica a la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos), pasando de 200.000 a 400.000 euros anuales. Sí, la UNRWA, esa organización de la que formaban parte muchos de los terroristas que el 7 de octubre del 23 se dedicaron a matar, violar, quemar vivas a familias enteras o a mutilar criaturas en frente de sus padres. Ahora, de nuestros impuestos, van a salir, no 200.000, sino 400.000 euros para que sigan medrando. Vamos a premiarles porque ellos lo valen.
Pero el objetivo principal de ese bonito y nuevo distrito es reflejar el compromiso con Palestina, especialmente tras el veto de Israel a Collboni, al que no dejó visitar Belén y Ramala este agosto. Cosa que hizo muy bien, por cierto, pues no se entiende esta necesidad de hacer turismo de postureo en una zona de guerra sólo para mostrar lo concienciado que está uno. Y, como no sólo de postureo vive el ayuntamiento de Barcelona, el «Distrito 11» de las narices tendrá una estructura similar a los diez distritos oficiales de Barcelona, con un gerente y personal especializado, lo que significará más puestos estupendos que seguramente acabarán siendo fijos.
Yo me enteré primeramente de esta noticia por un post del diario El Mundo en la plataforma X. Y, créanme, el pitorreo era generalizado. Por ejemplo, este comentario: «Puto postureo. Ningún país vecino hace nada por ellos, países que comparten credo y costumbres, y tienen que ser los habitantes de Barcelona, a 3.200 km, los que con sus impuestos les tendrán que ayudar. Explíqueselo a los jóvenes que ni una puta habitación pueden alquilar». Aunque siento debilidad por los más sarcásticos, de los que les traigo un par de muestras: «Cuidado @jaumecollboni: no se te ocurra ir a ese distrito: según la Ley Sharia te podrían azotar o incluso tirarte desde una azotea». Y este: «Pueden secuestrar a gente y llevarla a los túneles del metro, así estarán como en casa», que me ha dado escalofríos.
Se supone que Jaume Collboni recupera con esto la idea del exalcalde Pasqual Maragall, que en 1995, en plena guerra de los Balcanes, declaró a Sarajevo como undécimo distrito de la ciudad. Pero las diferencias son tan apabullantes que sólo la extrema izquierda antisemita podría tener ocurrencias de este tipo cuando aún hay rehenes en los túneles y Hamás ni se ha rendido ni ha renegado en absoluto de su voluntad, esta sí genocida, de acabar con Israel.