The Objective
Teresa Giménez-Barbat

Irina Zarutska, Charlie Kirk y el 'tipping point'

«Los asesinatos de Zarutska y Kirk han conmocionado la sociedad americana, harta ya de políticas que abandonan y desprotegen a los ciudadanos»

Opinión
Irina Zarutska, Charlie Kirk y el ‘tipping point’

Irina Zarutska y Charlie Kirk.

Malcolm Gladwell es un periodista, escritor y sociólogo canadiense que en el 2000 escribió un libro de gran éxito, The Tipping point (traducido al español como El punto clave). La idea general es que existe un momento de inflexión a partir del cual los efectos de las ideas se refuerzan unas a otras creando un cambio significativo. «Ese momento mágico en que una idea, tendencia o conducta social cruza un umbral, estalla y se esparce como un incendio forestal», dijo Gladwell.

El martes salieron a la luz unas imágenes del 22 de agosto que mostraban el apuñalamiento en un tren de Irina Zarutska, una refugiada ucraniana que había huido de su país debido a la guerra con Rusia. La joven fue atacada por un afroamericano, Decarlos Brown, con numerosos antecedentes penales. Sentado detrás de ella, le asestó varias puñaladas, una de las cuales, en el cuello, fue irremediablemente mortal. 

En el compartimiento sólo había personas negras, que ni siquiera reaccionaron. El asesino, que salió del vagón sin que nadie le importunase, gritó al mundo que «se había hecho una chica blanca». Por ello, hay quien lo ve como un reverso del caso George Floyd, el hombre negro muerto al detenerle la policía que originó el movimiento Black Lives Matter que incendió las calles de EEUU.

Pero Irina no era, a diferencia de Floyd, un delincuente puesto de droga hasta las cejas. Era una joven y frágil inmigrante que trabajaba en un restaurante. Irina era incluso supporter de Black Lives Matter, como se ve en una foto de su habitación que colgó en Instagram. Por eso los medios típicamente de izquierdas han pasado por el suceso como pisando huevos. Un símbolo de esta incomodidad ha sido que la entrada «Killing of Irina Zarutska» en Wikipedia haya sido borrada varias veces. Frases perfectamente precisas como «un hombre sin domicilio de 34 años con un historial muy largo» se tuvo por controvertida, así como la referencia a su «carrera criminal» o a describirle como «negro». 

Pero la semana traía más dramas. El miércoles, el activista conservador Charlie Kirk fue asesinado mientras hablaba en un evento en el campus de la Universidad de Utah Valley. De un disparo que, como en el caso de Irina, le dio en el cuello y también por ello mortal. Kirk, de 31 años, era una de las figuras más influyentes de la derecha estadounidense contemporánea y defendía el estilo de vida americano, que consideraba básicamente cristiano. Su activismo político le granjeó muchos enemigos que ahora se sienten tentados a matizar la conmoción por su asesinato. En EEUU algunos demócratas incluso se opusieron a la moción republicana en la Cámara de Representantes para guardarle un minuto de silencio.

Estos luctuosos hechos han conmocionado la sociedad americana, harta ya de políticas que abandonan y desprotegen a los ciudadanos por mor de una ideología (llámenle wokismo o lo que quieran) perniciosa e inoperante. Una visión de la justicia social o de los criterios de diversidad, equidad e inclusión que están discriminando a parte de la ciudadanía con sus filtros políticos e ideológicos.

¿Quizá es el momento de un tipping point? Porque incluso Malcom Gladwell parece haber tenido el suyo. Verán, a pesar de escribir ensayos científicos, se las había arreglado para tener un discurso sobre transgenerismo que no le trajera problemas. En la Conferencia de Análisis Deportivo de MIT Sloan del 2022, moderó un panel sobre la «inclusión de los atletas transgénero en el deporte» y apoyó públicamente la participación de mujeres trans (hombres biológicos) en la categoría femenina. Hace unos pocos días alguien se lo reprochó, y el ensayista decidió sincerarse y reconocer haberse sentido «intimidado» en aquella ocasión por un público y unos ponentes muy fanatizados. No han tardado mucho los periodistas en preguntarle si es que le había llegado también a él el tipping point con el fenómeno trans.

Y es que la presión de lo que la izquierda considera políticamente correcto ha corrompido a la sociedad. ¿Marcarán los crueles asesinatos de Zarutska y Kirk ese momento crucial en la sociedad americana en el que el respeto al contrario político, la libertad de expresión y el sentido común además de la ciencia y la razón regresen? Nos iría bien a todos.

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