Culpa y privilegio 'boomer'
«Los culpables son los sucesivos gobiernos que han favorecido a los pensionistas sobre las clases productivas, que convirtieron las pensiones en una compra de votos»

Ilustración de Alejandra Svriz.
El jueves 18 de septiembre, la portada del periódico Abc decía: «La brecha generacional se agranda: los jóvenes pierden renta y los jubilados la aumentan. Los ingresos reales de los trabajadores entre 18 a 29 años han caído un 3% desde 2008, frente al incremento del 18% que han obtenido los mayores de 65». Creo que no es necesario señalar la importancia de ese titular en un periódico como el Abc. Es una decisión valiente; si uno observa en redes las reacciones, encontrará mucha indignación.
Es un análisis basado en un informe del Instituto Juan de Mariana. Tiene varios datos muy elocuentes. Las nuevas pensiones de jubilación superan el sueldo medio de los menores de 35 años. En 2002, los menores de 35 tenían el 7,5% de la riqueza nacional y en 2022, solo el 2%. Pero en ese mismo periodo, entre 2002 y 2022, los mayores de 75 (¡de 75!) han pasado de tener el 8% de la riqueza nacional al 20%. Hay un dato especialmente deprimente. Desde 2006, los mayores de 65 han aumentado su consumo real en un 5%, mientras que los menores de 30 lo han reducido en un 36%.
Los pensionistas son, desde el fin de la pandemia, el grupo social con más consumo de España, con un 16% más que los trabajadores. Es una muestra de la falta de dinamismo de nuestra economía: ¡las clases pasivas son las que más consumen! Y permítanme la provocación: ¿qué clase de iniciativa e impulso modernizador puede tener un país en el que los principales consumidores e inversores son jubilados?
La Encuesta Financiera de las Familias de hace un par de años mostraba que la riqueza de los mayores de 75 era el triple que la de quienes tienen entre 35 y 44 años, y 11 veces superior a la que tienen los menores de 30 años. Como explicó en su momento el periodista económico Javier G. Jorrín, «nunca se había producido esta brecha generacional en términos de patrimonio total. Al contrario de lo que ocurre en otros países, en los que los jubilados se ven forzados a vender parte de los activos acumulados cuando trabajaban para mantener su nivel de vida, en España tienen tantos ingresos que cada vez adquieren más patrimonio».
El debate sobre la brecha generacional está cada vez más presente en los medios. La periodista Analía Plaza provocó revuelo en un par de entrevistas recientes, en la promoción de su libro La vida cañón: la historia de España a través de los boomers. «Los boomers han vivido mejor que sus padres y están viviendo mejor que sus hijos», dijo en una de ellas. Es una provocación empírica. Muchos de sus críticos le respondieron con anécdotas, con cherry picking.
«La dificultad de acceder a una vivienda es lo que está realmente detrás de la descapitalización de los jóvenes»
En su libro Tres millones de viviendas, el sociólogo Jorge Galindo dice que hace «provocación basada en datos». Su libro es sobre la vivienda, pero también sobre la brecha generacional. La dificultad de acceder a una vivienda es lo que está realmente detrás de la descapitalización de los jóvenes (y de los no tan jóvenes). Galindo aporta dos datos importantes. «Entre 2015 y 2023, el precio medio del metro cuadrado en venta en España subió un 47%. Entre 2015 y 2022, los salarios solo crecieron un 17%». «En 1987, la compra de una vivienda promedio en España implicaba el equivalente a 3 salarios promedio anuales; en 2023, se había casi triplicado y rondaba los 7, pero en Madrid y Cataluña superaba los 10». La generación boomer tiene razón cuando dice que trabajó duro para comprarse una casa. Nadie se la regaló. Pero lo tuvo mucho más fácil que las siguientes generaciones.
Los boomers son los grandes privilegiados de nuestra época. No tiene sentido culparles de la situación, pero sí considero necesario recordarles ese privilegio. El privilegio no es absoluto, es relativo: significa estar en mejor posición que otros. «El marco correcto no es un enfrentamiento entre jóvenes y mayores», escribió recientemente el economista Jon González en Twitter, una voz imprescindible en el debate de las pensiones, «sino una reclamación (justificada) para que el Estado reduzca la intensidad de la transferencia de rentas y riqueza de jóvenes (y activos) a mayores (y pasivos)».
Los culpables son, obviamente, los sucesivos gobiernos que han privilegiado a los pensionistas sobre las clases productivas, los que han conseguido que un jubilado reciba un 62% más de lo que aportó a lo largo de su carrera laboral, los que están detrás de una revalorización de las pensiones que va a quebrar el sistema, los que han convertido las pensiones en una compra de votos, los que se han cargado el ascensor social tras años de demagogia y extractivismo.