The Objective
Carlos Mayoral

Cervantes, ese 'wokista'

«Destruir el mito histórico es destruir la tradición que nos sostiene; y deformarlo con patochadas presentistas es un paso más hacia la idestrucción moral de Occidente»

Opinión
Cervantes, ese ‘wokista’

'El Cautivo'.

Haciendo un ejercicio de contención enérgico, he esperado a ver la película, pese a las ganas que tenía de opinar viendo las tendencias. Y lo cierto es que debo decir que no ha cambiado mucho lo que prejuzgué con respecto a lo que ahora juzgo. Aunque vayamos por partes. Supongo que el lector de THE OBJECTIVE, siempre avezado, sabe que esta columna versa sobre la última película de Amenábar, El cautivo, con Cervantes como protagonista. 

Lo segundo que tengo que decir es que la película me ha gustado como producto de entretenimiento. Amenábar tiene eso que yo llamo «facilidad narrativa innata». No cae en grandes eyaculaciones creativas típicas de artista venido a más, que entorpecen el hilo conductor de la historia. Mantiene cierta tensión, algo muy difícil de conseguir cuando no se monta estrictamente un thriller o una historia telenoveloide. Y además lo hace con personajes muy difíciles de novelar, pues no resultan atractivas personalidades de la historia a priori grises, como Hipatia o Unamuno, para montar una historia.

Entramos en el meollo del asunto. Les decía que a priori no resulta atractivo novelar a personajes de este calibre, se lo dice uno que ha novelado a Galdós o a Lorca. ¿Y por qué? Fácil, porque los personajes nunca pueden ser tuyos del todo. Todavía recuerdo el momento en que yo le decía a mi maravillosa editora, Myriam Galaz, que me resultaba imposible hacer una escena de cama entre Galdós y Pardo Bazán. Sin embargo, el protagonista de aquella novela, un personaje totalmente ficcionado, se pasaba los días folgando sin importarle creativamente nada a su autor. De alguna manera, aquel personaje de ficción acataba al cien por cien todas mis órdenes, algo que nunca harían Galdós, Pardo Bazán, Hipatia o Unamuno.

Puede que uno pretenda desnaturalizarlos, como por ejemplo Tarantino hiperboliza a los personajes de Érase una vez en Hollywood. En ese caso, cabe poner las cartas boca arriba. En cualquier otro caso, estos personajes le pertenecen al creador en la medida en que también le pertenecen a la historia y al mito. Y cabe ser honesto con ellos, porque de ninguna otra forma se puede ser honesto con el pasado. Y no me malinterpreten, obviamente miran con los ojos del escritor que ahora les da vida. Pero siempre, insisto, respetando los códigos de la referencia que manoseamos.

«Pintar a Cervantes como posible homosexual, y a la cultura argelina como un modelo de coexistencia étnica, parece temerario»

En este sentido, pintar a Cervantes como un posible homosexual, y a la cultura argelina como un modelo de coexistencia étnica, parece, cuando menos, temerario. Cervantes, en aquellos textos relativos al cautiverio que en primera persona sufrió en Argel, pone mucho énfasis en resaltar las virtudes de la moral cristiana frente a las imposiciones musulmanas del norte de África. Desde luego, no dibuja aquellas tierras como un crisol de culturas, ni juguetea con el liberalismo típico del último siglo. Mucho menos con una homosexualidad estigmatizadísima en la ética cristiana de entonces. Además, venera la etiqueta de español por sobre todas las cosas («¡Español sois, sin duda! Y soylo, y soylo, y lo he sido y lo seré mientras que viva, y aun después de ser muerto ochenta siglos!»), actitud que en la película se difumina.

Por tanto, hay poco de woke en el Cervantes histórico, y me parece poco inteligente creer que sí lo hay en la interpretación presente. Al fin y al cabo, Cervantes, como Hipatia o Unamuno, es un mito. Y destruir los cimientos del mito es destruir su significado, su aura, la explicación que a menudo estas figuras dan del mundo que nos rodea. Porque destruir el mito histórico es destruir la tradición que nos sostiene; y deformarlo con patochadas presentistas es un paso más hacia la, por otro lado, irremediable destrucción moral de Occidente.

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