Es necesario actuar
«Si el jefe máximo de una carrera tan jerarquizada como es la Fiscalía se va a sentar en el banquillo, todos y cada uno de los Fiscales de España se sentarán con él»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Las instituciones en España, como en cualquier Estado democrático, se organizan fundamentalmente en torno a los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial: Jefatura del Estado, Cortes Generales, Gobierno, Tribunales Jurisdiccionales. Otras instituciones mencionadas en la Constitución son el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, la Fiscalía, el Defensor del Pueblo…
Todas las instituciones tienen su razón de ser, su propia naturaleza, sus características y sus cánones de actuación. Asistimos hoy en España a un «andar a la pata coja» de muchas instituciones. Y si no se quiere decir en lenguaje vulgar, a un funcionamiento NO regular de las instituciones.
Así, por ejemplo, las Cortes Generales llevan tres años sin que le sea presentado por el Gobierno un proyecto de Ley de Presupuestos. El Gobierno no presenta Presupuestos desde entonces. Irregularidad que parece será examinada por el Tribunal Constitucional.
No es el lugar de entrar en la exposición de todos los lamentables funcionamientos irregulares de muchas de nuestras instituciones, hoy víctimas de un saqueo cada vez más descarado.
Pero por lo escandaloso que está ocurriendo en el funcionamiento NO regular de una institución y que se agravará en los próximos días, en voz alta y desde el máximo respeto, hay que hablar de la Fiscalía y decir: la Fiscalía no depende del Gobierno, como el actual Presidente obscenamente afirma. Y si el jefe máximo de una carrera tan jerarquizada como es la Fiscalía se va a sentar en el banquillo por un delito gravísimo de revelación de secretos, acusado por el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, la más numerosa corporación jurídica europea, no se sentará él solo como acusado justiciable ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Se sentarán con él toda la Carrera Fiscal, todos y cada uno de los Fiscales de España estarán en el banquillo.
«La solución está próxima: bien desde arriba, convirtiendo el mandamás de turno una democracia en dictadura; o bien desde abajo, con una revuelta popular»
No hay ningún Estado perfecto. Pero cuando en un Estado las imperfecciones son crónicas, crecientes en extensión y gravedad, la solución está próxima: Bien desde arriba, convirtiendo el mandamás de turno una democracia en dictadura y él autonombrándose caudillo, solución transitoria que dañará aún más el país. O bien desde abajo, con una revuelta popular, un motín. Y no me refiero a soluciones de guerra civil, aunque algunos parezcan no querer olvidar su derrota en una reciente que sufrió toda España. O bien elecciones libres, y que vuelva el normal sentido común. Porque la anormalidad siempre caduca.
«El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones…», artículo 56 de nuestra Constitución.
El funcionamiento de la Fiscalía dejó de ser regular hace siete años, pero el procesamiento del fiscal general —que hace que en los primeros días de noviembre se siente él y todos y cada uno de los fiscales en el banquillo dado el carácter jerárquico de la institución—, ha convertido la permanencia en el cargo como fiscal general del Sr. García Ortiz en un funcionamiento absolutamente NO regular de la institución, que es obligado moderar. («Ajustar o arreglar algo», Diccionario RAE).
El Sr. García Ortiz es hoy una bomba, cebada por algunos interesados en desprestigiar, prostituir nuestra democracia. El Rey puede y debe, conforme al artículo 56 Constitución, desactivar esta bomba y que el Sr. García Ortiz no siga como fiscal general ni un día más.
¿Y cómo deja de ser el Sr. García Ortiz fiscal general? Desde el mayor de los respetos: este ciudadano no osa, ni se le ocurre atreverse a decir al titular de la Jefatura del Estado cómo debe cumplir su deber constitucional de moderar el funcionamiento regular de las instituciones. Por favor. Con todo respeto.