The Objective
Juan E. Iranzo

La economía mundial se desacelerará en 2026

«La UE tiene el menor potencial de crecimiento de las economías desarrolladas. Los altos costes laborales, fiscales y medioambientales lastran su avance»

Opinión
La economía mundial se desacelerará en 2026

Ilustración de Alejandra Svriz.

La economía mundial, según el FMI ha acelerado su crecimiento durante el primer semestre de este año hasta el 3% para el conjunto del 2025. Los bajos precios del petróleo y la reducción de los tipos de interés explican este crecimiento a pesar de los conflictos bélicos y de los aranceles al comercio mundial.

Mirando a futuro, es previsible que los efectos negativos del proteccionismo se manifiesten con mucha mayor intensidad el próximo año; lo que provocaría la desaceleración de la economía internacional en el año 2026.

La enorme deuda en circulación, que se ha incrementado en un 35% desde la pandemia de la covid, es un gran obstáculo a una reducción más intensa de los tipos de interés por parte de los bancos centrales.

Por suerte, los precios del petróleo se mantendrán bajos. La OPEP es consciente que cuando ha bajado significativamente las cuotas de producción de petróleo de sus miembros y los precios de éste se han elevado por encima de los 80 dólares el barril, se ha producido una importante desaceleración de la mayoría de las economías del mundo. Esto ha provocado la reducción de la demanda de petróleo, lo que ha penalizado a los países exportadores que se han tirado piedras contra su propio tejado.

Según el FMI la economía de Estados Unidos puede crecer tan solo un 1,8% este año y un 1,5% el próximo, lastrada por los todavía elevados tipos de interés de la Reserva Federal norteamericana y de sus bonos a largo plazo, y por los efectos perversos de los aranceles. Estos penalizan fundamentalmente al país que los establece, generando inflación, pérdida de competitividad de su economía, reducción de las exportaciones y consecuentemente también del crecimiento del PIB y del empleo.

«EEUU padece un grave desequilibrio fiscal, con un déficit público que superará el 7% del PIB y una deuda de más del 120%»

Estados Unidos padece un grave desequilibrio fiscal, con un déficit público que superará el 7% del PIB y una deuda de más del 120%. Los costes financieros que genera la deuda superan el billón de dólares al año; mayores que los gastos en Defensa, que este año han sido de 916.000 millones de dólares. Es también cierto que la inversión en Defensa puede favorecer el crecimiento y la recaudación fiscal, y con ello la reducción de los impuestos directos, especialmente el de sociedades.

Es preocupante la desaceleración en la creación de empleo. La economía norteamericana ha pasado de generar 137.000 empleos de media mensual entre julio del 2024 y junio de 2025, a tan solo 54.000 mensuales en los últimos meses. La política migratoria del presidente está reduciendo la disponibilidad de mano de obra, lo que puede explicar la realidad presente de su mercado laboral. Los costes laborales crecen y el paro se mantiene muy bajo, alrededor del 4% de la población activa. La falta de acuerdo en el Congreso para aprobar un nuevo Presupuesto del Estado provocó la paralización de una gran parte de la administración, con lo que una gran cantidad de empleados públicos se han incorporado al paro, lo que se reflejará en los próximos datos de empleo.

La política energética y la fiscal de Trump favorece claramente el dinamismo empresarial, sin embargo, aunque los aranceles impulsan una cierta relocalización industrial en EEUU, sus efectos inflacionistas pueden intensificar la desaceleración de la economía norteamericana.

Este proceso explica las bajadas del tipo de interés por parte de la FED, y el freno al adelgazamiento de su balance, a pesar de la elevación de la inflación al 2,9% en septiembre y de la debilidad del dólar.

«China también está moderando su crecimiento, que puede pasar del 4,9% este año al 4,4% el próximo»

China también está moderando su crecimiento, que puede pasar del 4,9% este año al 4,4% el próximo, o incluso este puede ser inferior por los problemas externos e internos que le acechan. La guerra comercial perjudica enormemente sus exportaciones y encarece sus importaciones. El gigante asiático padece un grave problema de sobreendeudamiento tanto público como privado, lo que reduce significativamente su capacidad futura de inversión.

También padece una profunda crisis inmobiliaria por el exceso de oferta sobre la demanda, lo que ha provocado una importante caída de los precios. Estas incertidumbres están provocando una atonía del consumo interno, que no termina de comportarse con suficiente dinamismo, como para poder sustituir al sector exterior como motor de crecimiento.

La Unión Monetaria Europea es la zona con menor potencial de crecimiento de las economías desarrolladas del mundo. Los altos costes laborales, fiscales y medioambientales están lastrando su capacidad presente y futura de avance, que además se encuentra penalizado por el desequilibrio de las cuentas públicas en algunos de los grandes países. Las prohibiciones e imposiciones de la Agenda 2030 están penalizando la competitividad europea, fundamentalmente de los sectores agrario e industrial.

Alemania ha pasado de ser la locomotora de Europa a representar actualmente un importante lastre. Los altos costes energéticos como consecuencia del cierre de las centrales nucleares, y la incertidumbre de su industria del automóvil por la limitación temporal a la producción del motor de combustión, son algunas de las razones que han provocado una recesión en este país durante los dos últimos años y que para este tan solo se prevea un crecimiento del 0,3%; si bien la crisis industrial podría provocar incluso una nueva recesión en este país; a pesar de las inversiones en defensa e infraestructuras.

«Francia también se encuentra en una grave situación que limitará el crecimiento del PIB a tan solo el 0,6% en 2025»

Francia también se encuentra en una grave situación que limitará el crecimiento del PIB a tan solo el 0,6% en 2025. Padece un déficit público que representa el 6% del PIB y una deuda que supera el 113% del mismo, por lo que debe reducir rápidamente el desequilibrio de sus cuentas públicas para evitar el colapso. La alta presión fiscal hace imposible la elevación adicional de los impuestos, por lo que el ajuste se debe realizar mediante la reducción del gasto público. Sin embargo, los sindicatos franceses y una parte de la población no se enfrentan a los problemas, sino que tratan de eludirlos, lo que los agrava mucho más.

Parecía muy lógico el programa del ex primer ministro Bayrou de reducir el gasto público en 42.000 millones de euros y eliminar dos días de fiesta para incrementar la productividad. La resistencia a estos cambios provocó su salida del Gobierno por haber perdido una moción de confianza. Asimismo, el actual primer ministro Sébastien Lecornu ha frenado irresponsablemente la reforma del Sistema Público de Pensiones, consistente fundamentalmente en retrasar la edad de jubilación de los 62 años a los 64. La situación sociopolítica y económica del país galo es insostenible.

Los dos principales países de la UEM se encuentran en una encrucijada a la que no se están enfrentando adecuadamente. Las leyes económicas son implacables a largo plazo. Resulta imposible oponerse a estas y evitar sus efectos, por mucha presión social que se imponga.

En definitiva, la economía internacional se enfrenta a un complicado 2026. La realidad es muy tozuda.

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