Un socialista en América
«El rechazo de una buena parte de los neoyorquinos a la derecha de Trump, la de la libertad sin impuestos, ha tenido mucho que ver con el éxito de Mamdani»

Zohran Mamdani, recientemente elegido alcalde de Nueva York.
Zohran Mamdani, un socialista, ganó las elecciones en Nueva York. Todo es posible en América, incluso que un inmigrante nacido en Uganda y emigrado a USA, al grito de «tax de the rich» (más impuestos para los ricos), consiga la más ambicionada alcaldía del capitalismo. Muchísimo habrán de pagar los ricos para conseguir, como ha prometido el «socialista-demócrata», congelar los alquileres, además de sanidad y autobuses gratis para todos. Antes de la elección era muy criticado, incluso por los suyos, pero hoy es recibido en las calles como una estrella. En cuanto aparece, el pueblo le canta un Volaré customizado: «Mam-dan-í. Oh, oh, oh, oh». Pero en vez de azul, el antes músico de rap y activista de la vivienda, se pinta de rojo.
El rechazo de una buena parte de los neoyorquinos a la derecha de Trump, la de la libertad sin impuestos y el hacerse a uno mismo, ha tenido mucho que ver con el éxito de Mamdani. El político, que habla sin miedo al ridículo del próximo «triunfo de la clase obrera» y jalea los «Viva Palestina Libre» de sus seguidores, ha sacado mayoría absoluta (51%). Curiosamente, la muy americana urbe del libre comercio alberga la mayor comunidad judía fuera de Israel, el 12% de la población de Nueva York, casi un millón de personas. Otro millón reside en su área metropolitana. Entre ellos gustan poco las ideas del «comunista». Así le llaman, al verle pasear por Brooklyn.
El nuevo alcalde, de padre musulmán y madre india, emigró con siete años a Estados Unidos. Mahmood Mamdani, su dad, es un académico expulsado de Uganda durante el siniestro mandato del dictador Idi Amin; la madre es una conocida cineasta con premios internacionales. Les ha ido bien. Más que obrera, es una familia culta que inculcó al hijo la importancia de la solidaridad y el pan para todos. No es poca cosa en un país donde 42 millones de personas (uno de cada ocho americanos) reciben subsidios para comida financiados por el Gobierno Federal.
Durante este mes de noviembre y debido a la falta de acuerdo entre partidos para aprobar el presupuesto, el Gobierno de Donald Trump anunció que se iba a dejar de financiar el 50% del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP). También se suspendió, sin empleo ni sueldo, a millones de funcionarios federales de la noche a la mañana. Estados Unidos no se asemeja a la España de Sánchez, donde todo sigue igual haya o no acuerdo presupuestario.
Aquí me tienen ustedes en el otro extremo, en Texas, haciendo de abuela e intentando comprender el nuevo mundo de mis hijos inmigrantes temporales. En EEUU, conviven sociedades bien distintas. «También en nuestro Estado», señalaba ayer el Houston Chronicle, «muchos habitantes comen gracias a los vales que reciben mensualmente para gastar en supermercados y mercados de agricultores». En todas partes, los pobres necesitan ayuda.
«Al político neoyorquino, de 34 años, los líderes del Partido Demócrata le desestimaron por inexperto e izquierdista»
Al político neoyorquino, de 34 años de edad, los líderes del Partido Demócrata le desestimaron por inexperto e izquierdista; creían que ganaría la alcaldía algún demócrata liberal o, como mucho, un suave socialdemócrata. El establishment apostaba por el independiente Andrew M. Cuomo, también conocido como «el príncipe de las tinieblas», un cincuentón metido en líos judiciales de todo tipo. Confiaban en sus viejas raíces italianas y en que es hijo de Mario Cuomo, carismático alcalde de NY en los ochenta y noventa. Pero los italianos ya no cotizan al alza, mientras que asiáticos y árabes siguen llegando, al igual que los latinoamericanos.
«Nueva York», explica Mandani en cada mitin, «seguirá siendo una ciudad de emigrantes, construida por inmigrantes y liderada por un inmigrante». En todo momento, ha desestimado las críticas de su partido, asegurando que los viejos líderes demócratas «son poco imaginativos». El primer alcalde musulmán de NY no oculta su fe ni tampoco sus creencias radicales. Forma parte de los Demócratas Socialistas de América (DSA) y suele explicar que su modelo de político es Martin Luther King, el que tuvo un sueño y, poco después, fue asesinado. Mis vecinos tejanos dicen que en el DSA solo hay activistas y extremistas.
Mamdani sueña y, como tiene una sonrisa espléndida, además de cantar bien, es recibido por su público como un Beatle. En cuanto lo ves por la pantalla, te dan ganas de cantarle aquello de «Viva la gente, la hay donde quiera que vas; viva la gente, es lo que nos gusta más». ¿Se acuerdan de aquel grupo de chicas y chicos rubios, altos, católicos y nacidos en Pensilvania que estaban a favor de un mundo nuevo? Vinieron a España en 1969 y fui a verlos; quise irme con ellos a ver mundo, pero no me dejaron.
«El socialista tendrá que administrar 116.000 millones de dólares y dirigir a 300.000 trabajadores municipales»
Los medios americanos de línea plural, como el New York Times, han convertido a Mamdani en «el hombre de la hora», aunque advierten que sus propuestas van a necesitar de mucha inversión pública. ¿Dónde la encontrará? Todos se lo preguntan. Se apuntan subidas en los impuestos sobre la vivienda o en el IVA local, en una ciudad que ya es la más cara del país y una de las más caras del mundo
El socialista tendrá que administrar 116.000 millones de dólares y dirigir a 300.000 trabajadores municipales, pero el mayor reto es con uno de sus vecinos. El presidente Trump, nacido y crecido en la City, donde tiene grandes propiedades, se ha tomado mal su llegada. Incluso ha amenazado con retirar fondos federales al ayuntamiento y desplegar al Ejército para garantizar la seguridad en sus calles.
Mandani, por ahora, vive su momento dulce. El fin de semana estuvo en Puerto Rico con lobistas, políticos demócratas y demás especies. Objetivo: hacerse selfies, beber mojitos y darse abrazos poselectorales. Hizo una pausa para rezar en una mezquita de San Juan, pero ya no dijo ni mú sobre la «liberación de Palestina». Que Dios misericordioso reparta suerte. God Bless America.