La corrupción jodió el Año Franco
«La trama de robo, indignidad y degradación institucional ha explotado cuando la banda de Sánchez quería usar el aniversario como una trinchera contra la derecha»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Justo los días que Pedro Sánchez pensaba alardear de antifranquismo sobrevenido, la corrupción le estalla en su cara. A las vergüenzas de Ábalos, Koldo y Santos Cerdán se ha unido la condena del fiscal general del Estado. Cuatro de sus hombres han caído combatiendo contra la democracia, la dignidad, la honradez y el Estado de derecho. En esta circunstancia es imposible que Sánchez haga un discurso contraponiendo su gestión al franquismo. Y no es porque Franco sea loable, que no lo es, sino porque el presidente es una calamidad, es el jefe de los corruptos, es quien ha degradado las instituciones democráticas.
El sanchismo ha saboteado su «Año Franco» por su propia naturaleza. Era imposible que acabara bien un proyecto pensado para enriquecerse ilegalmente desde antes de la moción de censura de 2018, capaz de pactar con partidos indeseables, y que colonizaba el Estado para violar el Derecho y quedar impunes. Esta enorme trama que unía robo, indignidad y degradación institucional tenía que explotar, y lo ha hecho cuando la banda de Sánchez quería usar el 50 aniversario de la muerte de Franco para cavar una trinchera contra la derecha.
Han fracasado en su programa de propaganda soez y partidista sobre el franquismo, haciendo que tanta tergiversación desbarate una buena ocasión. Podría haber sido el año para recordar a una sociedad triunfante y madura que supo pasar en paz de una dictadura a una democracia. Sin embargo, el sanchismo hizo lo propio de un gobierno autoritario: se apropió de los fondos públicos y de las instituciones para tomar el pasado y hacer política partidista. Elaboraron un relato solo con las brutalidades de la dictadura, orillando los aciertos de la época. Quisieron esconder a los protagonistas de la Transición para construir un discurso frentista y revanchista, en lugar de uno orgulloso y equilibrado. Se decidieron por la oscuridad, y han caído en ella.
La corrupción económica y de las libertades que pretendían señalar de Franco —que existieron, evidentemente— han quedado en un segundo plano frente a la corrupción que rodea a la familia de Sánchez, y a sus hombres de confianza. Esto sin contar que ya se habla de financiación ilegal del PSOE. ¿Cómo pueden tener la desfachatez de hablar de la «familia Franco S.A.» y de amaños en las adjudicaciones públicas durante el franquismo, después de conocer la comisión ilegal del 2% que exigían Santos Cerdán y compañía?
«Hemos pasado de Carmen Polo a Begoña Gómez; de Martínez-Bordiú, el ‘yernísimo’, a David Sánchez, el ‘hermanísimo’»
Querían exhibir a Sánchez y a su PSOE guerracivilista —no al de Felipe González, que fue conciliador— como heredero del antifranquismo, y han fracasado. Pretendían referirse a El Pardo y al Pazo de Meirás como centros de corrupción, y ahora todos miramos a Moncloa y Ferraz con esos ojos. Hemos pasado de Carmen Polo a Begoña Gómez; de Martínez-Bordiú, el «yernísimo», a David Sánchez, el «hermanísimo» con chirimoyas. Pensaban hablarnos mal de los políticos del Movimiento Nacional, y ahí tenemos a los Patxi López, Óscar Puente y demás escombros como representantes de un partido negligente y guerracivilista en vertiginosa decadencia intelectual.
¿Es la maldición del dictador? Algunos dicen que desde que Sánchez decidió sacar el cadáver de Franco del Valle de los Caídos, todo le ha ido mal. No lo creo. El presidente y los suyos manipularon las elecciones primarias que ganaron en 2017, orquestaron la red de corrupción antes de la moción de censura de 2018, y pensaron pactar con los indeseables de la extrema izquierda, los golpistas y los herederos de ETA con mucha anterioridad. De hecho, el último PSOE responsable echó a Sánchez en octubre de 2016 por esta razón. Los sanchistas han recibido lo que han sembrado. No ha hecho falta que, como escribió Vizcaíno Casas, ningún tirano resucitara. Se lo han jodido ellos solos.