La democracia es él
«Sánchez tiene licencia para todo: para pactar con el enemigo ideológico, para hacer la vista gorda con los depredadores sexuales, para ejercer un feminismo ‘fake’»

Ilustración de Alejandra Svriz.
Como la democracia solo está a salvo con él, el presidente del Gobierno tiene licencia para todo. Licencia para pactar con el enemigo ideológico e incluir en su bloque presuntamente progresista a un partido cada vez más ultraconservador como Junts, que ha dado sobradas muestras de su xenofobia, tradicionalmente dirigida a los catalanes no independentistas y, azuzado por la competencia a la extrema derecha que representa Alianza Catalana, hoy también contra los inmigrantes. Un pacto del PP con Vox es intolerable, pero no el del PSOE con los neocovergentes por muy xenófobos que estos sean. Sacar adelante su agenda progresista, dicen, justifica los medios. Es su manera de acallar la conciencia de sus votantes. Y, a juzgar por el porcentaje de entre un 26% y 28% de ciudadanos que, según dicen las encuestas, votaría al PSOE en el caso de unas elecciones generales, les funciona.
Licencia para practicar el doble rasero. ¿Que Cataluña es la comunidad autónoma que más dinero de España destina a la partida de conciertos con los hospitales privados? El 22,7% del total de su gasto sanitario frente al 11% que destina la Comunidad de Madrid, según los últimos datos del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS). Eso no ha de ser motivo de alarma. Al fin y al cabo, allí gobierna uno de los suyos, Salvador Illa. No es lo mismo que si lo hiciera el PP. Y qué te voy a contar si se trata de la rival política número uno de Sánchez, Isabel Díaz Ayuso. Entonces, ese gasto representa una amenaza para la supervivencia del sistema público de salud y hay que echarse a las calles y denunciarlo un día sí y otro también.
Licencia para hacer la vista gorda con sus depredadores sexuales. Y es que tampoco hay que exagerar con el caso de Paco Salazar. Ya se ha perdido perdón por no arropar a las víctimas de sus abusos. Que sus denuncias se borraran se debió a un fallo informático. No quieran presionar ahora al presidente para el PSOE denuncie ante la Fiscalía a quien era hasta ayer su amigo y colaborador de máxima confianza. Denle un respiro. Las incesantes traiciones de su círculo más íntimo están siendo muy dolorosas. Tanto que se ha visto obligado a sostener que conocía superficialmente a sus allegados José Luis Ábalos —en particular su faceta más disipada en el ámbito privado— y Santos Cerdán. ¿Ahora Paco? ¡No me fastidies!
Licencia para ejercer un feminismo fake. Si el Gobierno ha sabido superar la crisis del fallo de las pulseras antimaltrato que dejó desprotegidas a más de 5.000 mujeres durante varios meses y ya ha conseguido que no se hable apenas de las 1.233 rebajas de pena y de las 126 excarcelaciones de condenados por delito sexual a raíz de la ley del solo sí es sí, lo del ex secretario general de Coordinación Institucional en Moncloa y hombre clave para que Sánchez recuperara la secretaría general del PSOE, la crisis abierta ahora por este escándalo seguramente se podrá sortear también.
«¿Qué quedará de nuestra democracia tras dos años más de sanchismo?»
Por eso, conviene insistir en que el verdadero peligro para la seguridad de las mujeres está en aquellas comunidades donde gobierna el PP, especialmente en aquellas donde ha pactado con Vox. No importa si en Cataluña se han triplicado las violaciones en los últimos cinco años y concentra el número más alto de agresiones con penetración por 100.000 habitantes (16,5 frente a 4,4 de Castilla-León, 4,2 de Extremadura o 7,6 de Madrid), según los últimos datos del INE.
Puede que esa estadística no corrobore las tesis del Gobierno, pero pongamos entonces el foco en la crisis reciente abierta en Andalucía por la mala gestión de los cribados del cáncer de mama. Puede que la Junta presidida por el popular Juanma Moreno haya tomado medidas, como la dimisión de la consejera de Salud y la activación un plan de acción para reforzar los programas de cribado, pero es necesario mantener la alarma social. De ahí la decepción porque la denuncia presentada por Amama (Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama), alentada por la ministra de Sanidad, Mónica García, en la que se acusaba a la Junta del falso borrado de las mamografías haya sido archivada por la Fiscalía de Sevilla por no encontrar indicio de delito de descubrimiento o revelación de secreto. Fue la avalancha de peticiones la que provocó que el sistema dejara de funcionar.
Y, por último, licencia para perpetuarse en el poder. A pesar de la corrupción, de la crisis institucional, de la falta de una mayoría parlamentaria y de la ausencia de presupuestos generales del Estado por tercer año consecutivo, el presidente del Gobierno no puede permitirse el lujo de convocar elecciones y dar la palabra a los españoles para salir de esta parálisis y frenar el deterioro institucional. Las encuestas indican que hay un elevado riesgo de que los ciudadanos elijan mal y voten a la derecha. En esas condiciones, no interesa que haya una alternancia en el poder. Porque eso, piensan Sánchez y sus seguidores, podría acabar con la democracia en España. Por ello debe mantenerse en el poder a toda costa. Aunque eso suponga seguir atacando la separación de poderes y desmantelando el Estado de derecho. ¿Qué quedará de nuestra democracia tras dos años más de sanchismo? Que nadie se alarme. ¡La democracia es él!